sábado, 21 de marzo de 2015

LA PROMETIDA

Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo fragmento de La prometida. 
Veamos qué ocurre.

                                    Había transcurrido una semana. Tanto Adriana como James estaban algo nerviosos.
                                    La joven no quería ni oír hablar de su futura boda. James, por su parte, continuó con su vida normal y sólo esta rutina se vio alterada cuando fue a visitarle el sastre.
-Debo de empezar a confeccionar su traje de novio, señor-le informó.
                                    Aunque, en el fondo, James debía de admitir que le agradaba la idea de terminar casado con Adriana. Una mañana, Val tardó mucho en levantarlo de la cama porque James se negaba a levantarse. Un criado le preparó la bañera con agua caliente, le quitó la camisa corta de dormir y le metió en la bañera.
                                   James estaba pensativo. No lo disimulaba.
-¿Por qué está tan taciturno, señor?-le preguntó Val.
-Yo no estoy taciturno-respondió James-Tan sólo estoy un poco pensativo. Es por el tema de la boda. Quiero hacer bien las cosas.
-¿Es sólo por eso? No me mienta.
-No quiero convertir a Adriana en una desgraciada.
                               Val le sacó de la bañera.
-No la hará una desgraciada-le aseguró.
                               Fue el mismo criado que le preparó la bañera el que secó a James con una toalla. Le cepilló el pelo. James estaba un poco pálido.
                               El criado escogió para él la ropa más elegante que tenía. Le pidió que sonriera, si bien James no tenía muchas de sonreír. Tenía mil cosas en las que pensar.
-Quiero estar solo-informó.
-No es buena la soledad-opinó Val.
                               El joven cogió una hogaza de pan, salió fuera, se sentó en el suelo y comenzó a desmigar el pan y a echárselo a los pájaros que venían volando a posarse junto a sus pies.
                               Desde la ventana de su habitación, Adriana contemplaba la escena.
-Es un joven encantador-le comentó a su doncella.
-No debería mirarle con tanto descaro, miss Clermont-le regañó la doncella.
-¡Me voy a casar con él! Y, además, le conozco desde siempre.
-Aún así, está mal. Ande. Siéntase.
                            Adriana se sentó ante el tocador. Su doncella procedió a cepillarle el cabello. Adriana ya estaba vestida. Pero llevaba el pelo suelto. Tenía muchas cosas en las que pensar ella también.
                            En ese momento, James oyó unos pasos acercándose a él.
-¿Quién es?-preguntó James-Hable claro. Me daría la vuelta, pero estoy ocupado. Los pájaros son voraces.
-Soy yo, mister Osborne, mister Smith-Se puso delante de James-Ha pasado una semana desde que mi primo y yo acudimos a verle. Sé va a casarse. Y nos complace la idea. Miss Clermont es una excelente elección.
-¿Quiere ser el padrino de la boda?-preguntó James en tono jocoso y fingiendo ser solemne-Que yo sepa, el padrino de la boda será el padre de Adriana.
-No quiero bromear sobre ese tema. El matrimonio es un asunto muy serio. Le pido que no bromee-le pidió mister Smith-Estoy hablando en serio.
-De acuerdo...Es que intento mantener la calma hasta que llegue el día de mi boda. ¿Cree que podré hacer feliz a Adriana?
-Yo creo que debería de intentarlo. Adriana Clermont es toda una joya. Tuvo muchos pretendientes cuando estuvo en Londres. He de admitir que tuvo mucho éxito en su puesta de largo. Sin embargo, Adriana Clermont los rechazó a todos.
-Ella me contó lo que hizo en Londres. Decía que ningún hombre le interesaba porque ninguno era yo.
                         James se sintió halagado al recordar aquella conversación.

1 comentario:

  1. Uy me encanta James , yo creo que hará feliz a su amor. Te mando un beso y t eme cuidas

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