sábado, 14 de marzo de 2015

UN BEBÉ DEL SIGLO XIX

Hola a todos.
Navegando por Internet, he encontrado esta foto que me ha llamado poderosamente la atención.

Fotografías post mortem

Más bien, son dos fotos en una.
Están hechas a finales del siglo XIX y en las fotos se pueden ver a bebés.
No se parecen en nada a las fotos que se les hacen a los bebés en la actualidad. La fotografía, como la sociedad, ha evolucionado mucho. La primera foto se hizo en el año 1827. Poco a poco, fue sustituyendo a los retratos y a los daguerrotipos.
Era una época donde no había redes sociales ni nada por el estilo. Se decía que sólo te hacías una foto en las siguientes ocasiones:
-Cuando eras un bebé.
-Cuando hacías la Primera Comunión.
-Cuando te casabas.
-Y cuando morías.
Existen muchas de las conocidas como fotos post mortem. Hasta bien entrado el siglo XIX, se hacía fotos a los cadáveres. Puede parecernos algo macabro, pero, en aquel entonces, era una forma que tenían las personas de tener un recuerdo de sus seres queridos. No lo veían como algo macabro, sino como una forma de honrar a sus difuntos.
Los bebés de hoy y los bebés decimonónicos no se diferencian en nada. Todos cumplen con su función de ser la alegría de la casa, aunque no nos dejen dormir por las noches. Pero sus risas lo inundan todo.
Sin embargo, las fotos sí que son distintas. Por lo general, los bebés se hacían su primera foto cuando tenían unos meses de vida.
La madre aparecía con ellos para que se quedaran quietos. Es imposible pedirle a un bebé que esté quieto y los fotógrafos siguen inventando cosas para distraer al bebé y poder echar una buena foto, ya sea con canciones o con juguetes.
En el siglo XIX, las madres eran quiénes cumplían esa función. Pero no aparecen en las fotos. Se tapaban a la madre de tal manera que no se podían ver ni sus manos ni sus rasgos. Iban completamente tapadas, como si fuesen fantasmas que sujetaran a los bebés.
Hay quién dice que es una especie de metáfora de la sociedad de entonces. La mujer, como tal, no existía.
La mujer sólo servía para casarse y, dentro del matrimonio, engendrar un hijo tras otro. Muchas mujeres, antes de la treintena, ya tenían seis hijos. Un embarazo, lo digo siempre, en aquel entonces, era como jugarse la vida. La mujer estaba expuesta a morir desangrada de un aborto o en el parto o sufrir una infección durante o después del mismo que acabara con su vida. Y la mortalidad infantil era bastante alta en aquel entonces. Muchos bebés morían al ser destetados.
De un modo u otro, la sociedad ha avanzado algo. Ya no aparecen las madres tapadas en las fotos que se les hacían a los bebés. Ahora, se les hace fotos a los bebés con minutos de vida y se suben a Facebook para celebrar su llegada al mundo.
Sin embargo, los peques de la casa siguen siendo nuestra mayor alegría tanto hoy como hace ciento cincuenta años.
Os invito a que contempléis las fotos y veáis si hay o no hay diferencia alguna entre los bebés que aparecen en ellas con los bebés que hubo en vuestras casas, que hay en vuestras casas o que veis en la calle.
¡Son monísimos!

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