jueves, 31 de diciembre de 2015

UNA FÁBULA PARA TERMINAR EL AÑO

Hola a todos.
Esta noche, nos reunimos por dos motivos. Despedir el año 2015 y darle la bienvenida al nuevo año 2016.
Todos hacemos balance de lo que ha sido este año y pensamos en todos los logros que queremos alcanzar en el año que está por nacer.
Sé que tengo mucho camino que recorrer. He avanzado unos pasos. Me conformo con pasar un 2016 tranquilo y siguiendo avanzando.
Yo, por mi parte, he decidido que la última entrada que hago en este blog sea una fábula del genial escritor Felix María Samaniego.
Se titula El perro y el cocodrilo. 
   
Bebiendo un perro en el Nilo
al mismo tiempo corría.
-Bebe quieto-le decía
un taimado cocodrilo.
Díjole el perro muy prudente:
-Dañoso es beber y andar,
¿pero es sano el aguardar
a que me claves el diente?
¡Oh,qué docto perro viejo!
Yo venero tu sentir
en esto de no seguir

del enemigo el consejo.


Debemos de estar prevenidos en el año que entra de todo aquel quiera hacernos daño de algún modo, ya sea de manera sutil o de manera directa. 

¡Sed muy felices esta noche! 

martes, 29 de diciembre de 2015

¿INVIERNO?

Hola a todos.
Estamos a 29 de Diciembre.
Sin embargo, no parece que estemos en Invierno.
Sí, el 21 de Diciembre entró dicha estación. Pero no se nota.
No estoy hablando sólo de España. En Finlandia, no nieva. De hecho, han tenido que usar nieve artificial para las pistas de esquí.
No hace frío. El Sol luce todo el día. Las temperaturas son suaves. Incluso, apetece ir a la playa. O ir a tomar algo a una terraza.
El Invierno no ha llegado. Puede parecer una buena noticia. Yo tengo una duda. ¿Tiene que ver con el cambio climático?
Estamos bajo la influencia de un anticiclón. ¿Se debe al cambio climático?

lunes, 28 de diciembre de 2015

EL AÑO QUE ESTÁ POR NACER

Hola a todos.
Cada día que pasa, es un día que queda menos para la Nochevieja.
Se piensan en muchas cosas cuando se acaba el año.
Nos olvidamos de lo que ha pasado durante todo el año que está acabando. Nos centramos en el nuevo año.
Hacemos muchos propósitos.
Pensamos en lo que queremos hacer en el 2016. Apuntarse a clase de idiomas. Sacarse el carnet de conducir. Hacer dieta.
Pedimos muchas cosas. Hacemos muchos propósitos. ¿Qué ocurre luego? ¿Cumplimos dichos propósitos?
Nos quedamos en el camino. No cumplimos con los propósitos que nos hacemos.
Nos falta fuerza de voluntad. Alguna gente sí llega a cumplir con las expectativas que hace. ¿Qué pasa con los demás?
¿Somos débiles? ¿Somos cobardes? Hablo en general. Admito que soy débil. Admito que soy una cobarde. Admito que me falta fuerza de voluntad para muchas cosas. Me gustaría cambiar. ¡Y también me falta fuerza de voluntad para cambiar! Espero que el año que está por nacer me ayude a ser un poquito más valiente.

domingo, 27 de diciembre de 2015

REORGANIZARSE

Hola a todos.
Un nuevo año está a punto de nacer.
Cuando un año se acaba, uno empieza a pensar muchas cosas. ¿Se han cumplido nuestras expectativas? ¿Hemos alcanzado las metas que nos propusimos?
¿Cuál es mi propósito para el año que está por nacer? Lo cierto es que no lo he pensado bien lo que quiero hacer el año que viene. Terminar todas las historias que tengo a medias es una buena forma de empezar el año. O de acabarlo.
También tengo un problema terrible. No sé organizarme. De veras...Lo he intentado.
Pero no logro organizarme. No sé cuáles son mis prioridades. Tengo muchísimas prioridades.
No sé por dónde atacar. He terminado muchas historias que tengo a medias.
¡Pero todavía tengo muchísimas historias más sin terminar! Y todas quieren que les dé un final.
Si no les doy ese final, no podré avanzar. Me quedaré estancada.
No quiero descuidar ninguno de mis blogs. Me voy a tomar las cosas con calma. Lo digo siempre, pero no lo cumplo.
Ya lo veis. ¡Soy un verdadero desastre!

martes, 22 de diciembre de 2015

DÍA DE SUEÑOS Y DE FRUSTRACIONES

Hola a todos.
Hoy, es 22 de Diciembre.
Se celebra el Sorteo de la Lotería de Navidad. Es un día muy especial para mucha gente.
Todos, incluida yo, soñamos con que nos toque el Gordo de la Lotería de Navidad. Es una fuerte suma de dinero. Una cantidad de dinero con la que todos salivamos al pensar en ella. Deseamos tener esa fuerte suma de dinero. Queremos hacer muchas cosas con una suma de dinero tan elevada. Soñamos con pagar las deudas que tenemos. Todos soñamos con darnos un capricho. Un viaje...Comprar un coche de alta gama. Comprar una gran casa.
Son sueños imposibles de realizar. Sueños que son, en realidad, más bien egoístas. ¿No os parece?
Pero el ser humano es egoísta por naturaleza. Siempre piensa en sí mismo antes que en otras personas. Suena duro de decir.
Hoy, es el día en el que se cumple el cuento de La Lechera. ¿Os acordáis de ese cuento? La lechera sueña con vender un cántaro de leche que lleva sobre su cabeza. A partir de ahí, empieza a alucinar. Con lo que va a comprar. Con el dinero que va a ganar. ¿Os acordáis de cómo termina el cuento?
Es bastante cruel decirlo. Lo admito.
Esto es algo que va a ocurrirnos a todos en el día de hoy. Es imposible que haya alguien que no haya comprado un décimo de Lotería. ¡Lo digo de corazón!
Puede que sólo se haya comprado un décimo de Lotería. Pero hay gente que gasta mucho dinero en comprar décimos con distintos números. De este modo, piensan, tendrán más suerte. Se llevarán algo. Todos deseamos que nos toque el Gordo. Otros tantos se conforman con que les toque sólo la pedrea. Hay muchas esperanzas depositadas en el día de hoy. Demasiadas esperanzas...
Soy pesimista en este aspecto. Pero quiero tener ilusión. Quiero pensar que éste será el año.
Tocará el gordo. Y podré hacer realizar muchos sueños. Lo dice un anuncio.
No tenemos sueños baratos. ¿No pensamos en ayudar a los demás? En un primer momento, cuando se nos pregunta, todos respondemos que queremos ayudar a los demás.
¿Lo decimos de corazón? ¿O lo decimos porque hay una cámara delante?
No queremos quedar mal delante de un micrófono. No queremos quedar como unos egoístas.
Y vuelvo a lo que he dicho antes. El ser humano es egoísta.
No es culpa de nadie. Somos así.



