viernes, 8 de junio de 2012

MALDITO VIRUS

¡Hola de nuevo a todas!
Lo sé, lo sé. He estado desde el sábado sin dar señales de vida. Y eso es algo
que nunca antes me había pasado. Sin embargo, todo en esta vida tiene una
explicación. En mi caso, ha sido todo una locura. Y la culpa la ha tenido un
virus asqueroso que me ha estado fastiando durante estos días.
Llevaba algún tiempo con problemas en Internet. Se me quedaba bloqueado a
menudo e iba muy lento. A veces, no me dejaba entrar. Al principio, no le di la
mayor importancia. Pensé que era un problema de megas y que, por eso, no iba
tan rápido como debía. Me suministró la compañía en la que estoy (no diré el
nombre por hacer publicidad, sólo diré que rima con teléfono) más megas y, luego,
más megas a cambio de que no me diese de baja de televisión durante un año.
Cosa a la que accedí.
Pero Internet seguía colgándose, sin querer entrar y cada día iba más y más lento.
Era como ver a un caracol intentar subir a un árbol. El domingo pasado, al querer
entrar en Internet, resultó que no tenía conexión. Miré el cable (lo tengo por
cable), por si acaso estaba mal conectado. Pero estaba bien conectado. Llamé
por teléfono a la compañía en dos ocasiones, una por la mañana y otra por la
tarde.
Por la mañana, me dijeron que tenía o roto el cable o quemada la tarjeta de
conexión.
Por la tarde, me dijeron que lo que tenía era un virus y que me iban a instalar un
antivirus por control remoto, pero que tenía que llamar al día siguiente por la
mañana.
Llamé al día siguiente. Durante ¡dos horas y media! intenté que me instalaran el
dichoso antivirus, pero nada. Del Departamento de Averías me pasaban al
Departamento de Atención al Cliente. De allí a otro sitio. Que si tenía que pedir
el Identificador de Cliente. Que si esto, que si lo otro. Me decían que le diera a
reactivar sistema. Le di y no pasó nada. Me decían que metiese un código.
Lo metía y seguía sin pasar nada. Me decían que apretara F8 al inicio. Nada.
Luego, que apretara al inicio F5 y F8. Idem.
Acabé con los nervios crispados e Internet seguía sin funcionar. Maldiciendo
en mi interior en arameo, les pedí que por favor enviaran a un técnico para que
viese lo que pasaba. Ellos me dijeron que tendría que pagarle el desplazamiento
si la avería era nuestra. Les dije que sí, que le pagaría con mucho gusto, pero que
viniera. El técnico, un chico muy amable, vino. Examinó a fondo el ordenador.
Conectó su ordenador con mi cable. A él le funcionaba Internet. Pero en mi
ordenador Internet estaba ya muerto.
Me dijo que lo que tenía era un virus. Se me había colado entre alguno de los
programas que tenía en el escritorio. Estuve a punto de ponerme a gritar. ¡Un
maldito virus me estaba fastiando la vida!
Siempre oyes casos de virus informáticos que acechan a los que navegamos
por Internet. Que se cuelan en tu ordenador y te lo destrozan todo. Te roban los
archivos. Te rompen el equipo. Pero piensas que eso no te puede pasar a ti. Le
puede pasar a otras personas a los que los hackers odian. Al Gobierno de los
distintos países del globo...A las grandes empresas...A los de Telecinco...Al
vecino de enfrente...Pero nunca por nunca piensas que te puede pasar a ti.
Tienes tu antivirus instalado y listo para actuar y piensas que estás a salvo y que
ningún virus del demonio va a venir a fastidiarte. Pero te equivocas. Y, cuando
menos lo esperas, como dicen, salta la liebre. El virus entra en acción y puedes
perderlo todo.
¡Maldita sea!
El técnico me aconsejó formatear el
equipo. Entré en modo pánico porque el formateo de un equipo siempre lleva
consigo perder los archivos que tienes. Y yo tengo muchos archivos, el trabajo
de toda una vida. Historias que están ahí que, aunque están sin acabar, espero
poder acabarlas algún día. Perderlas habría sido terrible. Sería como quedarme
sin mis recuerdos. Sería olvidarme de todo lo que he sentido mientras escribía.
Al día siguiente, martes de esta semana, fui a una tienda de informática a que
me formateara el equipo. Le rogué al chico que me atendió, que era muy
simpático, que tuviese supercuidado con mis archivos. Que no quería perderlos
bajo ningún concepto. Sí, admito que hubiese sido mejor guardarlos en un
pen-drive, pero pensé que me arruinaría comprando pen-drives porque tengo
muchos archivos. Sí, soy un poquito tacañona. Lo confieso.
El chico me tranquilizó. Me aseguró que guardaría los archivos en otro sitio
mientras me formateaba el ordenador. Durante estos días, no he dejado de
escribir con mis libretas y con mis bolis.
Y esperaba. Esperaba a tener de nuevo mi ordenador conmigo. He pensado
mucho en vosotras. Quería daros las gracias por los comentarios que hicisteis
en mi anterior entrada. Me han servido para mucho. He pensado en ellos y he
estado reflexionando. Y también quería daros las gracias por estar a mi lado.
Eso es algo que nunca olvidaré.
Y, finalmente, hoy, a las ocho en punto de la tarde, me ha llamado el chico de
la tienda. Me ha dicho que, por fin, ha terminado de arreglar mi ordenador.
Lo ha formateado. Ha pisoteado al asqueroso virus. Y ya me lo podía llevar a
casa. Mis archivos están bien. Ha hecho copias de seguridad para que no
se me pierdan junto con los originales. Yo estaba supercontenta. No paraba de
reír ni de dar saltos de alegría. Suena raro tratándose de un ordenador. Lo sé.
Pero había llegado a creer que iba a perder mi ordenador para siempre. Y no está
la cosa como para ir comprando ordenadores.
Y aquí estoy. Tecleando de nuevo y escribiendo esta entrada. Estoy bien. Y,
ahora, estoy mejor que nunca. Deseando continuar con el blog. Y deseando
seguir escribiendo. Como siempre. Que es lo que me da vidilla y lo que me invita
a seguir adelante.


4 comentarios:

  1. Jajaja...¡Mendigo virus!!! Jajajaja....Lo importante es que has vuelto ^^

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  2. Uffff un virus!!!
    Por suerte a mi no me pasa eso, primero, porque uso un sistema operativo mucho mas fiable que windons y segundo porque tengo al informatico en casa¡mi marido!
    En fin, me alegra que ya se haya solucionado y que de nuevo estes aqui.
    Un super beso

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  3. ¡Pues sí señoras!
    ¡He vuelto! Je, je. Y con muchas ganas de seguir.
    Emma, los virus son tan imprevisibles como las tormentas de verano. Nunca piensas que puede empezar a llover justo cuando no quieres que llueva y, de pronto, ¡cataplof! Tormenta al canto.
    Anna, tienes mucha suerte de tener un marido informático. ¡Así cualquier virus se atreve a meterse con tu ordenador! De esta experiencia he sacado algo bueno. Cuáles son mis prioridades a la hora de escribir. Y que es mejor tener a mano un buen antivirus. Por si acaso.
    ¡Un abrazo a todas! Y gracias.

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  4. Madre mía que aventura Lilian, menos mal que pudieron salvar todos tus archivos. La verdad es que los virus son un peligro para nosotras y debemos acostumbrarnos a hacer copias. Yo lo tengo todo guardado en un pen drive...por si acaso.
    Un beso guapa!!

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