domingo, 22 de marzo de 2015

LA PROMETIDA

Hola a todos.
El fragmento de hoy de La prometida es bastante interesante, a mi parecer.
Está centrado en Adriana y James.
¡Veamos qué ocurre!

                                  Adriana y James se encontraron en el pequeño jardincito que rodeaba la casa de los Clermont.
                                  Adriana estaba algo nerviosa. Hacía algunos días que James y ella no se veían. El joven tuvo que reconocer que Adriana estaba realmente hermosa aquella tarde.
-Ya han empezado a tomarme medidas para hacerme el traje de novio-le informó.
                                Adriana llevaba puesto un vestido que era sencillo, pero, a la vez, elegante. El vestido que llevaba puesto era de color blanco. Parecía estar ante la presencia de un ángel. La mirada que le dirigió James puso nerviosa a Adriana.
                                Hacía días que la joven había perdido el sueño porque no sabía qué le esperaba en su vida en común con James.
                                Últimamente, en casa de los Clermont, sólo se hablaba de la boda.
-Mi padre ya ha fijado fecha-anunció la joven.
-No lo sabía-dijo James.
-Quiere que nos casemos el mes que viene. Prefiere que seas tú el que elijas un día.
-Que sea el día 22 del mes que viene.
-Está bien.
                                Los dos estaban nerviosos. No sólo por la boda...Adriana se ponía nerviosa cuando pensaba en James.
                                Le ardía la mano en el lugar donde James la había besado cuando se encontraron.
                                El ajuar de novia ya estaba listo.
                               Su traje de novia había empezado a ser confeccionado. Los nervios se habían apoderado de Adriana. ¿Acaso estaba yendo demasiado deprisa?
-No nos casemos-dijo James de pronto-Si tienes dudas, no sigamos adelante. No quiero que sufras por mi culpa.
-No tengo dudas-afirmó Adriana.
                             Conocía a James desde hacía muchísimos años. Habían sido grandes amigos cuando habían sido pequeños. Él la había cortejado de un modo sutil.
-Quiero que seas feliz-le aseguró el joven.
                              Adriana se sintió conmovida.
                              Sabía que James la haría la mujer más feliz del mundo. El problema estaba en ella. ¿Y si no hacía feliz a James? ¿Y si él buscaba algo distinto en ella? ¿Qué iba a pasar?
                              Adriana se acercó a James y llenó de besos su rostro. Él la besó en las mejillas y en la frente. De pronto, cuando los labios de ambos se encontraron en un beso cargado de ternura, Adriana se sintió vibrar. Se sintió feliz.
                             James la estaba besando con amor.
                             A regañadientes, tuvieron que separarse. La doncella de Adriana salió al jardín.
-Lo siento-se disculpó James, visiblemente sonrojado.
                            Adriana le estampó un beso en la mejilla.
-No lo siento-admitió.
                             James le guiñó un ojo. Adriana se echó a reír.


3 comentarios:

  1. Precioso, Laura! Ya te dije en una ocasión que me gusta mucho como escribes, y te lo diré mil veces. Jamás varíes tu estilo, porque vas muy bien encaminada.

    Por cierto, adoro esa imagen de Bonhan Carter, es una de mis actrices favoritas.

    Besos corazón!

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  2. Hola!!! Acabo de llegar a tu blog de pura casualidad (revisando a las socias delclub de lasescritoras) y qué placer caer aquí. Tuescrito es muy entretenido y tierno. Me encantan las historias decimonónicas y soy fanática de Austen.
    Como no puede ser de otra forma te sigo y si te apetece pasarte a jear mi pequeño Lado Oscuro, estás invitada.
    Besos y abrazos.

    Nos leemos!!

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