Son muchísimos años soñando. Comprando décimos. Celebrando el triunfo que supone ganar el Gordo. Trazando proyectos. Y también sufriendo.
Hoy, es un día también de desilusión. El Gordo toca a unos afortunados. Pero no toca al resto de los mortales.
¿Qué ocurre hoy con esas personas? ¿Qué les pasa por la cabeza?
Sus sueños no se han materializado. No se han cumplido. Han depositado todas sus esperanzas en este día. Unos pocos logran su meta.
¿Qué pasa con los demás? ¿Qué es lo que sienten? Para empezar, sienten muchísima rabia. En algunos casos, les duele ver la alegría de los demás. Piensan que es algo injusto. Quitan la tele. O quitan la tele o la rompen.
Es lo que una servidora suele hacer todos los 22 de Diciembre. Quitar la tele.
¿Por qué nos molesta ver a otras personas felices? ¿No deberíamos de alegrarnos nosotros también? Al parecer, no es el caso.
Hoy, es un día cargado de ilusiones. Pensamos que nuestros sueños se van a hacer realidad.
La realidad, al no cumplirse esos sueños, es muy dura.
Nos enfadamos. Nos ponemos tristes. Nos sentimos frustrados.
Juramos no volver a gastar ni un céntimo en un décimo de Lotería nunca más. Pero sabemos que nos estamos engañando a nosotros mismos. Volvemos a comprar un décimo del Sorteo de la Lotería de Navidad. Volvemos a depositar nuestras ilusiones en ese Sorteo.
Suerte a todos los que han comprado un décimo de ese Sorteo. Puede que no les toque. Pero...Hemos de ser realistas.
Hemos de pensar en positivo. ¿Se puede pensar en positivo tal y como están las cosas en este momento? Lo ignoro.
De momento, no son todavía las dos de la tarde. Hay tiempo para soñar. Y puede ser que este año se cumplan nuestros sueños.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

LA CONTRADICCIÓN DEL HOMBRE

Hola a todos.
Se acerca la Navidad.
En esta época del año, la gente se llena de buenos deseos. Parece aflorar su mejor lado. Quiere ser amable con los demás. Quiere ayudar a los más necesitados. Quiere hacer obras de caridad. ¿Influye la Navidad en esa clase de comportamiento? La Navidad es una época del año maravillosa, en teoría. Las familias se reúnen. Se comen dulces. Se cantan villancicos. Se pone el Árbol de Navidad.
Sin embargo, uno puede llegar a pensar que esta armonía no dura mucho tiempo. Se pasa la Epifanía de los Reyes Magos. Y todo vuelve a la normalidad.
¿No podemos hacer algo bueno durante todo el año? ¿No puede esa bondad que aflora en nosotros en Navidad durar todos los días del año? ¿Es eso mucho pedir? Quizás...Sí...
El hombre es un ser curioso. Es capaz de hacer grandes avances en todos los aspectos. Es capaz de luchar contra las injusticias. De despertar conciencias. De hacer sonar su voz para defender todo aquello que es noble.
Estoy hablando a gran escala. A pequeña escala, podemos ayudar a los más necesitados. Preocuparnos por nuestros seres queridos.
Hay rasgos de bondad en nosotros. El ser humano no es malo.
Quiero pensar que las personas son buenas. Que se preocupan los unos por los otros. Que protegen a sus seres queridos. Estoy pecando de optimista. Lo sé. Luego, pongo el Informativo. Y la realidad me golpea de lleno.
¿Qué es lo que vemos en los Informativos? Estamos siendo testigos del horror que está viviendo Siria. Estamos viendo cómo personas deben de abandonar sus casas para huir de esa pesadilla.
Es el hombre el que está sembrando el terror en Siria. Da igual su nacionalidad o su religión. Es el hombre el que coge un arma para matar a otra persona. ¿Acaso no lo reconoce como un ser humano?
Fueron hombres (al margen de su nacionalidad o de su religión) los que sembraron el pánico en París hace un mes. Fueron hombres matando a otras personas. Sin mirar nada.
Y la cosa continua. Hay otros países que están siendo víctimas de la guerra. Hay personas que deben de huir de sus hogares para salvar sus vidas. Porque otras personas los quieren matar.
¿Eso es normal? ¿Es normal que una persona decida acabar con la vida de otra persona? Se habla de que son fanáticos. Yo los llamo psicópatas.



Estoy hablando de sucesos que ocurren a gran escala. A pequeña escala tenemos a las mujeres muertas por culpa de la violencia machista. A los altercados que hay en las discotecas y que acaban con la muerte de una persona. A las palizas que niñatos les propinan a los mendigos. Y todo ocurre porque sí. Porque ellos lo valen.
Y, como ellos lo valen, se matan personas. Hay algo demoníaco en nosotros. Debe de ser eso.
Los animales no hacen esas cosas. O quiero pensar que no las hacen. Nos estamos haciendo daño a nosotros mismos. Les estamos destrozando las vidas a otras personas.
Se habla de que estamos en guerra. Parece que el hombre se ha propuesto extinguirse.
Es como asistir a una especie de suicidio colectivo. El demonio ha aflorado. No nos deja tranquilos hasta que no sacie su sed de sangre. Suena demasiado extremo. Pero lo pienso cada vez que veo los Informativos.
Sin embargo, hay algo bueno en nosotros. Hay personas que ayudan a los demás durante todo el año. Personas que no dudan en arriesgar sus vidas para salvar a otras personas. Y no estoy hablando de gente que casi muere por salvar a un familiar suyo.
Hablo de personas que ayudan a desconocidos. A gente que nunca antes había visto. Pero que ve en apuros.
Hablo de personas que se ocupan de hacer obras de caridad de manera anónima. La verdadera caridad es la que no se pregona. Es la que se hace de forma desinteresada. Sin que nadie lo sepa.
La caridad se puede hacer con cualquier ser humano. El ver a alguien más débil y más desvalido despierta en nosotros nuestra conciencia. El deseo de ayudarle.
Pero también puede ocurrir algo espantoso.
Puede provocar nuestro desprecio. O, peor aún, puede provocar nuestra indiferencia. En esos casos, uno tiene que pararse. Tiene que pensar hasta dónde ha llegado. En qué se ha convertido. ¿Es un ser humano? ¿O se ha convertido en una bestia sin entrañas?
¿Cuál será el siguiente paso? Estas cosas ocurren todos los días. Nuestro lado malo aflora cuando no nos damos cuenta. Pero, en ocasiones, también aflora nuestro lado bueno.
El ser humano es muy contradictorio. Nunca sabe lo que está pensando. Ni lo que está sintiendo.

