martes, 30 de septiembre de 2014

EN LA ISLA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi relato En la isla. 
Es un fragmento corto, pero intenso.
Espero que os guste.

                               La actitud de Phoebe tenía algo desconcertada a Meredith. Cuando regresó de su encuentro con Gabriel, encontró con que su hermana mayor se había encerrado en su habitación. Lily y lady Honora le informaron que lo único que hacía Phoebe era llorar sin parar.
-No quiere hablar con nadie-le explicó lady Honora-Ha salido a pasear sola sin llevarse a vuestra doncella. Y ha regresado llorando.
                            Meredith intentó entrar en la habitación de Phoebe, pero se encontró la puerta cerrada con llave.
-¡Vete!-gritó Phoebe desde dentro-¡No quiero hablar contigo! ¡No quiero hablar con nadie!
                              La joven pasó un día y medio encerrada en su habitación.
                              Ni siquiera quiso salir a comer.
                              Meredith intentó hablar varias veces con su hermana. Lo único que deseaba hacer era ayudarla. Pero se topó con el silencio de Phoebe.
                              Sólo podía escuchar el llanto desesperado de la joven. Poco imaginaba Meredith que Phoebe ya lo sabía. Se había enterado de su relación secreta con Gabriel. Lo que le pasaba a Phoebe era que tenía el corazón destrozado. No sólo porque su amor por Gabriel no era correspondido. Era porque sabía que Meredith era la mujer a la que su amado realmente amaba. Y no sabía qué hacer. La lealtad y el odio luchaban en su corazón.
                             Pero no podía odiar a Meredith.
                             Era su hermana menor.
                             Era la única que deseaba ayudarla. Phoebe entendía que no podía casarse con lord Kirkcaldy.
                             ¡Era una locura!
                              Aquella noche, Gabriel volvió a colarse por la ventana de la habitación de Meredith.



                              Tenía muchas ganas de ver a Meredith. De estar con ella.
                             Los dos sentían que aquellos encuentros furtivos ante la vieja fortaleza no eran suficientes. Ni siquiera cuando Gabriel se colaba por la ventana de la habitación de Meredith.
                             Al verle entrar en su habitación, el corazón de la joven empezó a dar saltos de alegría.
                             Se abrazó con fuerza a Gabriel. Se susurraron palabras de amor. Se fueron despojando el uno al otro de sus ropas.
                              Cayeron sobre la cama al tiempo que se besaban de manera apasionada. Se abrazaron con fuerza. Los labios de Gabriel recorrieron el cuello de Meredith. Llenaron de besos cada centímetro de su piel.
                            Ajenos a todo...
                            Ajenos al llanto de Phoebe...Ajenos al dolor de Phoebe...


lunes, 29 de septiembre de 2014

EN LA ISLA

Hola a todos.
En esta semana, entramos en la recta final de En la isla. 
Quedan siete trozos para que conozcamos finalmente lo que va a pasar. ¿Podrá Phoebe escapar de un matrimonio no deseado? ¿Y qué ocurrirá entre Meredith y Gabriel?
¡Vamos a descubrirlo! 
El fragmento de hoy es bastante corto. Pero es muy intenso. 

                             Hacía mucho tiempo que Phoebe no salía a pasear ella sola.
                             En los últimos tiempos, solía acompañarla en sus paseos su doncella. La última vez que salió sola fue cuando acudió al encuentro con Gabriel en el antiguo fuerte. Y regresó a casa con el corazón destrozado. 
                             El recuerdo de Gabriel hería a Phoebe. 
                             Sus pasos la llevaron hasta el antiguo fuerte. 
                              El corazón de Phoebe empezó a latir de manera acelerada. 
                              Gabriel, pensó. 
                              Gabriel se encontraba allí, ante el antiguo fuerte. 
                              Podía reconocer en cualquier parte su cabello de color castaño, aunque, a veces, parecía que era de color miel. Los dos tenían una edad similar, pero eran inexpertos en las lides amorosas. Podían haber sido muy felices juntos. Su piel suave...Era alto. Era también esbelto, pero estaba bien formado. Era imposible no mirarle. Era imposible no perderse en las profundidades de aquellos ojos de color azul dorado. Sí...Dorado...
                              Phoebe pensó en acercarse a él. Necesitaba hablar con Gabriel. Quería preguntarle si era cierto lo que le había confesado. Quería saber si había otra mujer en su vida. Entonces, vio a una figura que se estaba acercando a él. 
-¡Gabriel!-le llamó. 
                             Phoebe se escondió detrás de un árbol. Reconoció a la joven que se estaba acercando a Gabriel. 
                            Una joven de cabello largo y rubio...De figura esbelta...Phoebe podía adivinar, incluso, el color de sus ojos, que serían de color azul. 
                             ¡No!, pensó con horror. 
                             Asomó la cabeza detrás del árbol. 
-¿Te he hecho esperar?-le preguntó la joven a Gabriel. 
-En realidad, acabo de llegar-respondió él. 
-Tenía que verte. 
                            Dicho esto, los labios de ambos se encontraron en un beso cargado de pasión. 
                            Phoebe contempló cómo el rostro de Gabriel cambiaba cuando aquella joven se acercó a él. Cómo su mirada se tornaba radiante. Una mirada cargada de amor...
                           Había tanto amor en el rostro de Gabriel cuando ella llegó que a Phoebe le dolió mirarle. Porque era la confirmación de que Gabriel nunca había estado enamorado de ella. No podía seguir negándose a admitirlo. Lo había visto con sus propios ojos. 
-¿Has recibido ya la contestación?-le preguntó ella. 
-De eso te quiero hablar-respondió Gabriel. 
                         Phoebe no quería seguir escuchando. Procuró alejarse de allí sin ser vista. Las lágrimas rodaban sin control por sus mejillas. Gabriel estaba enamorado de Meredith. 
                          Gabriel amaba a Meredith. 

