lunes, 23 de febrero de 2015

EL "CÓMO CASARSE CON UN MILLONARIO" VERSIÓN NOVELA ROMÁNTICA

Hola a todos.
El tema del que voy a hablar lo he mencionado antes en Facebook. Pero me gustaría ahondar más en él.
Lo que más me ha llamado la atención, entre otras muchas cosas, en la novela romántica es la posición social de los protagonistas. Sus uniones no pueden ser más desiguales y, de ocurrir en la vida real, les habrían hecho la cruz a ambos.
Ellos son unos aristócratas ricos y poderosos. Da igual el tiempo que pasen lejos de sus tierras. Siempre son las más productivas. Rara vez he visto una novela romántica protagonizada por un baronet o por un barón.
Ellos son duques/marqueses/condes/vizcondes. U ostentan varios títulos a la vez.
Puede ser que haya hablado de este tema antes. Y es verdad que me puedo repetir más que el ajo. Pero es que el asunto me chirría. Cuando leo los argumentos de la gran mayoría de las novelas románticas, me chirría todavía más.
Todas las protagonistas, al menos, el 70%, son de un estatus muy inferior al del protagonista. Tenemos una amplia gama que van desde criadas/amas de llaves/mendigas/institutrices/doncellas/damas de compañía/ modistas/sombrereras/ermitañas. En el supuesto de que sean aristócratas, estarán en la ruina. Esto ocurre en muchas novelas románticas.
Una de las películas más honestas que jamás he visto ha sido Cómo casarse con un millonario. Protagonizada por Lauren Bacall y por la inolvidable Marilyn Monroe, contaba la historia de tres amigas que buscaban casarse con un millonario. No iban por el amor, sino por el dinero.
Antes, he mencionado personajes de novela romántica de época. Pero, ¿qué ocurre con la novela romántica contemporánea? El protagonista casi siempre es un millonario que lo tiene todo.
¿Y qué pasa con su pareja? Bueno, la protagonista es todo lo contrario a él. Viene de familia humilde. Y, casi siempre, trabaja a sus órdenes. Puede ser la niñera de sus hijos. O puede ser su secretaria.
¿Acaso las novelas románticas pueden decir que las mujeres son unas trepas? Son escasas las novelas románticas en las que ella pertenezca a un estatus superior y tenga dinero y él esté bajo sus órdenes. Tenemos algunos honrosos ejemplos, pero son los menos.
-La dama y el mayordomo: El título no llama a engaños. El protagonista, John, es hijo y nieto de mayordomos. Entra al servicio de la protagonista, lady Denham. Entre ambos, surge una historia de amor que han de llevar en secreto. A pesar de todo, la he encontrado muy realista en su desarrollo. La recomiendo.
-El Príncipe Leopardo: Georgina es la hermana de un conde y es una mujer rica. Harry es el nuevo administrador de sus tierras. A pesar de las numerosas diferencias que hay entre ellos, se enamoran.
-Deja que el amor te encuentre: Dirán lo que quieran de esta novela. Para mí, es de lo mejor que ha escrito Johanna Lindsey en mucho tiempo. Amanda es la hija de un duque rico y poderoso. Devin es un entrenador de caballos. No es la persona idónea para casarse con la hija de un aristócrata tan poderoso, a su entender. Además, hace las veces de casamentero. Sin embargo, esta vez, las cosas se complican. Devin es contratado por la cuñada de Amanda para que la ayude a encontrar pareja. En un primer momento, la joven piensa que ha encontrado a su hombre ideal en la figura de un lord. Pero no tarda en equivocarse. Me ha parecido una historia muy tierna. Con momentos muy divertidos...Y he disfrutado con ella. La recomiendo también.
Siempre me he preguntado qué ocurriría si el protagonista de esta clase de novelas no fuera un lord o un millonario.
¿Se enamoraría una institutriz de un pobre deshollinador? ¿Se enamoraría la secretaria del conserje de la empresa? Y no hablo de un lord o de un magnate disfrazado. Hablo de un joven que se dedique realmente a limpiar chimeneas. De un joven que de verdad arregle las patas de una mesa de escritorio.
Y esto también suele ocurrir en las telenovelas. ¿Por qué la protagonista pobre se enamora del millonario de turno mientras desdeña al chico de su barrio?
La verdad es que tenía ganas de hablar de este tema. O, en su caso, de volver a mencionarlo. La cosa da qué pensar.

  Portada de Deja que el amor te encuentre, de Johanna Lindsey. A mí, en lo personal, me enamoraron Amanda y Devin.

2 comentarios:

  1. Me encantan estas reflexiones que haces, da que pensar, es verdad ;)
    Besos

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  2. Uy tienes razón , pero no sucede en todas las novelas. Te mando un beso

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