martes, 15 de diciembre de 2015

UN CORAZÓN SE APAGA

Hola a todos.
Aquí os traigo otro relato. No es un relato muy alegre y tampoco es muy romántico.
Sin embargo, me he animado a compartirlo con vosotros.
Deseo de corazón que sea de vuestro agrado.

UN CORAZÓN SE APAGA

CIUDAD DE WESTMINSTER, 1996

                                Los recuerdos acudían sin cesar a la dolorida mente de Paula. Escuchaba a los médicos hablar del accidente que había sufrido. Paula yacía en una cama, sin poder moverse. 
                               Los médicos decían que estaba en coma y que, de despertar, le quedarían muchas secuelas. Pero Paula podía escuchar y lo último que recordaba era oír la risa de sus tres hijos en el interior del coche en el que viajaban con su marido, Charlie. 
                             Cuando era pequeña, Paula descubrió que su vida había sido una mentira. Sus padres la habían adoptado. Más tarde, siendo una adolescente, descubrió que tenía una hermana melliza. Agnes...
                            En la época en la que se conocieron, eran dos adolescentes. Se hicieron amigas sin imaginar el lazo de sangre que las unía. Agnes también era adoptada. En su caso, había escuchado una conversación entre su madre adoptiva y una vecina. 
                         Paula no se atrevía a dar el paso de buscar a su madre biológica. 
                         Agnes vivía obsesionada con aquel tema. 
                         En el caso de Agnes, veía que Paula se parecía mucho a ella. Incluso, tenían un lunar muy curioso en el brazo. 
                         Llegó a la conclusión de que Paula era su hermana. 
                         Se lo comentó una tarde. 
                        Estaban dando cuenta cada una de un refresco en un concurrido bar de Bond Street. Paula pensó que Agnes se había vuelto loca. 
-Estoy hablando en serio-insistió la chica-Piénsalo. Son demasiadas coincidencias. ¿No te parece? 
-Nacimos en el mismo hospital-contestó Agnes. 
-El mismo día...Y a la misma hora...
-En los hospitales, nacen miles de niños el mismo día y a la misma hora. 
-Paula, creo que tú y yo somos hermanas. 
                          La aludida guardó silencio. No dejaba de pensar en lo que le acababa de decir Agnes. ¿Y si era cierto? ¿Y si eran hermanas? 
                         Durante el tiempo que duró la búsqueda, Paula pudo conocer mejor la vida de Agnes. 
                        Ésta le presentó a su novio. A Charlie...Llevaban saliendo poco tiempo. Pero Agnes estaba locamente enamorada de él. 
                        Nunca lo supo. Pero Charlie y Paula se enamoraron nada más verse. Se vieron en un bar situado en los alrededores de Picadilly. Paula pensó que Charlie se parecía mucho a Billy Idol, su cantante favorito. Incluso, llevaba el pelo igual que él. 
                       Charlie conocía toda la historia. Agnes se la había contado. Los dos se conocían desde que eran muy pequeños. Habían sido amigos desde siempre. El paso siguiente era hacerse novios. Y, luego, casarse. 
                        Charlie quería muchísimo a Agnes. Pero el amor que sentía por ella era el mismo que sentía por sus hermanos. No sabía cómo explicárselo a su novia. 
                         Charlie había sido el primer chico que había besado a Agnes en los labios. En un arrebato de locura, hizo mucho más que besarla en el sofá de la casa de sus padres. 
                         Durante el tiempo que duraron las investigaciones, Agnes comenzó a sentirse mal. Se desmayó mientras Paula discutía con la recepcionista del hospital donde ambas habían nacido. La mujer se negaba a que viera los archivos del día en el que las dos chicas nacieron. Agnes creía que estaba embarazada. 
                         El pensar en ello aumentaba en la chica su deseo de encontrar lo antes posible a su madre biológica. Un deseo que acabó contagiando a Paula. Tenían muchas preguntas que hacerle. Paula le dijo a Agnes que la apoyaría. Sin embargo...El bebé que podía estar esperando Agnes era de Charlie. Y no debía de sentir envidia. O dolor...Charlie era el novio de Agnes. Pertenecía a ella. A pesar de cómo la miraba. Me alegro por ellos, pensaba Paula, queriendo convencerse a sí misma de que era cierto. 
                       Habían hecho el amor en otras ocasiones. 
                      Charlie había besado a Agnes en el cuello intentando no pensar en Paula. Había acariciado su piel con las manos. Pero siempre imaginaba que estaba besando a Paula. 
                        Además del desmayo, Agnes llevaba varias semanas quejándose de lo mucho que le dolía el pecho. Para su sorpresa, un análisis al que se sometió en el Centro de Planificación Familiar la dejó desolada. No estaba esperando un hijo de Charlie. La médica que atendió a Agnes le dijo que era demasiado joven como para casarse. Su mal tenía otro origen. Y no tenía nada que ver con los bebés. 
                      Paula sintió cómo su corazón se desgarraba. Poco pudo disfrutar de Agnes. En su corazón, sabía que era su hermana. No necesitaron pruebas que se lo confirmaran. 
                      Agnes ingresó en el hospital del que nunca más volvió a salir. Charlie y Paula no se separaron de su lado en ningún momento. Toda la familia adoptiva de Agnes estuvo allí hasta el último momento. 
                       Sufriendo. Llorando a escondidas. 
                       Una soleada mediodía, Agnes acabó falleciendo. Paula creyó que moriría de dolor en aquel mismo instante. 
                       Charlie besó con arrebato los labios de Agnes después de exhalar ésta su último suspiro. Paula se abrazó al cuerpo de su hermana. El corazón de la chica había dejado de latir para siempre. 