 

                           Se secó las lágrimas de un manotazo. No había sido culpa suya hacerse ilusiones.
                           Tampoco había sido culpa de Gabriel, quien había intentado desengañarla. Ni tampoco había sido culpa de Meredith, quien lo único que hacía era protegerla. ¡Cuando debía de ser al revés!
                            Ver a Gabriel abrazando a Meredith. Besando a Meredith.
                            Le había hecho ver las cosas de otra manera. 

sábado, 27 de septiembre de 2014

EN LA ISLA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi relato En la isla. 
Siguen los preparativos de la boda de Phoebe con el vizconde de Kirkcaldy. Y aquí tenemos una buena muestra de lo que está por venir.

                         El vestido de novia de Phoebe ya estaba terminado. La joven acudió aquella tarde a recogerlo a casa de la modista acompañada por Lily y por Meredith.
-¡Dios mío!-exclamó Lily al ver el vestido de novia de su prima.
                          Era de color blanco. La cintura del vestido era alta. Y su escote era cerrado. La ayudante de la modista le mostró el velo de tul que cubriría su rostro.
                          Entusiasmada, Lily le dio un beso a Phoebe en la mejilla.
                          La sangre se había ido del rostro de la joven. Meredith pensó que su hermana estaba a punto de desmayarse. Sólo Dios sabía en qué estaban pensando sus padres cuando decidieron comprometerla en contra de su voluntad con lord Kirkcaldy.
-¿No te gusta el vestido, prima?-la interrogó Lily-¡Mira! ¡Es precioso! A mí me gustaría tener un vestido de novia parecido a éste. ¡Es de color blanco! ¡Vas a parecerte a la Emperatriz Josefina cuando vayas al Altar! ¿No te gusta?
-Saque una silla-le pidió Meredith a la modista-Mi hermana necesita sentarse.
                         La modista sacó una silla de la salita de estar.
                         Meredith y Lily ayudaron a Phoebe a sentarse.
                         En opinión de las dos hermanas, todo estaba ocurriendo demasiado deprisa.
                          Le faltaba la respiración a Phoebe.
-¡No puedo hacerlo!-sollozó la joven-¡No puedo hacerlo!
                          Rompió a llorar. No podía casarse con un hombre al que no amaba y del que sabía que jamás la amaría. Y Gabriel no había podido corresponder al amor que ella le profesaba. Un amor puro y devoto...Él amaba a otra mujer.
-Phoebe, Gabriel te va a ayudar-le aseguró Meredith-Él tiene un plan para ayudarte a escapar. No tienes que seguir adelante con esta locura. Si ése es el deseo de nuestros padres, ¡allá ellos! Eres libre. Puedes decidir con quién quieres estar. ¡No lo hagas, hermana!
-¿Es que piensas ayudar a Phoebe a huir?-se escandalizó Lily.
-Ni una palabra de esto ni a padre ni a madre. No has oído nada.
-¡La encontrarán!
                             Phoebe casi no escuchaba a su hermana menor y a su prima discutir. Tan sólo había oído decir a Meredith que Gabriel estaba pensando en ayudarla a escapar. Pero no huiría con ella a Gretna Green. La llevaría lejos a un sitio donde la escondería.
-No me quiere-se lamentó Phoebe.
                           Meredith sintió dolor al ver a su hermana mayor tan hundida.



