martes, 22 de mayo de 2012

JACK Y OLIVIA HAN VUELTO

Lo prometido es deuda. Aquí os dejo un nuevo capítulo de "CON EL CORAZÓN ROTO". Espero, de verdad, que os guste.
Comentadlo si queréis. Decid lo que de verdad pensáis.

Fue un error.
Romper con ella había sido un error.
Lo supo desde el primer momento. Quiso hacer las cosas bien y estaba sufriendo por ello.
Jack se estaba comportando como un adolescente inexperto. Seguía a Olivia con la vista cuando estaba cerca de ella. Se enfadaba cuando la veía hablando con Greg. ¡Aquel cabrón parecía comérsela con los ojos! ¿Y quién era quién para exigirle algo a Olivia? No era nada.
Era sólo un maldito egoísta y un maldito hipócrita. No podía exigirle nada a Olivia. Porque ella no era su mujer.
Había combatido en la guerra. Había peleado con arrojo. Pero su valentía se venía abajo cuando se trataba de Olivia O' Hara. Y de tratar de solucionar su vida.
Sólo sabía que necesitaba a Olivia. Por eso, aquella mañana, había montado a "Satán", una de las últimas adquisiciones de sir Kyle. Aquel caballo tenía un genio descontrolado y hacía honor a su nombre. Nadie había sido capaz de domarlo. Pero eso no le importó a Jack cuando lo montó. Desde el primer momento, "Satán" trató de tirarle al suelo.
-¡Quieto, chico!-le dijo.
Se aferró a las riendas mientras "Satán" se movía enloquecido. Parecía que lo había poseído alguna clase de demonio. Relinchaba de un modo muy ruidoso. Jack trató de controlarle, porque se veía en el suelo y no había nadie a su alrededor para auxiliarle.
-¡Para!-le ordenó.
"Satán" se encabritó cada vez más.
-¡Chico!-casi gritó Jack-¡Quieto, para!
"Satán" se puso de pie sobre sus dos piernas. Jack llegó, incluso, a agarrarse al cuello del caballo. Sin embargo, no pudo hacer nada. Cuando se quiso dar cuenta, estaba volando por los aires y sólo pensó en una persona antes de caer al suelo.
Debían de ser como las doce del mediodía. Las campanas de la Iglesia de Streetman estaban tocando. Era el primer aviso para que los feligreses acudieran a Streetman.
Es una señal, pensó Jack.
Voy a morir. Pero necesito verla por última vez. Necesito estar con ella por última vez.
-Olivia-pensó.
Después...Nada...La oscuridad...La penumbra...

Le dolía todo el cuerpo cuando volvió en sí y sintió el Sol dándole de lleno en la cara. Unos labios se posaron suavemente sobre los suyos. Alguien le había colocado un paño mojado en agua en la frente. Y le cogía con cariño la mano.
-Jack...-dijo una voz femenina.
Era Danielle, pensó Jack. Debía de ser Danielle, su mujer. Alguien le había encontrado tirado en el suelo. Y le había llevado a casa.
Le costó trabajo enfocar bien el rostro de mujer bañado en lágrimas que tenía delante. Y empezó a darse cuenta de que no se trataba de Danielle. Pensó que había muerto y que había subido al cielo. Porque la mujer que estaba arrodillada a su lado era Olivia.
La joven volvió a mojar el paño con el agua que llevaba en la cantimplora. Lo pasó por la cara y por la frente de Jack. Le contó que ella había salido a dar un paseo con "Yasmina".
-Y te encontré tirado en el suelo-dijo Olivia-Pensé que habías muerto.
Un sollozo se escapó de la garganta de la muchacha.
-No llores-le pidió Jack.
-¡Me has dado un susto terrible, maldito hijo de puta!-bramó Olivia.
-Lo siento.
A Jack le dolía todo el cuerpo. El ver a Olivia a su lado aliviaba todos sus dolores. Olivia se limpió las lágrimas con las mangas de su camisa. Se estaba portando como una tonta. Pero, cuando Jack abrió los ojos, dio rienda suelta a sus nervios.
-No creí conveniente moverte de aquí-le explicó Olivia-Tienes un buen golpe en la cabeza.
Olivia acabó sentándose en el suelo junto a Jack.
-Y una brecha en la frente-le indicó.
A Jack todo le daba vueltas.
-¿Por qué has salido con "Satán"?-quiso saber Olivia-¡Ese caballo debería de estar suelto! No deja que nadie se le acerque. A mí ha intentado morderte.
Jack vio que Olivia estaba masticando tabaco y encontró aquel gesto adorable viniendo de ella. Había montado a "Satán" sólo para alejarse de todo y de todos. Especialmente, de ella.
Olivia se había quitado el sombrero y su cabello largo y caoba caía libremente sobre su espalda. Flotaba al viento.
-Necesitaba alejarme-se sinceró Jack-No puedo pedirte nada.
-Ni yo quiero pedirte nada a ti-corroboró Olivia.
-Pero he cometido un grave error. Desde aquel día, pienso más en ti que nunca. Y no sé qué hacer.
-No hagas nada.
Olivia apartó la vista. No quería escuchar a Jack. Él empezaría a hablar y volverían a las andadas. Y eso era lo último que podía hacer. Jack había fantaseado con la cálida sonrisa de Olivia. Con sus ojos azul cielo clavados en los suyos sin recato alguno. Incluso había fantaseado con sus largas y bien torneadas piernas.
¡Qué Dios me perdone!, pensó Jack.
Cogió la mano de Olivia y se la llevó a los labios.
Los dos permanecieron en silencio durante mucho rato. Olivia observó la herida de la cabeza de Jack.
-¿Cómo está?-quiso saber él.
-Ya no sangra-contestó Olivia.
Las manos de la muchacha eran suaves y delicadas. No eran nada toscas, a pesar de su trabajo en el rancho.
-Podrías ayudar al doctor Castro en el consultorio-bromeó Jack-Serías una excelente enfermera.
-¡No digas tonterías!-bufó Olivia-No sirvo para atender a los enfermos. Ni siquiera me gusta estar yo enferma.
Le dio de beber un poco de agua a Jack cuando éste se lo pidió. Decidió que el doctor Castro debía de coserle la herida. A ella le asustaba intentar hacer eso. Lo último que quería era perjudicar aún más a Jack.
-Quizás no sea necesario que me cosa el doctor Castro la herida-dijo Jack.
Parecía que le había leído el pensamiento.

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