                         La muerte de Agnes dejó a Paula y a Charlie devastados. Paula sentía que había perdido a la persona más importante de su vida. No había podido pasar mucho tiempo sin verla. Había perdido a su hermana sin tener del todo la certeza de que era su hermana. Su corazón le decía que ambas se habían gestado en el mismo vientre. Paula no se atrevió a pisar el cementerio. No quería visitar la tumba de su hermana. Agnes se había ido para siempre. No volvería a verla. No volvería a estar con ella. Y, además, estaba Charles. Charlie...
                       Lo abrazó durante el velatorio de Agnes.
                       Habían decidido que lo mejor para los dos era no volver a verse. No le habían engañado a Agnes en vida. Sin embargo, existía algo entre ellos.
                       Paula no sabía cómo definirlo. Era una fuerza extraña. La atraía hacia Charlie.
                      Sabía dónde vivía. Sabía su número de teléfono.
                       Podía llamarle. Podía ir a verle.
                      Y fue Charlie el que dio el primer paso. Estudiaban en institutos distintos. Sin embargo, una mediodía, Paula salía del instituto.
                      Vio a un joven subido en una moto. Era Charlie. Paula nunca antes le había visto con aquella moto. Él le explicó que era suya. Sin embargo, había dejado de ir en moto a todas partes. A Agnes no le gustaba.
                       Se ofreció a llevar a Paula a casa en moto. Ella aceptó.
                      Pensó que Charlie sólo quería ser amable con ella. Después de todo, de algún modo, era la hermana melliza de Agnes.
-Yo también la echo de menos-le confesó mientras arrancaba-La quiero muchísimo.
                     Charlie empezó a llamarla por teléfono. La llamaba todas las tardes.
                     Se pasaban una hora entera hablando de cualquier tema. Él iba a buscarla a la salida del instituto. Y, un día, la invitó a tomar un refresco. Paula aceptó sin pensar. En aquel momento, pensaba que Charlie y ella sólo eran buenos amigos. La muerte de Agnes estaba aún muy reciente. Solían ir a tomar algo. O iban al cine. Las amigas de Paula decían que Charlie y ella eran novios. La chica, naturalmente, lo negaba.
                      Un día, estando en un parque, Charlie le cogió la mano.
                      Paula se envaró.
-¿Te molesta que lo haga?-le preguntó Charlie.
                       Ella no supo qué responder. Tenía la sensación de que era incapaz de detener lo que sentía por Charlie. De noche, era incapaz de conciliar el sueño. Estaba convencida de que acabaría soñando con Agnes.
                      Intuía que estaba furiosa con ella. Charlie seguía siendo su novio.
                     Los padres adoptivos de Agnes no se habían puesto en contacto con Paula. No habían vuelto a verse desde el entierro. Paula no sabía si ir a verles.
                      Tenía la mente hecha un lío. Sólo sabía que estaba enamorada de Charlie. Pensaba que era el chico con el que quería estar el resto de su vida. Intuía que a él le pasaba lo mismo. Y no tardó en descubrirlo.
                    Era un sábado por la noche. Habían ido al cine a ver una película. Se llamaba Juegos de Guerra. 
-¡Ningún ordenador puede provocar una guerra!-afirmó Charlie en voz alta.
-Baja la voz-le siseó Paula.
-Lo siento.
                       Charlie no prestó atención a la película en ningún momento. Sólo tenía ojos para Paula. Pensaba en lo guapa que estaba aquella noche. La chica se envaró. La mano con la que estaba comiendo palomitas no dejaba de temblar.
                      Trató de pensar en Agnes. Lo último que quería era traicionar su memoria. Sin embargo, estaba con Charlie.
                       Y él...
                       Acabó besándola por primera vez en los labios.



                        La siguiente vez que se vieron fue en una pista de patinaje.
                        Era la primera vez que Paula patinaba.
-¡Me voy a caer!-gritaba mientras intentaba mantener el equilibrio.
                         Quería ir sola. Era más que evidente que Charlie tampoco había patinado antes. En un momento dado, los dos cayeron sobre la fría pista de hielo a la vez.
                          Charlie aprovechó aquel momento para darle a Paula un largo beso. Un beso lleno de amor...
                         A partir de aquel momento, se hicieron novios. Ya era algo oficial. Paula quería olvidar el remordimiento.
                         En su cabeza, Charlie seguía siendo el novio de Agnes. Pero él le había dicho que estaba enamorado de ella. Le gustaba hablar con ella. Le gustaba estar con ella. Era amor lo que sentía por Paula.
                        O eso pensaron los dos. La relación duró dos años. Paula era una joven chapada a la antigua. No quería entregarse a Charlie hasta no haberse casado con él. El joven respetó su decisión. Amaba con todas sus fuerzas a Paula. Hicieron muchos planes de futuro. Querían tener muchos hijos. Paula llegó a la conclusión de que Agnes la perdonaba. Y que se alegraba por ella.
                        La noche de bodas, Paula le devolvió a Charlie todos los besos que él le dio. Disfrutó al sentir sobre su piel las caricias que él le brindó.
                         Paula soñaba con ir a la Universidad. Era el sueño de Agnes. Habían hablado alguna que otra vez de estudiar Medicina. Pero no pudo ser.
                        La oscuridad se abatía sobre ella. Los médicos hablaron de los tres niños que viajaban con ella en el coche y que habían muerto en el acto.
-Pobre mujer...
-Lo malo será cuando despierte. Su familia...
-El marido acaba de fallecer.
                        Charlie estudió arquitectura. Su padre era un conocido arquitecto. Al terminar la carrera, comenzó a trabajar en su estudio. Era un joven lleno de ideas.
                         Paula acabó convertida en ama de casa. Los hijos no tardaron en llegar. Primero, nació una niña, Dawn. Después, vino el niño. Alexander...Y, finalmente, llegó otra niña. Emma...
                         Eran un matrimonio feliz. O eso era lo que Paula quería pensar. Ella era feliz cuidando de sus hijos.
                        Aquellos tres ángeles lo eran todo para ella. La hacían reír con sus travesuras.
                       Era cierto que los malcriaba. Pero eso era algo que no podía evitar.
                       Notaba que la pasión había disminuido en su matrimonio. A veces, Charlie volvía a altas horas de la madrugada. Decía que estaba trabajando.
                       Luego, le llegaron a Paula rumores de que Charlie se acostaba con otras mujeres. No ocurría siempre, naturalmente. Pero lo hacía en ocasiones.
                        No hacían el amor tan a menudo como antes. Paula llegó a agradecerlo.
                        Charlie se había convertido en un desconocido para ella. Y él, a su vez, había dejado de creer que Paula era la mujer de sus sueños. Se acabaron distanciando.
                        Paula llegaba a envararse cuando Charlie la besaba en el cuello. O cuando acariciaba su piel con las manos.
                         Cuando quisieron darse cuenta, empezaron a discutir. Y los niños estaban presentes en aquellas discusiones.
                         Recordaba que estaban discutiendo en el interior del coche. Volvían de visitar a los padres adoptivos de Paula.
                        Charlie perdió el control del volante. Paula recordaba haber chocado contra algo. No recordaba nada más.
                        No valía la pena despertar. No tenía nada por lo que vivir.
                        Escuchó jaleo a su alrededor. Alguien estaba gritando que se iba.
                        Pero Paula sentía cómo su alma se separaba de su cuerpo. Había un inmenso túnel ante ella. Una intensa luz blanca lo cubría todo.
-Paula...-la llamó alguien.
-¿Agnes?-se sorprendió la aludida.
-Te estaba esperando.
                     Paula escuchó la risa de sus hijos. Quería ir adonde estaban ellos. Poder ver de nuevo a Agnes.
                     Empezó a caminar en dirección hacia aquel túnel. Su familia estaba allí. La estaba esperando. Debía de ir adonde estaban ellos. Llamó a sus hijos por sus nombres. Dawn...Alex...Emma...
-¡Estamos con la tía Agnes!-oyó gritar a Dawn-Es muy guapa.
-Sí que lo es-sonrió Paula con alegría.
                       Su corazón dejó de latir en aquel momento. Paula se había ido para siempre.