                              Gabriel quería a Phoebe como a una hermana menor.
                              Por eso, iba a ayudarla a huir de aquel insensato matrimonio.
                              La culpa y la dicha estaban sosteniendo una dura pelea en el corazón de Phoebe.
                             Era feliz porque Gabriel también la amaba. Sentía remordimiento porque Phoebe se moría de amor por él. Y le destrozaba ver a su hermana mayor tan hundida.
                              Tan mal...
                              La abrazó con fuerza.
-Tienes que hacer caso a Gabriel en todo lo que te diga-exhortó a Phoebe-Pronto, vendrá a buscarte. Te llevará a un sitio donde estarás a salvo. Todo saldrá bien.
-¡No funcionará!-protestó Lily.
-No podré hacerlo-se asustó Phoebe-Tengo mucho miedo. Y no sé si quiero ver a Gabriel. Él...
                          Meredith le acarició con cariño el cabello. Phoebe estaba temblando. Lily miró a la modista y a su ayudante. No parecían darse cuenta de lo que estaban pasando. Estaban hablando de telas. De medidas...De vestidos...
-A su modo, Gabriel te quiere mucho-dijo Meredith-Y se preocupa por ti. Desea que seas feliz. Te ayudaremos a huir para que seas feliz. Y Mary Therese no dirá ni una palabra de esto. ¿Verdad, Mary Therese?
                          Se estaba refiriendo a Lily usando deliberadamente su odiado verdadero nombre. La joven ardía de rabia. En su opinión, Phoebe y Meredith estaban actuando como un par de tontas. Phoebe iba a echar a perder un ventajoso matrimonio. Y Meredith la estaba ayudando en aquel alocado empeño.
-¿Verdad, Mary Therese?-insistió Meredith usando un tono de voz más duro.
                          Lily asintió.
                          No reconocía a Meredith. Su prima menor siempre había sido una especie de criatura delicada. Dócil...Pero se había rebelado. Era más rebelde de lo que había sido Phoebe. Le daba miedo. Podía cometer alguna locura aún mayor que todas las locuras que Phoebe había cometido en el pasado.
-Verdad...-masculló Lily.
-Nos vas a ayudar-añadió Meredith.
-Os ayudaré.
-De acuerdo...No le dirás ni una sola palabra de esto a nuestros padres. Mantendrás la boca cerrada. Recuérdalo. Te quiero mucho. Pero Phoebe es mi hermana. Y mataría por ella. ¿He sido clara?
-¡Meredith!-sollozó Phoebe-¡Por Dios!
-Has sido muy clara, Merry-asintió Lily.
-Bien...-sonrió Meredith.
                        Depositó un beso en la frente de Lily.
                        Por suerte, Phoebe no tuvo que probarse el vestido. Habría sido todavía peor. Le aseguró a la modista que estaba convencida de que le quedaba perfecto. La mujer le preguntó el porqué había roto a llorar.
-Son los nervios de la boda-respondió Meredith-Hágase cargo.

                       

viernes, 26 de septiembre de 2014

EN LA ISLA

Hola a todos.
En el fragmento de hoy de En la isla, nos centraremos en la figura de Gabriel.
El joven está preparando la huida de Phoebe.
¡Vamos a ver lo que pasa!

                                Estaré encantada de recibir a esa joven institutriz en mi casa. Me has hablado tan bien de ella que pienso que podría hacer algo con mis hijos. Son unos niños encantadores, pero son un poco traviesos. Me alegro de que vayas a sentar cabeza, Gabriel. Mi hermano sabe Dios cuándo lo hará. Mientras estuviste en el continente, su contingente partió hacia La India. ¡Sabe Dios cuándo regresará! Pasa tanto tiempo fuera que, a veces, siento que soy hija única. 

                            Gabriel leyó la carta que le había escrito lady Ferguson, la hermana mayor de su amigo Alexander.
                             Annette Graham había sido su apellido de soltera. Era, al menos, cinco años mayor que Gabriel. En su primera temporada en sociedad, se casó con el conde de Ferguson. Fue una temporada rápida para ella. Captó la atención del conde en su primer baile. Habían pasado algunos años y Annette vivía en el campo. Había tenido dos hijos varones con el conde. Pero no era ningún secreto que hacían vidas separadas. Annette vivía en la casa solariega de la familia de su marido. Y lord Ferguson se dedicaba a frecuentar a mujerzuelas en Londres.
                          Gabriel estaba en su despacho.
                         Pensó que la pobre Annette había vivido rodeada de irresponsables. Su hermano, el duque de Graham, no se hacía nunca cargo de nada.
                          El nuevo nombre de Phoebe sería Nancy Pembrooke. Y entraría en la casa de lady Ferguson como institutriz de sus hijos.
                          Ésta vivía en Canterbury, en el Estado de Kent.
                          El mayordomo de los Bane entró en el despacho de Gabriel.
-Señor, ha venido una joven-le comunicó-La señorita Leighton...
-¿Cuál de ellas?-quiso saber Gabriel, con el corazón latiéndole a toda velocidad.
-La menor...La señorita Meredith...Pero no se ha quedado. Me ha entregado una nota. Estaba muy nerviosa.
-¿Una nota?
                          El mayordomo le tendió a Gabriel un papel. Estaba mal doblado. Gabriel lo desdobló. Había unas pocas líneas. Se notaba el pulso tembloroso de Meredith al escribir.
-La señorita Phoebe Leighton va a casarse-anunció Gabriel-Con lord Kirkcaldy...Me pide que la ayude a escapar cuanto antes.
-El vizconde de Kirkcaldy es un excelente partido, señor-opinó el mayordomo-No entiendo cómo puede querer huir de él.
-Es Meredith quien me pide ayuda. Conoce demasiado bien a su hermana. Ese matrimonio sería un Infierno para Phoebe. La boda se celebrará en menos de un mes. Hay que darse prisa.
-No le entiendo, señor.
-Yo sé bien lo que me digo.
                            Gabriel se paseó de un lado a otro del despacho.
                            Había que sacar a Phoebe lo antes posible de su casa.
                            Debía de pensar bien la manera de sacarla de allí. Si sus padres la descubrían, no sólo se cebarían con ella.
                             También se cebarían con Meredith por ser su cómplice. Ya no le importaba nada, excepto ayudar a Phoebe porque así ayudaba también a Meredith.
                             También sacaría a Meredith de casa de sus padres. Se casaría con ella. Y Phoebe sería libre.
-Felicítame-le dijo al mayordomo-Voy a casarme.
-¿Va a convertirse en el esposo de la joven Phoebe, señor?-se extrañó el mayordomo-Usted no pertenece a la aristocracia. Y ella va a casarse con el vizconde de Kirkcaldy.
-No pienso casarme con Phoebe. Me voy a casar con Meredith.
-Entiendo.
                             Gabriel bufó.
                             Por algún extraño motivo, todo el mundo había pensado que acabaría casado con Phoebe. De amarla, se habría casado con ella. Pero su corazón ya había escogido.
-Felicidades...-dijo el mayordomo imperturbable.

