domingo, 8 de marzo de 2015

AMORES SILENCIOSOS

Hola a todos.
Hoy, vamos con un nuevo fragmento de mi relato Amores silenciosos. 
Entra en escena el joven que conquistará el corazón de Lucía.

                              Beau Benedict era el sobrino de la directora del internado donde las hermanas Acebedo estaban estudiando.
-Deberías de empezar a pensar en buscar esposa-le comentó miss Benedict en una de aquellas visitas. Estaban en el despacho de la mujer-Eres el único hijo de mi único hermano. ¿Por qué no regresas a Bath?
-Tengo veintiún años-contestó Beau-La situación económica no es muy buena. Tengo que ayudar.
-Búscate una esposa rica.
-Eso no es la solución. Soy mayor de edad, tía. Puedo valerme por mí mismo.
-Te pareces más a tu madre que a tu padre. De haberte parecido a tu padre, ahora mismo, estaríamos todos en Newgate.
                               Mister Benedict había llegado a aquella isla huyendo de sus numerosos acreedores. La familia de su mujer poseía unas pocas tierras allí.
                              Entonces, Beau la vio.
                             Era una joven que estaba hablando de manera animada con otras dos chicas. Tenía unos rasgos tan armoniosos que pensó que estaba delante de un ángel. De pronto, dejó de prestar atención a lo que le estaba diciendo su tía. Sólo tenía ojos para aquella criatura. Miss Benedict se dio cuenta y frunció el ceño. Su sobrino era un joven responsable.
                            No solía perder el tiempo con amoríos.
                            Sin embargo, Beau había quedado prendado de unos ojos de color azul cielo y de un rostro de facciones hermosas.
-Estás mirando a Lucía Acebedo-observó miss Benedict con cierta inquietud.
-Ese nombre es español-dijo Beau.
-Tengo tres alumnas españolas. Son muy aplicadas. Pero echan de menos a su familia.
-Me gusta su nombre.
                               Beau llegó a la conclusión de que la belleza de Lucía no era nada superficial. Había mucho más en ella. Y lo quería descubrir. Le gustó.
                                No era sólo un bonito envoltorio.
                                Imaginó que sería una joven femenina, apasionada y de trato amable.
                                ¿Y por qué no se animaba a pedir su mano en matrimonio?

1 comentario:

  1. Parece que se anda enamorado, veamos que pasa? Te mando un beso y te me cuidas.

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