FIN

sábado, 12 de diciembre de 2015

¡FELIZ NAVIDAD!

Hola a todos.
Ya falta un día menos para Nochebuena. ¡Hay que ver lo rápido que pasa el tiempo! Un año más está llegando a su fin. Es tiempo para hacer reflexión. ¿Ha sido un buen año? ¿Ha sido un mal año? ¿Qué cosas queremos mejorar para el año próximo?
No todo el mundo vive la Nochebuena del mismo modo.
Hay familias de muchos miembros que se reúnen. Hay personas que pasan la Nochebuena solos.
Hay familias de pocos miembros que intentan ser felices esa noche. Hay personas que pasan la Nochebuena en la calle.
La Nochebuena no debería de ser sólo una excusa para reunirse las familias. Las familias deben de estar unidas todo el año. Unirse sólo una vez al año no vale.
La Nochebuena no debería de ser sólo una excusa para atiborrarse a comida. Podemos comer mucho cualquier otro día del año.
La Nochebuena no debería de ser sólo una excusa para recibir regalos de Papá Noel. Los regalos no deberían de ser sólo materiales. Deberían ser regalos en forma de amor. De un gesto de cariño...De una palabra de afecto...
La Nochebuena debería de ser una noche de amor. Una noche especial...
Donde uno sea feliz rodeado de la gente que más quiere. Que más se preocupa por él.
La Nochebuena debería de ser sólo una noche donde se celebre el nacimiento de Jesús. Donde nos sintamos más unidos a nuestros seres queridos. Ése es su verdadero significado.
Lo demás, sobra. Debe de ser una noche donde nos rodee el amor. Donde podamos ser verdaderamente felices.



¡Qué raro! Un año que pasa. No se sabe dónde estaremos el año que viene. Pero espero que estemos todos en el mismo lugar.

De acuerdo, todavía no es Nochebuena. Estamos a día 12 de Diciembre. Pero siento que es una buena idea celebrar la Navidad todos los días del año.

jueves, 10 de diciembre de 2015

EN EL RÍO SENA

Hola a todos.
Hoy, me gustaría compartir con vosotros esta historia que voy a subir de un tirón.
Es un poco más larga de los fragmentos que suelo subir porque pienso subirla entera.
Os ruego que perdonéis los fallos que tiene. La escribí cuando tenía trece años. Y no hace mucho que la encontré.
Le agradezco de corazón a Encarta que me permitiera conocer esta hermosa isla, la isla de la Cité, donde transcurre esta tierna historia de amor.
Transcurre en el París de los años 20, en concreto, en la Isla de la Cité, y tiene como protagonista a la joven Marie Margheritte, una joven de su tiempo. Su historia de amor será el eje principal de este relato.
Se titula En el río Sena. 
Deseo de corazón que os guste.