jueves, 25 de septiembre de 2014

EN LA ISLA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi relato En la isla. 
Un anuncio relacionado con la boda de Phoebe conmociona a las hermanas Leighton.

                                Era la hora de la cena.
                                 Toda la familia estaba reunida en el comedor. Estaban dando cuenta del postre. Unas sabrosas natillas...
-Se me ha cerrado el estómago-se lamentó Phoebe-No creo que pueda seguir comiendo.
-Tienes que comer, hermana-la instó dulcemente Meredith-No quiero que caigas enferma.
-Es normal que estés nerviosa, querida-intervino lady Honora.
-Por mi boda...-masculló Phoebe-Por eso...
                               Iba a casarse con el vizconde de Kirkcaldy. Eso no lo iba a cambiar nadie.
                               A su mente, regresó el recuerdo de su encuentro con Gabriel. Él le había confesado que no estaba enamorado de ella. Que amaba a otra mujer.
-¡Dime quién es ella!-le gritó Phoebe, desquiciada-¡Exijo saberlo!
-No te lo diré-replicó Gabriel con tristeza-Lo siento.
                               Phoebe no escuchó la voz de su padre hablando de lord Kirkcaldy. Su prometido había viajado a Londres. Estaría una larga temporada allí.
                                Meredith frunció el ceño al escuchar aquella noticia. Phoebe pasaría más tiempo en una casa solariega propiedad de su marido sola que en compañía de éste. La tendría abandonada.
                                Lily pareció leer los pensamientos de su prima. La fulminó con la mirada.
-Mis tíos están haciendo lo mejor para ella-le indicó en voz baja-Cuando Phoebe se case, probablemente, me busquen un marido. Y continuarán contigo. Es lo normal.
                               Meredith apretó con rabia la cuchara con la que estaba comiendo su natilla. ¿Acaso Lily se había vuelto loca?
-¡No lo hagas, Phoebe!-le imploró a su hermana.
-¡Meredith!-se escandalizó sir Henry.
                              Phoebe miró con cariño a su hermana menor. Era demasiado tarde, pensó. Ya no había marcha atrás.
                              Se casaría con lord Kirkcaldy y trataría de ser una esposa complaciente.
                              Sir Henry recorrió la mesa con la mirada. Miró a su esposa, a sus dos hijas y a su sobrina.
                              Empezó a hablar con voz ilusionada. Los ojos de Meredith se fueron abriendo cada vez más a medida que iba escuchando las palabras de su padre. Phoebe le cogió la mano a su hermana menor y se la oprimió con fuerza.
-He recibido carta de lord Kirkcaldy, Phoebe-le comunicó a su hija mayor-Ya ha fijado fecha para la boda. Me lo ha consultado. Y yo he dado el visto bueno.
                             Phoebe sintió que se estaba mareando. Meredith miró a su hermana mayor con expresión horrorizada. Entonces, sir Henry dio el golpe de gracia. La boda se celebraría el 23 de septiembre de aquel mismo año.
-Padre...-se asustó Phoebe-Sólo falta un mes. Y...
-Los preparativos de la boda se están acelerando-le informó sir Henry.
-¿No estás contenta, hija?-la interrogó lady Honora-Dentro de un mes, serás la vizcondesa de Kirkcaldy.
                               Phoebe rompió a llorar. Meredith trató de hablar. Pero las palabras no lograron brotar de su garganta. Hasta Lily parecía estar atónita. ¡No podemos perder tiempo!, pensó Meredith.



                           Un rato después, Meredith, Phoebe y Lily subieron las escaleras en dirección a sus respectivas habitaciones.
                            Phoebe se aferró a la barandilla. Pensó que se iba a desmayar.
                            Sería la esposa de lord Kirkcaldy en un mes. Un mes...¡Debía de ser una broma!
-No te casarás con ese hombre-le prometió Meredith con firmeza.
-¿Te has vuelto loca?-se horrorizó Lily-Tío Henry ha tomado una decisión. Y tienes que respetarla.
-Y yo no permitiré que mi hermana sea una desdichada eternamente.
-Déjalo, Merry-le pidió Phoebe-No hay nada que puedas hacer. La decisión está tomada.

martes, 23 de septiembre de 2014

EN LA ISLA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi relato En la isla. 
El día de la boda se está acercando y la visita a la modista son constantes.

