jueves, 5 de abril de 2012

CON EL CORAZÓN ROTO 145

Jack regresó a su casa con paso cansado.
Repasó mentalmente su vida actual. Su esposa le estaría esperando. Sintió un pinchazo en el pecho. Era un egoísta. Pensaba sólo en Olivia. Y se sentía culpable cada vez que acudía a su cabeza el recuerdo de Danielle.
¿Por qué no hizo caso a Dick? Su hermano le decía que Danielle no era la mujer que le convenía. Aquella estirada señorita no servía para vivir en Streetman. El tiempo acabó dándole la razón. Por supuesto, Jack nunca lo admitiría ante Dick. ¿Qué le podía decir? ¿Me equivoqué? ¿Tenías razón? Era lo que su hermano estaba deseando oír.
Sus pasos eran lentos y pesados. Lo último que quería era ver el rostro de Danielle. La expresión sonriente y triste a la vez de su cara...Sus ojos cargados de preguntas...La mirada que le dirigía Danielle solía ser acusadora. Lo sabe, pensó Jack. Podía negar cualquier cosa. Danielle no tenía pruebas. Pero no sería capaz de mentirle. Si ella le preguntaba por Olivia...¿Qué podría decir Jack? ¿Sería capaz de mirar a su mujer y de mentirle?
Una y otra vez, su mente regresaba al mismo lugar. Con la hermosa Olivia.
La amaba. Quería dejarlo todo por estar con ella. Había nacido para amarla. Pero le faltaba valor para dar el primer paso e iniciar una vida en común con Olivia. Dejar a Danielle.
Ése era el paso que Jack tenía que dar.
Hacía mucho que conocía a Olivia. Sin embargo, hasta hacía cosa de unos tres años no se había dado cuenta de lo que le había pasado. Ya no era una niña. Había crecido. Y era una mujer.
Fue una mañana. Hacía Sol. Él y Olivia sacaron a pastar al ganado. La joven se echó a reír de un modo maravilloso. A entender de Jack.
-¿Por qué te estás riendo?-le preguntó.
Olivia se encogió de hombros. El sombrero se le cayó hacia atrás. Llevaba suelto su cabello caoba. El viento lo agitaba. Jack se quedó sin aliento. Parecía que alguien (la propia Olivia) le había propinado un puñetazo en el estómago. La muchacha parecía una diosa. Una diosa sacada de uno de los libros que tenía Kimberly de Roma.
-No lo sé-respondió Olivia-Es por muchos motivos. Hace un día precioso. El ganado está tranquilo. ¿Sabes que anoche nació un ternerillo? ¡Es muy mono!-Sonrió.
Y tú eres bellísima, pensó Jack.
-Ya lo veré cuando regresemos-dijo.
Guardó silencio. No se podía creer lo que había pensado. Pero...Algo cambió en su interior aquel día. Empezó a mirar a Olivia de otra manera.
Durante los días siguientes, estuvo pensando en Olivia. Danielle le notaba distraído. Le preguntaba cómo le había ido en el rancho. Jack no sabía qué responder. No hablaba. Se encogía de hombros. Besaba de forma distraída a Danielle. Y hablaba con monosílabos.
Ahora, todo era distinto. Había besado muchas veces a Olivia. Y los dos estaban sumidos en un Infierno de amor y de culpa.

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