EN EL RÍO SENA

ISLA DE LA CITÉ, A SU PASO POR EL RÍO SENA, EN PARÍS, 1920

                           He salido a dar un paseo por el Puente Nuevo en compañía de mi prima Odette. 
                           Algunas veces, deseo que llegue el día en el que se celebre su boda con Jean, su prometido. Lo único que hace es hablar de ese día. 
-Vuestro compromiso aún no es oficial-le recuerdo. 
                           Me da mucha pena que Odette se vaya a casar más pronto que tarde. Vivimos en una casa enorme. Tíos, abuelos, primos, mis padres, mis hermanos. Todos vivimos allí. 
                           Odette no hace caso de mi queja. 
-Cuando te enamores, entenderás lo que siento-me asegura. 
                          Me encojo de hombros. Odette es como una hermana mayor para mí. Sé que se alegra de que Jean quiera casarse con ella. 
                          Se conocieron en el Mercado de las Flores. Jean posee una floristería que lleva a medias con su hermano menor, Pierre. Se encuentra enfrente del Palacio de Justicia. 
                          Para ganar más dinero, Jean y Pierre tienen un puesto en el Mercado de las Flores. Odette acudió a visitar el Mercado. 
                          Jean quedó prendado de ella nada más verla. Y decidió que iba a ser sólo para él. La enamoró cuando le entregó una rosa naranja. Odette regresó del mercado en una nube. Afirmó que había encontrado al hombre con el que quería pasar el resto de su vida. 
                         Se conocen desde hace muy poco. Jean lleva cortejando a Odette apenas unas semanas. Sin embargo, las cosas están yendo muy deprisa entre ellos. Cuando salen juntos, he de ir de ellos como carabina. Sé que a Jean le molesta mi presencia. Odette me pide, en ocasiones, que me vaya a dar una vuelta. 
-¿Quieres quedarte a solas con él?-me escandalizo. 
-Es mi novio-me contesta. 
-Pero está mal. 
-Sólo quiero darle un beso. 
-¡Odette! 
                           Les he visto darse un beso en más de una ocasión. 
                           Odette ha tenido una idea. Quiere emparejarme con Pierre. Yo estoy atónita. ¿De verdad quiere que me enamore del que podría ser su futuro cuñado? 
                            Pienso que se ha vuelto loca. Lo cierto es que está muy enamorada de Jean. Cuando una persona se enamora, parece volverse tonta. 
                            Odette no es así. Sólo que Jean hace que su criterio se nuble. 
                            No me puedo negar a lo que me pide. Tengo dieciocho años. Odette está a punto de cumplir treinta. 
                            Mi tío dice que tendría que haberse casado hace mucho tiempo. 
                            Por eso, está tan decidida a casarse con Jean.
                            Piensa que es su última oportunidad para no quedarse soltera. ¿Acaso no está enamorada de él? Odette y yo compartimos habitación. Nos pasamos toda la noche hablando, cada una acostada en su cama.
                            En realidad, pasamos mucho tiempo juntas. Por ese motivo, me da pena que se case.
-¿Por qué no sales con Pierre?-me pregunta Odette.
                            Estamos sentadas en el sofá del salón. Estamos bordando manteles que formarán parte de mi ajuar de novia. ¡Y ni siquiera hay un hombre en mi vida del que pueda decir que estoy enamorada!
                            Me quedo mirando a mi prima con estupor. Los ojos negros de Odette brillan de entusiasmo con la idea que acaba de tener.
-Creo que sería un gran error-respondo-¡Casi no le conozco!
                           He visto a Pierre en varias ocasiones. Siempre lo he visto en el Mercado de las Flores.
-No le has dado una oportunidad-me recuerda mi prima.
-¡Sería un error!-protesto.
-Marie Margheritte, piénsalo. Es un chico estupendo. También él quiere tener novia. Y creo que tú le gustas. Está interesado en ti.
-¿Qué estás diciendo? ¡Si casi no hemos hablado!
-No es lo que Jean dice.
                            Mamá entra en el salón en ese momento.
                            Odette me lanza una mirada suplicante. Pienso que, definitivamente, se ha vuelto loca. ¡Ahora, le ha dado por hacer de casamentera! No sé qué hacer. Creo que estaría bien conocer mejor a Pierre.



                              Finalmente, accedo a ver a Pierre el domingo. Dado que tenemos teléfono y Jean y Pierre también tiene teléfono, Odette telefonea a su novio. Le cuenta que he aceptado encontrarme con Pierre.
                              La cita es a las cuatro de la tarde. Yo estoy muy nerviosa.
                              Nos vemos en la Plaza de Vert-Galant. Apenas he tratado a Pierre.
                             Debo de reconocer que es un joven muy atractivo.
                             ¡Me ha besado en la mano nada más verme!
                             Mi corazón late a gran velocidad. No sé lo que me pasa cuando estoy cerca de él. Nos hemos puesto a caminar.
                              Rodeamos la placa conmemorativa que recuerda la ejecución de Jacques de Molay. Allí mismo...
                              Hay un cisne en el río Sena. No tarde mucho en unírsele otro cisne.
                              Pierre me explica que los cisnes son monógamos. Sólo se aparean una vez en la vida. Con la que será su pareja para siempre. Yo le miro sorprendida.
-Es una pena que la gente no sea como los cisnes-afirma.
                              Odette lo ha pasado mal en la vida, recuerdo. Sus padres nunca se quisieron. Hubo muchas infidelidades por ambas partes durante el tiempo que estuvieron casados.
-Yo quiero un cisne en mi vida-le confieso.
                           Pierre me sonríe. Dice que lleva algún tiempo fijándose en mí. Sin embargo, no se atrevía a dar ningún paso. Le daba mucha vergüenza hacerlo.
-¿Por qué lo dices?-le pregunto.
-Una joven como tú nunca querría estar como un patán como yo-me confiesa con tristeza.
-¿Y cómo soy yo?
-Eres muy hermosa, Marie Margheritte. Siempre tienes una palabra amable para todo el mundo. Y yo...
                          Guarda silencio. Pienso en lo distinto que es de Jean. Su hermano mayor es más lanzado.
                          Empezamos a vernos. Creo que Pierre me está cortejando.
                          Nos vemos todas las tardes en la Plaza de Vert-Galant. Odette no quiere hacer de carabina con nosotros. En su lugar, va a encontrarse con Jean. Cuando nos quedamos solas en casa, quiere saber todo lo que he hecho con Pierre. A cambio, me cuenta lo que ha hecho con Jean.
                          Pierre es un joven muy caballeroso. Ha empezado a regalarme flores. También a mí me gustan las rosas de color naranja. Es una pasión que he heredado de Odette. Mis padres me preguntan por el joven que está interesado en mí.
                         Yo no sé cómo explicarles lo que me pasa con Pierre. ¡Me siento otra!
                         Cuando camino, siento que estoy flotando. El tiempo desaparece cuando estoy con él.