                         Después de dos días encerrada en su habitación, Phoebe se vio forzada a tener que salir de su encierro. En realidad, no quería ver a nadie desde su encuentro con Gabriel en el viejo fuerte. No tenía ganas de comer. Lo único que deseaba era morirse. Gabriel no la amaba. Él mismo se lo había confesado.
-Tiene que estar contenta, señorita-trató de animarla su doncella mientras le cepillaba el cabello.
                       Para su estupor, Phoebe rompió a llorar de manera amarga.
-¿Estás lista, querida?-le preguntó lady Honora a Meredith.
                       Encontró a su hija menor sentada al piano interpretando una pieza. Era de Mozart. Réquiem...
-Esa canción es muy triste-opinó lady Honora-No entiendo lo que le pasa a tu hermana.
-No quiere casarse con el vizconde-afirmó Meredith-Eso es lo que le pasa.
                          Meredith, Phoebe y Lily acudieron a ver a la modista junto con lady Honora. Meredith y Lily serían las damas de honor de Phoebe el día de su boda. Había que tomarles medidas para hacerles los vestidos.
-¿Y cuándo será la boda?-le preguntó Lily a Meredith.
                          La joven no respondió.
                          Recordaba cómo Gabriel la había besado el día antes, al amancer. Cuando tuvo que abandonar su habitación si no quería ser sorprendido allí.
                          Por suerte, nadie se despertó. Por suerte, nadie fue a ver si había alguien con ella.
-¿Qué piensas hacer?-le preguntó Meredith a Gabriel cuando se puso su camisón.
-Tengo un amigo-respondió el joven-Su hermana necesita una institutriz para sus hijos. Podemos hacer que Phoebe vaya a vivir a casa de ella en calidad de institutriz.
-Parece una buena idea.
                            Gabriel le dio un beso ardiente a Meredith antes de saltar desde la ventana de su habitación. Cayó de pie en el jardín.
-Puede que la boda no llegue a celebrarse-auguró Meredith.
                           Phoebe tenía una expresión extraña en el rostro. Parecía no ser consciente del lugar donde se encontraba.



                                  Sintió una dolorosa punzada dentro de su pecho al ver el rostro triste de Phoebe. Y quiso pensar que superaría el duro mazazo que le había dado la vida.
                                 Gabriel la ayudará a huir, pensó Meredith. En ese momento, una de las ayudantes de la modista le mostró a Phoebe un trozo de tul. Pensaba confeccionar con él su velo de novia. Phoebe rompió a llorar.
-¿No le gusta?-le preguntó la mujer, asombrada.

lunes, 22 de septiembre de 2014

EN LA ISLA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de mi relato En la isla.
No sé cuándo lo terminaré. Pero sí sé que no lo quiero dejar olvidado.
A partir de ahora, pienso subir un fragmento todos los días hasta que termine.
Y sospecho que le falta poco para terminar.

                          Lady Honora bebió un sorbo de su taza de café.
-No entiendo cómo Phoebe no ha querido salir de su cuarto-se quejó.
                          Lily le dio un mordisco a su tostada untada con mantequilla. Meredith todavía no había probado bocado. Estaba sentada a la mesa del desayuno con su familia.
                         Y Phoebe no había bajado a desayunar.
-Regresó ayer por la tarde de no se sabe dónde y se encerró en su habitación-se extrañó Lily-Lo único que hace es llorar.
-Espero que no haya ocurrido nada entre lord Kirkcaldy y ella-se inquietó sir Henry-¡Sería una locura romper el compromiso a estas alturas! Lord Kirkcaldy quiere fijar ya la fecha de la boda.
-¿Ya se va a celebrar la boda?-preguntó Meredith.
-Tiene que celebrarse algún día, querida-respondió lady Honora-Lord Kirkcaldy quiere casarse ya con tu hermana. Hay todavía que hacer muchas cosas. ¡Ni siquiera tienes un vestido! Después de Phoebe, le buscaremos un marido a Mary Therese. Ya tiene cierta edad. Tiene que casarse.
                          Al escuchar su verdadero nombre, Lily se envaró.
-Con el debido respeto, tía Honora, pero me molesta que me llames así-replicó la joven.
-Es tu verdadero nombre-le recordó la baronesa-Y parece que lo has olvidado. Nunca me gustó ese sobrenombre que te puso tu padre. ¡Es horrible!
                           Meredith sabía lo que había pasado entre Phoebe y Gabriel. Su hermana había ido a encontrarse con él junto al fuerte. Y Gabriel le había confesado que no estaba enamorado de ella.



-Merry es un poco joven como para pensar en matrimonio-afirmó lady Honora-Lo que tiene que hacer es centrarse en Londres.
-Londres...-murmuró Meredith.
-Viajarás a Londres en cuanto se haya casado tu hermana. La hermana de lord Kirkcaldy será tu patrocinadora. Le hemos escrito hablándole de ti. Piensa que podrías causar sensación. Eres la clase de joven en la que se fija un caballero. Eres hermosa. Eres dócil. Posees una dote elevada.
-Mamá...Por favor...No quiero hablar de ese tema ahora. Estoy preocupada por Phoebe.
-Tu hermana está nerviosa. Su boda se acerca.            
               Aquella misma mañana, antes de desayunar, Meredith golpeó la puerta de la habitación de Phoebe. Intentó hablar con ella. Pero su hermana se negó a abrirle la puerta. Lo único que hacía era llorar. Y las lágrimas de Phoebe destrozaron el corazón de Meredith.
-La culpa es mía-pensó la joven.
-Te noto pensativa, querida-observó sir Henry.

