domingo, 14 de junio de 2015

EL VIEJO TERROR

Hola a todos.
Hoy, me gustaría hablaros del cine de terror. Todos hemos visto alguna vez una película de este género. Y todos nos hemos asustado cuando ha aparecido el asesino y ha atacado. El cine de terror ha cambiado mucho. ¿Ha cambiado para bien?
El miedo surge con el inicio de la vida en nuestro planeta. Es algo que nos advierte de que estamos en peligro.
Es como una señal que nos envía el cerebro de que debemos de ponernos a salvo. Que algo horrible puede pasarnos. El miedo nace de lo más profundo del ser humano. Todos tenemos miedo a algo. Quizás, nuestro mayor temor sea morir asesinados. El cerebro crear monstruos.
Hace que pensemos que hay seres extraños viviendo en nuestros armarios. O que se esconden debajo de nuestras camas. Miedo que puede hacer que no podamos conciliar el sueño por las noches. Que debamos dormir con las luces encendidas. Nos ha pasado a todos. El género de terror surge de esos miedos.
Ya se escribían relatos de terror antes. El siglo XIX fue el siglo de este género en el campo literario. Mary Shelley...Bram Stoker...
Ésos son los dos más conocidos. Mary Shelley llegó a helar la sangre con su famosa novela Frankenstein. La ciencia estaba empezando a avanzar de manera apresurada.
Se hacían experimentos con la electricidad. Y se especulaba que la electricidad sería capaz de revivir a los muertos. Ya se hizo un experimento en el que un delincuente recién ahorcado pareció revivir durante unos segundos después de serle aplicada una corriente eléctrica. Todos los que asistieron al acto se asustaron muchísimo.
¿Se podía ser capaz de crear un ser humano? ¿Sería éste un monstruo? ¿O es el hombre el que crea sus propios monstruos?
Mary Shelley se decanta por esta última opción. El ser humano es el que tiene el poder de crear monstruos. Ya sea siendo uno de ellos. O ya sea con su mente. La criatura que creó Frankenstein no era ningún monstruo cuando abrió los ojos por primera vez. Su creador la despreció porque era deforme.
La sociedad de su tiempo la juzgó con crueldad. Y se convirtió en lo que no era: un asesino.
Bram Stoker mezcla las leyendas de vampiros con la realidad. De una leyenda urbana la convirtió en algo real. Los vampiros no dejan de ser una leyenda urbana.
Pero es la leyenda urbana que más nos ha fascinado. El cine de terror ha contribuido a hacer más famoso el género de vampiros.
Y hablo del terror clásico. No de las películas de ahora...
Nosferatu era un personaje que inspiraba terror y lástima a la vez. Max Schreck era un grandísimo actor.
Supo hacer suyo el personaje hasta el punto de que la gente llegó a creer que estaba ante un vampiro de verdad. Lo cierto es que también ayudó la excelente caracterización. El juego de sombras del impresionismo alemán contribuyó a darle realismo a la película. Nosferatu tiene 93 años. Y, sin embargo, sigue asustando. Sigue impresionándonos. ¿Por qué? ¿Es sólo por la brillante actuación de Max Schreck?
Nosferatu asusta. Pero, al mismo tiempo, inspira lástima. Lo único que pide es que Helen lo ame. Aún siendo un monstruo, ha llegado a amarla. El amor no correspondido inspira ternura hacia el que lo padece. Aunque sea un vampiro.

 

En esa época, las escenas de asesinatos no se veían. Uno podía percibir que algo espantoso estaba a punto de ocurrir. La sangre brillaba por su ausencia. Todo lo que uno podía sentir era que había alguien detrás de uno de los personajes. Que debía de salir corriendo. Sufrías al ver cómo la vida de ese personaje estaba en peligro.
Hace 115 años que apareció el terror. En concreto, la primera película de este género data del año 1910 y es una adaptación de Frankenstein. Desde entonces, el miedo ha sido llevado al cine en numerosísimas ocasiones.
Ha jugado con nuestros temores de la niñez. Nos ha hecho sufrir muchas veces.
Pero, de algún modo, hemos disfrutado pasando miedo. No puedo dormir cada vez que veo Nosferatu. Pero quiero verla de nuevo. Quiero volver a vibrar con este personaje tan inolvidable. Quizás, de ser yo Helen, habría actuado de otro modo con respecto a él.
El cine ha hablado de monstruos creados por el hombre. De monstruos que pueden venir del espacio exterior, como la saga de Alien. De monstruos que quieren destruirnos. Colonizar nuestro planeta. O de los peligros que nos acecha cuando salimos de casa de noche. Cuando atravesamos un bosque en la oscuridad de la noche. ¿Estamos en peligro?
Habla de lo que puede ocurrir si alguien se nos cuela en nuestro hogar. De lo que podemos encontrar si bajamos a un sótano sumido en la penumbra.
Ése es el miedo con el que más disfrutamos. Nos sentimos atraído hacia el lado oscuro de todo. Es difícil, aunque parezca mentira, no admirar a Freddy Krugger. ¿Por qué?
Freddy Kruger rompe el mito del psicópata silencioso, que tan en boga se puso en la década de 1970. Tiene un sentido del humor muy particular. No para de hablar. Y te tienes que reír en algunas ocasiones con él. Además, se le añade el carisma que aporta el actor que lo encarna. Y una excelente caracterización...
La pena es que se está perdiendo poco a poco el sentido de terror clásico. Las películas que se suponen que son de miedo son una mera excusa para revolvernos el estómago.
De acuerdo que haya sangre en los asesinatos. Pero, ¿es necesario un festival de vísceras?
La gente disfruta pasando miedo. Pero no disfruta ya viendo tripas al aire. Eso está bien en el género gore.
Sin embargo, hay veces en las que el terror y el gore se cruzan. Y son más las veces en las que el gore eclipsa al terror. No debería de ser así. Está bien que haya gore en el género de terror, pero que no nos quite el miedo.
Queremos seguir disfrutando, aunque pueda parecer contradictorio, de reencontrarnos con nuestro instinto primario de supervivencia. Con sentir todos nuestros sentidos alerta. El miedo nace de ahí. De lo más profundo que hay en nuestro interior. Queremos pasar un buen rato con una buena película de miedo. Con algo que nos conecte a cuando sólo dependíamos de nosotros mismos para protegernos.
Queremos tan sólo vibrar con el género de terror.
Y queremos que los vampiros sean como siempre han sido: seductores, letales y solitarios.

 Lon Chaney en una escena de la película El fantasma de la Ópera. 
Magnífica la caracterización.

1 comentario:

  1. Hola a mi el cine de terror como tal no me acaba de enganchar sin embargo el de suspense si que me pone en vilo.
    Besotessssssssssssss

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