                          Desde entonces, mi mayor deseo es poder gritarlo a los cuatro vientos. Me he convertido en lo que Odette es. ¡Me he convertido en una mujer enamorada! Me encanta ahora poner la gramola. Bailar al son de las canciones que escucho. La Marie Margheritte que era antes ya no existe.
                        Existe otra mujer. Una mujer distinta...
                        Cuento las horas que me faltan para volver a ver a Pierre. ¿Le pasará a él lo mismo que me pasa a mí? Los momentos más felices del día son cuando estoy con él. Me siento muy a gusto en su compañía. No se trata de eso sólo.
                         No...
                         Ha sido Pierre el primer hombre que ha besado mis labios.
                         Nuestro lugar favorito para encontrarnos es la Plaza de Vert-Galant. Nos sentamos a la sombra de uno de los castaños que allí crecen. Nos apartamos un poco de la gente que pasea por allí. Veo a parejas que acuden allí para estar solos. Veo a niños jugando. Veo a hombres hablando de muchos temas. Todos ellos quieren olvidar. No recordar la pasada guerra. Olvidar los horrores que todos vivimos. Encarar el futuro.
                         Y pienso en que es muy difícil dejar atrás el pasado. Es imposible de olvidar.
                         Pierre quiere hablar hablar de su etapa como soldado en el frente. Jean y él estuvieron combatiendo, pero en distintos contingentes. Igual que su padre...Lo mataron en los últimos días de la guerra.
                         Yo lucho por no pensar en los edificios en llamas. En los gritos de dolor...
                         Sólo quiero mirar hacia delante. Sólo quiero pensar en cosas alegres. Quiero pensar que el verano ha llegado.
                         Que luce un Sol radiante. Que las aguas del río Sena son claras. Son frescas. No las tiñe el rojo de la sangre. Ya no...
                           Quiero pensar en todo eso. Mientras, le sonrío con amor a Pierre. ¿Es posible que lo ame tanto?
                           Es un poco tarde.
                           Me inclino a beber agua de la fuente.
-Quiero casarme contigo-me confiesa Pierre.
-¿Qué estás diciendo?-me sorprendo.
-Marie Margheritte...Sin ti, yo no soy nada.
                          Empieza a hablar. Todo lo que me cuenta confirma lo que yo ya sospechaba.
-Te necesito en mi vida-añade.
                          Me mira. Sus ojos hablan de todo el amor que siente por mí.
                         Un amor que es sincero. Un amor que es puro. Mi corazón late a gran velocidad. Pienso que estoy soñando. ¡Pero lo que está ocurriendo es verdad! Siento ganas de ponerme a gritar. Quiero saltar de alegría.
                         Me repito a mí misma que debo de contenerme. No está bien que una señorita se comporte como una loca. Y yo soy una señorita. He recibido una educación esmerada. Soy hija de un próspero comerciante. Debo de comportarme como la señorita que soy.
                         Pierre empieza a hablar. Quiere ir a hablar con mi padre. Jean no sabe cuándo se va a casar con Odette. Le cuesta trabajo fijar la fecha de la boda. Y veo a mi prima un poco triste en ese aspecto.
                         Lo prometido es deuda. Pierre acude a visitar a mi padre. De este modo, me demuestra que su amor por mí es real. Me ama de verdad. Yo los escucho mientras hablan en el despacho de mi padre. Odette me regaña porque está mal escuchar las conversaciones ajenas con el oído pegado a la madera de la puerta.
-¡Sólo quiero saber lo que dicen!-insisto.
                       No dejo de dar saltitos de alegría.
-Me alegro mucho por vosotros-me dice Odette.
-Jean te quiere-le aseguro.
                       Me siento mal por estar tan contenta. Porque veo que Odette está sufriendo mucho. ¡Y eso no es justo!



                            Esa noche, Pierre se cuela en mi habitación. Y yo no dudo en entregarme a él.
                            Vamos a casarnos. ¡Qué importa que le entregue mi virginidad! Es el único hombre que va a haber en mi vida.
                             No siento pudor alguno cuando queda desnudo ante. Cuando me quita el camisón. Le tiemblan las manos.
                             Le devuelvo cada beso que me da. Me estremezco cuando me besa en el cuello. Cuando sus labios recorren cada porción de mi piel.
                             He oído que perder la virginidad es doloroso. No he sentido apenas dolor al entregarle a Pierre mi virginidad.
                            Lo amo. Y él me ama.
                           Ya hemos fijado fecha para la boda.
                           ¿Es mucho pedir casarnos en la Catedral de Notre Dame? Yo pienso que no. Seguimos viéndonos todas las tardes. Seguimos encontrándonos en la Plaza de Vert-Galant. Seguimos con nuestros paseos. Intercambiamos confidencias. Nos reímos juntos. No ha cambiado nada entre nosotros. Somos conscientes de que estaremos siempre juntos. Que nos amaremos eternamente.
                          Nos robamos besos a escondidas de la gente, detrás de un castaño.
                          Nos abrazamos con fuerza.
                          ¿Y Odette? ¿Y Jean? ¿Serán felices?
                         Yo creo que se casarán. Serán muy felices.
                         Lo sé. Yo soy feliz. Y siempre seré feliz mientras Pierre y yo nos amemos.

FIN

lunes, 7 de diciembre de 2015

MUY CIERTO

Hola a todos.
La entrada que hago hoy va a ser más bien cortita.
Sobran las explicaciones cuando se habla de Pablo Picasso. El genio malagueño...El gran pintor del siglo XX...Con permiso de Salvador Dalí, por supuesto.
Su manera de hacer cuadros. De retratar la vida cotidiana. Alguien que vivió en Francia durante la mitad de su vida, pero que nunca olvidó sus raíces.
No sólo dejó grandes cuadros para la posteridad. También nos dejó frases que son muy ciertas.
Aquí os dejo con una.

"Todo lo que puedes imaginar es real".

Se aplica a los escritores.
Nosotros empezamos imaginando la historia que queremos contar. Poco a poco, la vamos desarrollando en nuestra cabeza.
Finalmente, damos rienda suelta a nuestra imaginación. Esa historia deja de ser pura imaginación nuestra. Se convierte en algo que es real. Y lo hemos creado nosotros mismos.
Esta frase es una gran verdad. Picasso tenía toda la razón del mundo cuando la pronunció.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

SIN FACEBOOK SE ES MÁS FELIZ (EN TEORÍA)