                         Nadie salió de casa aquel día.
                         Empezó a llover a partir de las once de la mañana. Estuvo lloviendo hasta que anocheció. Y Phoebe no salió de su cuarto.
                          Lily y Meredith intentaron hablar con ella en varias ocasiones.
                          Phoebe no quería ver a nadie.
                          No quiso comer. Ni siquiera su doncella pudo entrar en su habitación.
                          Lo único que quería Phoebe era llorar. Le habían roto el corazón.
                          Meredith se puso el camisón con la ayuda de su doncella. Unos golpecitos en su ventana llamaron su atención. La doncella acababa de salir de su habitación. Alguien le estaba tirando piedrecitas al cristal.
                           Meredith se acercó a la ventana y abrió el cristal.
                           Se llevó una sorpresa cuando vio a Gabriel abajo.
-Voy a subir-le informó a Meredith.
                         La joven pensó que estaba soñando cuando Gabriel se puso a trepar por la fachada de su casa.
-¿Te has vuelto loco?-le espetó-¡Baja!
                       Gabriel la ignoró. Finalmente, entró por la ventana de la habitación de Meredith. La joven se asustó.
-Me imagino lo que ha pasado-comentó Meredith-Has hablado con Phoebe.
-Le he contado la verdad-admitió Gabriel-No puedo fingir que la amo cuando no es así.
-Le has roto el corazón.
-La ayudaré a huir de su matrimonio con Kirkcaldy. Te he dado mi palabra de que lo haría.
                       Meredith le abrazó. Llenó de besos el rostro de Gabriel.  
                       Él la besó con ternura en los labios.
-¿Y qué vas a hacer?-le preguntó Meredith.
-Déjame que lo piense-respondió Gabriel-He de sacar a Phoebe de casa sin que vuestros padres se den cuenta. Tengo amigos. Conozco a personas que podrían refugiar a Phoebe en su casa durante una temporada. Vuestros padres jamás la encontrarían.
-Eso es lo que quiero. Que ayudes a Phoebe.
                        Gabriel abrazó de nuevo a Meredith. Deseaba ayudar a Phoebe por el amor tan grande que Meredith le profesaba a su hermana mayor.
-Lo que más lamento es haberle roto el corazón a Phoebe-se lamentó Gabriel-Ella me ama. Pero yo no correspondo a ese amor. Sólo le destrozaría el corazón.
-¿Por qué está mal que nos amemos?-le preguntó Meredith con pesar.
-Phoebe lo entenderá.
-¿Qué le has contado?
-Le he contado que no estoy enamorado de ella. Le he confesado que hay otra mujer en mi vida. Y que amo a esa mujer. Meredith, eres mi vida.
                        Lo siguiente que supieron fue que estaban acostados en la cama de Meredith. Gabriel estaba trazando un plan para ayudar a Phoebe a huir de aquel matrimonio indeseado con lord Kirkcaldy. Después, se casaría con Meredith. El tiempo la ayudará a olvidar, pensó.
                        Se despojaron de sus ropas el uno al otro al tiempo que Gabriel llenaba de besos el rostro de Meredith.
                         Se acariciaron el uno al otro con las manos. Sus labios se encontraron en un beso cargado de pasión. Gabriel besó con suavidad el cuello de Meredith. Nadie supo que se encontraba allí.
                         Que estaba lamiendo cada porción del cuerpo del Meredith.
                         Sólo estaban ellos dos en aquella habitación. Sólo estaban ellos dos unidos en el lecho.
                        Todo lo demás podía esperar.
                        Cuando Gabriel tomó a Meredith entre sus brazos, la hizo finalmente suya. Los dos se abrazaron con fuerza dejándose llevar por el amor que se profesaban mutuamente.

domingo, 21 de septiembre de 2014

EN LA ISLA

Hola a todos.
He podido avanzar un poquito en mi relato En la isla. 
Es muy poquito, pero me alegro de haberlo hecho.

