sábado, 26 de julio de 2014

SEGUNDAS OPORTUNIDADES

Hola a todos.
Hacía mucho que no subía ningún fragmento de mi relato Segundas oportunidades. 
Es otra historia que tengo algo descuidada, pero prometo ponerme a ella en cuanto pueda.
La semana que entra veremos el final, ¡por fin!, después de más de un año, de mi relato No te vayas. 
¿Triunfará el amor entre Amanda y Paul?
Lo veremos a partir de este lunes.
En el fragmento de hoy de Segundas oportunidades, Margaret está feliz porque está enamorada. Y eso se nota.

                                        Margaret estaba aquella tarde más hermosa que nunca.
                                       Sentada en el sillón, mientras bordaba un pañuelo, Edith se dio cuenta de ello.
                                       Eran las seis de la tarde. Hacía un rato que estaba lloviendo y ningún miembro de la familia pensó en salir. Tío Edwin pensó que su sobrina hacía muy buena pareja con el hijo de sus parientes. Con Jonathan...Casaría a Margaret con Jonathan y, después, le buscaría un marido a Edith.
-Veo que las cosas van muy bien entre el primo Jonathan y tú-observó Edith con un susurro-Me alegro mucho por los dos. Espero que os caséis pronto.
-¿Qué estás diciendo?-se escandalizó Margaret.
-Antes o después, os casaréis.
                                      Lo cierto era que Margaret se veía así misma casada con Jonathan. Un trueno retumbó con violencia en toda la casa. Movida por un impulso, Edith se santiguó. Le daban terror los truenos. Margaret ahogó un grito. A petición de tía Hazel, Jonathan cogió un libro y empezó a leerlo en voz alta.
                                     Miraba con disimulo a Margaret. A su vez, sentía cómo la joven no le quitaba la vista de encima. Pensaba que Margaret era la clase de joven que Abby aprobaría. Había algo en Margaret que le recordaba mucho a Abby. Estaba seguro de que serían muy felices los dos juntos.
                                    Los días que estaba pasando en la isla de Sanda estaban siendo los días más felices de su vida. No sólo era por el hecho de que se había vuelto a enamorar. Jonathan escuchó cómo las gotas de lluvia golpeaban los cristales de la ventana del salón.
-Te veo muy contento, primo-comentó Edith en voz alta.
                               Jonathan pensó que no podía pedirle nada más a la vida. Se había enamorado de Margaret y esperaba poder casarse con ella algún día. Había encontrado a su verdadera madre. Y se sentía feliz porque no había nada que perdonar. Su madre había sido una víctima. El único culpable era el salvaje que la había violado. El hombre que le había engendrado.
                                Tengo a Margaret, pensó Jonathan.
                                Salían a pasear muchas veces juntos. Edith iba con ellos como carabina.
                               Pero se despistaba con cualquier excusa. Les dejaba a solas.
                                Entonces, eran libres para besarse. Eran libres para abrazarse.
                                Eran felices.

1 comentario:

  1. Uy extrañaba esta historia. Te cuento que me iré de vacaciones y te veré en septiembre, te me cuidas mucho

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