Hola a todos.
Mi experiencia en las redes sociales se remonta a hace cinco años, cuando creé mi cuenta en Facebook. No obstante, Facebook lo tuve de adorno hasta hace dos o tres años. Empecé a tener más actividad allí. Ignoro el porqué no quería estar tanto tiempo en Facebook. O, a lo mejor, sí que lo sé. No quería convertirme en una adicta. Una adicta a Facebook...¿Se puede ser adicto a una red social? Por lo visto, esas cosas pueden llegar a ocurrir. No lo digo yo.
Lo dicen los psiquiatras.
Lo he visto en dos informativos. Lo vi en el Informativo de Telecinco, el que dan después de Pasapalabra. Y, al día siguiente, lo vi en el Telediario de las tres. Salieron en ambos psiquiatras que hablaban de Facebook como algo nocivo.
Según un informe de no recuerdo qué Universidad, las personas que dejaban Facebook eran más felices. Sí, lo sé. Me quedé de piedra cuando escuché la noticia.
Varias personas habían dejado Facebook a modo de experimento. Según ellas, eran más felices desde que abandonaron las redes sociales. Es verdad que Facebook ha sido, en ocasiones, objeto de numerosas críticas.
Pero nadie duda de que la red social que Mark Zuckerberg creó allá por el año 2005 es muy útil. Te permite conocer a otras personas. Mantener contacto con dichas personas. Puedes hacer amigos. Jugar a juegos.
Puedes relacionarte con gente que forma parte del mismo grupo en el que estás. Es una herramienta útil si eres escritor y quieres darte a conocer.
Lo malo viene cuando empiezas a publicar todo lo que haces durante el día, desde que te levantas hasta que te acuestas. Uno es libre de subir a su muro de Facebook lo que quiera. Sin embargo, hay cosas que deben de quedarse, en mi humilde opinión, en la intimidad de las personas.
Por algún motivo, nos gusta que nuestras publicaciones tengan muchos Me gusta. Es como una forma de levantarnos del ánimo. De alimentar nuestro ego.
¿Somos más felices en Facebook? ¿Somos más felices alejándonos de Facebook? Eso lo dejo a la elección de los usuarios.
De momento, hago pocas publicaciones en Facebook. Suelo hace una publicación al día. Y no todos los días...
De momento, tampoco tengo nada que promocionar. Sin embargo, me gusta meterme en Facebook para comentar en publicaciones. Para relacionarme con la gente.
Y, a mi modo, sí. Lo reconozco. Me gusta.

martes, 1 de diciembre de 2015

MICRORRELATO: "AL MÁS PURO ESTILO CHICK-LIT"

Hola a todos.
Aquí os traigo un microrrelato.
Tiene un corte más bien chick-lit. Es un género que no termina de entusiasmarme. He leído muy poco chick-lit y las dos únicas novelas de este género que me han entusiasmado han sido Sexo en Nueva York (buenísima la adaptación televisiva) y El Diablo viste de Prada (no he visto la adaptación al cine con la grandísima Meryl Streep).
Sin embargo, me he animado a escribir este microrrelato con algo de chick-lit. O, al menos, eso espero.
Deseo de corazón que os guste.

                                    ¡Hola!
                                    Me llamo Gail. Vivo en la ciudad de Taunton, en el condado de Somerset. Y quiero hablaros un poco de mí.
                                   Tengo veinticinco años y digo de corazón que me encantaría poder ejercer mi carrera. Estudié Derecho y fantaseo con abrir mi propio bufete de abogados.
                                  Desgraciadamente, no he podido ejercer mi carrera. Diría que estoy en el paro, pero estaría mintiendo. Trabajo como cocinera en un restaurante que se encuentra en Fore Street. Tengo el turno de noche.
                                 Todos los días escucho a mi mejor amiga, Alex, lamentándose de su suerte. Se queja de que no ha aparecido en su vida el hombre adinerado que la sacará de pobre.
-Confórmate con ser camarera-le digo, mientras empiezo a preparar la cena.
-¡Pero yo no he nacido para ser pobre!-protesta Alex-¿Acaso no quieres ser rica?
-¡Por supuesto que quiero ser rica!
                                No tiene el caso mentir. Sobre todo, cuando estoy limpiando una col de Bruselas.
                                Sin embargo, el chico del que me he enamorado no es rico. Se llama Carlos y es español. Sabe hablar algo inglés y yo estoy aprendiendo a hablar español. Me ha contado que vino a trabajar a Taunton tras haber estado trabajando en Londres como jardinero en el parque de Hampstead Heath.
                                Lo despidieron y decidió ir a otra ciudad a buscar trabajo. Me explica que no encontraba trabajo en España, pese a que estuvo pateándose las calles de todo el país buscando un trabajo.
                               Carlos es natural de una ciudad llamada Aspe, en la provincia de Alicante. He buscado información en Internet sobre esa ciudad.
                                Carlos y yo empezamos a salir juntos hace unas semanas. Tanto él como yo vivimos de alquiler en el mismo edificio, enfrente de Vivary Park.
                                Este parque se ha convertido en nuestro lugar favorito para encontrarnos. No ganamos mucho dinero ni él poniendo mesas y sirviendo platos ni yo preparando dichos platos.
-Al menos, venir aquí es gratis-me dice con su inglés aprendido mientras paseamos alrededor de la fuente.
-Respirar es gratis-sonrío-Hasta que lo prohíban.
-¡No creo que caiga esa breva!
                              Carlos me enseña a hablar español. Yo, a mi vez, le ayudo a perfeccionar su inglés. Se le da mal el inglés y no duda en admitirlo.
-¡Me cuesta trabajo entender los pedidos!-se lamenta cuando entra en la cocina con la bandeja cuando se equivoca.
                              Alex no entiende que Carlos y yo estemos saliendo juntos. Me pregunta, con horror, si es que vamos en serio. La verdad es que no lo sé. Sólo sé que Carlos me gusta mucho.
                             Y también sé que yo le gusto a él. Queremos disfrutar de este momento mientras dure.
                            No sólo nos hemos besado.
                            También he pasado la noche entre sus brazos. Abrazada a él...
                            ¡Qué cursi me he puesto! Mi problema es que he leído demasiada novela romántica. Sé que Carlos no se parece en nada al millonario con el que sueño. Con el que Alex sueña.
                             Pero he de reconocer que besa bien.
                            Al menos, me besa como se supone que un tío ha de besar a la mujer que le gusta.
                            Lo que me jode (con perdón de la palabra) es que hable mucho de su ex novia, de Macarena. No conozco a esa tía, pero me cae mal. Macarena es, según me ha contado Carlos, una pija. Estuvieron saliendo durante mucho tiempo y todavía desconozco quién dejó a quién.
                           Me repatea que me cuente cómo se la chupaba. O cómo le comía las tetas.
                           Tiene una forma de hablar un tanto brusca. Pero me asusta, por el tono de voz que utiliza, que todavía siga enamorado de ella. No es problema de Carlos. Todos los tíos que conozco suelen expresarse así. Incluso, los pocos pijos con pasta que he conocido. No sé qué pensar.



                                 Puede que a Carlos le guste yo. Pero también sigue sintiendo algo muy fuerte por Macarena. O, al menos, eso creo.
                                 Sólo sé que me gusta que me acaricie con las manos. Los besos que me da.
                                Puede que no sea amor verdadero. Puede que sólo sea una mera atracción física. Pero, al menos, disfruto estando con él.
                                Abrazándole.
                               Eso es algo.

FIN