                               El estar en el salón en compañía de sus padres, de su prima Lily y de su hermana Phoebe estaba a punto de volver loca a Meredith. Lo sabe, pensó cuando miró a Phoebe. Ya había pasado una semana.
                                Por suerte, aquella misma mañana, la regla le había bajado y Meredith respiró aliviada al darse cuenta de que no estaba esperando un hijo de Gabriel.
                                 Aquella misma mañana, Phoebe había recibido un mensaje de Gabriel. Meredith la había contemplado mientras se preparaba para encontrarse con él. Phoebe estaba muy nerviosa. Incluso, había esbozado una sonrisa.
                                 Meredith se sentó en una silla de la habitación de Phoebe. La joven sentía que el moño que le estaba haciendo la doncella que compartía con su hermana menor y con su prima no le favorecía. Que debía de ponerse algo de maquillaje en el rostro. Que el vestido que llevaba puesto era feísimo.
-Trata de calmarte-le sugirió Meredith.
-¡Pero Gabriel quiere verme!-trinó Phoebe, emocionada.
-¿Y tú qué piensas?
-Puede que se haya dado cuenta de la verdad. ¡Que yo lo amo! ¡Y él también me ama, Merry! ¡Me pedirá que me vaya con él!
-¿Lo crees en serio?
-¡Sí!
                                 Meredith sintió cómo una lágrima resbalaba por su mejilla. Sentía asco de sí misma. He traicionado a Phoebe, pensó. No podía mirarla a la cara.
-¡No llores, tonta!-le pidió Phoebe.
                               Le dio un abrazo y Meredith rompió a llorar. No podía parar de llorar. El sentimiento de culpa la estaba matando.
                              Gabriel estaba esperando a Phoebe en el antiguo fuerte. Pensaba en ayudarla. Su mayor deseo era ayudarla a escapar de un matrimonio que ella no quería. Pero no estaba enamorado de ella. Y se lo debía de decir. La vio llegar y Phoebe le sonrió.
                              El corazón de la joven latía a gran velocidad. Pensó que Gabriel estaba más apuesto que nunca.
-¡Mi querido Gabriel!-exclamó cuando llegó a su altura.
                            Y, sin decir más nada, rodeó con sus brazos el cuello de él y le besó de lleno en los labios.
                            Gabriel se apartó de ella. Al mirarla a los ojos, vio que Meredith tenía razón. Phoebe estaba locamente enamorada de él.
-Tu hermana me ha contado que piensas casarte-empezó a hablar-Mejor dicho. Tus padres ya han proyectado tu matrimonio. Y tú no quieres casarte con ese hombre.
-¿Es que mi matrimonio te molesta?-inquirió Phoebe con coquetería.
-Lo que me molesta es que vayas a casarte con un hombre al que no amas.
-¿Acaso estás celoso?
-Phoebe, no estoy celoso. Estoy preocupado por ti. Te conozco desde que me alcanza la memoria. Y me apena que vayas a destrozar tu vida. Eres como una hermana para mí. Y mi deber es ayudarte. Te quiero mucho.
-¿Qué me estás intentando decir?
                            Gabriel le cogió las manos. Se las besó con cariño.
                            Ha llegado el momento, pensó.
                            Los ojos de Phoebe le miraban con horror. Una espantosa sospecha se apoderó del corazón de la joven.
-Lo que quiero decirte es que no estoy enamorado de ti-contestó Gabriel.



                              La afirmación tardó en llegar al dolorido cerebro de Phoebe. Tardó en entender lo que Gabriel le había dicho.

sábado, 20 de septiembre de 2014

TEMPUS FUGIT EDICIONES TODAVÍA ACEPTA MANUSCRITOS

Hola a todos.
Hay una nueva editorial en el mundo literario. Se trata de Tempus Fugit Ediciones.
En los meses que lleva en funcionamiento, ha editado obras de autores clásicos que abarcan muchos géneros, desde Zane Grey (famoso escritor de novelas del Oeste) hasta la grandísima Jane Austen.
Pero la editorial ha sacado a la venta a novelas de autores que se están dando a conocer en este difícil mundo.
Podéis encontrar:
-Un amor inesperado, de Lury Margud.
-Dime si es amor, de Claudia Cardozzo.
-Secretos desvelados, de Arman Lourenço Trinidad.
-Crónicas de la Nueva Hispania, de Dama N. Prayton.
La editorial acepta manuscritos hasta el día 30 de este mes. ¿A qué esperáis? ¡Todavía estáis a tiempo!
-Si habéis publicado en Wattpad.
-Si tenéis ya un manuscrito terminado, sea del género que sea.
-Si habéis publicado en Amazon o en cualquier editorial online.
¡Ésta es vuestra oportunidad! Os invito a que lo hagáis porque vale la pena.
Tenéis diez días todavía para hacerlo.
Podéis mandar los manuscritos que queráis. No hay un tope de páginas. 
La dirección a la que debéis de enviar vuestros manuscritos es:

tempusfugitediciones@gmail.com

¡Uno de vuestros manuscritos puede ser elegidos!

¡Ánimo y suerte!




viernes, 12 de septiembre de 2014

EN LA ISLA

Hola a todos.
He podido darle a esta historia un pequeño empujón.
¡Vamos a ver lo que pasa!

                                Estaba anocheciendo.
                                Las manos de Meredith temblaron cuando se terminó de arreglar la ropa.
-¿Qué hemos hecho?-le preguntó con voz asustada a Gabriel-¡En el nombre de Dios! ¿Qué hemos hecho?
                                Ya no sangraba. Gabriel se abrochó los botones de la camisa. Se acercó a Meredith para darle un beso en los labios.
-Nos hemos amado-respondió él.
                               Se sentía feliz. Se sentía eufórico. Ahora, sabía que sus sentimientos hacia Meredith eran correspondidos. Ella también le amaba.
                               Pero la joven se sentía mal. Tenía la sensación de que había traicionado a Phoebe.
                               Gabriel la acompañó a casa. Su deseo era entrar dentro y hablar con el padre de Meredith.
-¡No lo hagas!-le imploró la joven.
                               Su cabeza era un torbellino de pensamientos. Miles de emociones se apoderaron de ella. No sabía lo que quería hacer. Sentía que no podría volver a mirar nunca más a Phoebe a la cara. Su hermana mayor estaba enamorada de Gabriel. ¿Cómo no había pensado en Phoebe?
-Nunca le he dado falsas esperanzas a Phoebe-se sinceró Gabriel-Lo lamento si tu hermana ha pensado todo lo contrario. Y no vuelvas a pedirme que finja estar enamorado de Phoebe. No podría hacerlo. Ayudaré a tu hermana a huir de ese matrimonio indeseable. Pero no me pidas que le mienta. Meredith, te amo y tú también me amas.
-Gabriel...-murmuró la aludida-No...
                          No quería hablar de amor en aquellos momentos.
                           No sabía lo que quería hacer. Miró a Gabriel. Enamorarse de él estaba mal. Haberse entregado a él sin reservas era todavía peor.
                           Y vivir sin él sería como una muerte en vida.
                            Se despidieron con un dulce beso cuando entraron en el jardín de la casa de Meredith. Nadie les vio.
-Dame tiempo para pensar en un plan para ayudar a Phoebe-le pidió cuando se separaron-Todo saldrá bien, mi adorada Meredith.
-¡Esto es una locura!-exclamó la joven-Tú y yo...
-Nos amamos. Ha sido así desde siempre.
-No...
-Así es.
-Siempre pensé que acabarías casándote con Phoebe. Ella te ama desde hace mucho tiempo.
-Y yo no hacía otra cosa más que pensar en ti, Meredith. Tu recuerdo me dio fuerzas para aguantar durante el tiempo que estuve combatiendo. Sólo quería regresar a casa para verte de nuevo.
-Gabriel, sigo pensando que esto es una locura.
-No es ninguna locura. Todo saldrá bien. Ten fe.
-No me pidas que tenga fe. Phoebe va a sufrir demasiado. No se lo merece.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

VOLVER PISANDO FUERTE

Hola a todos.
Empezó ya septiembre.
¡No sabéis las ganas que tengo de que termine el verano y lleguen ya las lluvias! Al vivir en La Unión, vivo en una zona especialmente seca y son poquísimas las veces que ha llovido este año. Estoy deseando que bajen las temperaturas (aunque me toméis por loca) porque ¡odio el calor!
El caso es que las vacaciones han terminado para muchos.
Dos blogs que estaban cerrados por vacaciones han reabierto sus puertas con la llegada de septiembre.
"Enamoradas de las letras", nuestra querida Citu, y el blog de nuestra buena amiga Raquel Campos.
Citu tiene grandes proyectos para este otoño. Estamos deseando leer la historia de amor entre Darius (el mejor amigo de Richard, el protagonista de Melodías prohibidas) y mi tocaya Laura.
Raquel ha hecho ya dos estupendas críticas en su blog.
Os dejo los links para que os paséis por ellos:

http://enamoradadelasletras.blogspot.com.es/
http://raecj.blogspot.com.es/

Otra buena amiga nuestra que ha regresado pisando muy fuerte es Anna Soler Segura.
Con su energía habitual, ha estado trabajando duro este verano y los proyectos que están por ver la luz son muy interesantes.
Dos de sus novelas, Engaños de un destino y Al límite de la pasión, vieron la luz en Lulú hace tres años. Sin embargo, han sido reeditadas con escenas inéditas, nuevas portadas y escenas mejor trabajadas.
Engaños de un destino cuenta la historia de amor entre Catherine, una joven que vive con su tío que la maltrata, y Carlos, un joven a la que su madrastra le marcó la vida. La casualidad hace que se conozcan y se enamoren, pero no lo tendrán nada fácil para ser felices. ¿Podrán dos personas con las que la vida se ha portado fatal ser felices?
Al límite de la pasión cuenta la historia de Hugo, un joven que la pifió cuando rompió su relación con Andrea. Tiempo después, se da cuenta de que cometió un error terrible y trata de recuperarla. El caso es que ella, dolida, no se lo pondrá nada fácil. ¿Conseguirá ganarse su perdón y su amor?

Próximamente, saldrá a la venta la segunda parte de El deseo. Mel es la mejor amiga de la protagonista de El deseo, Gisel, pero tendrá su propia historia. ¿Cómo será el hombre que la enamore?
¡Habrá que esperar hasta octubre! Pero la cosa promete. Anna, después de hacernos arder durante un muy caluroso verano, nos promete un otoño calentito, je, je.

Para más información, os invito a que visitéis la tienda de Anna en Lulú:

http://www.lulu.com/shop/anna-s-segura/al-limite-de-la-pasi%C3%B3n/ebook/product-21732449.html

http://www.lulu.com/shop/anna-s-segura/enga%C3%B1os-de-un-destino/ebook/product-21746590.html

En su blog "El arte de las palabras", Tamara ha terminado con la primera parte de su novela Una nueva vida. 
En unos días, subirá la segunda parte de esta bonita y emocionante historia. Tamara no ha tenido vacaciones este verano.
Os dejo el link de su blog para que conozcáis a toda una enamorada de la Literatura:

http://tamaravillanueva.blogspot.com.es/

Y eso es todo por hoy.
Aunque este blog esté bajo mínimos, no me olvido de compartir aquí algunas noticias muy interesantes.