lunes, 5 de agosto de 2013

CRUEL DESTINO

Hola a todos.
Hoy, vamos a ver otro trozo de Cruel destino. 
Vamos a ser testigos de una curiosa conversación entre Sarah y su hermana mayor Mary.
Las ilusiones de Sarah y los terrores de Mary son el eje principal de este fragmento.

                 Sarah y Mary habían salido a dar un paseo a la tarde siguiente. Sus pasos las llevaron hasta una antigua fortaleza romana. Apenas quedaban algunos vestigios de la civilización que había dominado el mundo una vez. Sarah no cabía en sí de alegría. Le contó a Mary que su madre ya estaba al tanto de su relación con Darko.
               Incluso, la aprobaba.
               Mary miró extrañada a su hermana. No se lo podía creer.
-¿En serio madre aprueba tu romance con Darko?-inquirió.
-Yo tampoco acabo de creérmelo-contestó Sarah-¡Pero te juro que es verdad!
-Supongo que madre piensa que ya es hora de que nos casemos. No va a mirar en el árbol genealógico de nuestros futuros maridos. En el fondo, hace bien. Madre quiere ser abuela. Y tenemos que darnos prisa si queremos que haga realidad su sueño.
-Madre hablará con padre. Intentará que dé su visto bueno. ¡Oh, Mary!
             Sarah se detuvo. Se puso a dar saltos de alegría. Mary nunca antes la había visto tan feliz.
-Me alegro por ti-afirmó la joven.
              Se detuvo delante de las ruinas de una antigua vivienda romana.
-No te veo muy contenta que digamos-observó Sarah.
-Tu relación con Darko va muy deprisa-comentó Mary.
-¿Y qué tiene que ver eso contigo?
-También yo tengo la sensación de que el conde va muy deprisa. Ya ha hablado con padre. Le ha pedido mi mano en matrimonio. Padre ha aceptado. Falta una pedida oficial...Y el compromiso...
             Mary se encaró con Sarah. La joven pudo ver el miedo reflejado en los ojos de su hermana. Muy a su pesar, Mary sentía algo muy especial por Robert. No sólo era un caballero educado y refinado. También era un hombre amable y cariñoso. Le sería muy fácil enamorarse de él. Robert parecía querer hacerla feliz de verdad.
             Pero el recuerdo de lo ocurrido se cruzaba en la mente de Mary. Antes o después, tendría que sincerarse con Robert. ¿Podría entenderla? Las dudas se habían apoderado de ella.
-Y todavía no le he contado la verdad-suspiró Mary.
            Empezó a caminar delante de Sarah. Su hermana tuvo que acelerar el paso para poder alcanzarla.
-No le cuentes nada si no quieres-le sugirió.
           Mary se detuvo. Robert no era tonto.
-Si no le cuento la verdad, será todavía peor-afirmó. No se giró para mirar a su hermana-Rezo para que no se dé cuenta. ¡Pero se dará cuenta! Y...
           Los ojos de Mary se llenaron de lágrimas. Sarah sintió una dolorosa presión dentro de su pecho al verla sufrir. Mary era una de las mejores personas que jamás había conocido. ¿Por qué la vida se había ensañado tan cruelmente con ella?
-No te lo he contado todo-susurró Mary-Aún hay más. Pero...
           Se giró para mirar a Sarah. Sus mejillas estaban bañadas en lágrimas.
-No me lo cuentes-le pidió su hermana-Has sufrido demasiado. Ya va siendo hora de que dejes atrás el pasado. Es el momento de vivir el presente, hermana. De que seas feliz.
           


              Se alejaron de los restos de la fortaleza romana. Caminaban con paso lento y cansado. En el fondo, Mary se sentía cansada. Estaba cansada de luchar contra los fantasmas de su pasado. Se preguntó si su boda tendría lugar antes del verano. Éste se encontraba cada vez más cerca.
              Y Robert parecía tener mucha prisa por casarse.
-¿Crees que merezco ser feliz?-le preguntó a Sarah.
-Tú no tuviste la culpa de lo que te pasó-respondió la joven-Quien te hizo semejante canallada es un salvaje. Y le deseo la más horrible de las muertes. Sólo eres una víctima inocente, Mary. Me siento culpable porque no salí contigo al jardín aquella noche. Soy muy fuerte. Pude haberle hecho huir.
-O no...¡Quién sabe!
-Mary...
              Ella se secó las lágrimas con la mano.
-No quiero seguir llorando-decidió-¡Vamos, hermanita! Cuéntame. ¿Cómo te van las cosas con Darko? Si madre habla con padre, a lo mejor, os podéis casar.
              Sarah sonrió al pensar en su amado. Pero le dolía ver sufrir a Mary. Su dolor era lo único que empañaba la felicidad que sentía Sarah en aquellos momentos.
             Le contó a su hermana mayor que, con un poco de suerte, se casarían al volver Mary y Robert de su luna de miel.
              Mary sonrió con tristeza. Sarah estaba muy enamorada de Darko. Y Katherine estaba muy enamorada de Stephen. Por lo menos, la primera vez de Katherine había sido un acto de amor. No había tenido nada que ver con la atrocidad cometida con ella.
-Deberíamos de ir a buscar a Cathy-propuso Sarah-¿Se habrá ido ya mister Winter?
-No intervendremos-sugirió Mary-Cuando mister Winter se vaya, entonces, apareceremos.
-¡Se ve tan feliz a Cathy! Madre también bendice ese romance. ¡Empieza a ir todo bien!
-Sí...
              La voz de Mary estaba cargada de tristeza. Sarah lamentó el verla tan triste. Pensó que lord Robert sería capaz de hacerla feliz. Borraría el recuerdo de aquella terrible noche de su mente. Se convertirá en su principal apoyo, pensó Sarah.
            De pronto, comparó mentalmente a Darko con Robert.
            Darko le juraba amor eterno. Pero aparecía y desaparecía. La volvía loca con sus besos. Y la dejaba.
              En cambio, Robert parecía estar siempre al lado de Mary. Parecía vivir pendiente de complacerla.
             Nunca se iba. Al contrario...Se quedaba.

             Katherine y Stephen se habían encontrado en la replaceta de la Iglesia de Saint Cygar. Stephen recorría con los ojos el perfecto rostro de Katherine. Llevaba suelto su cabello de color miel. Sus ojos azules brillaban al encontrarse con la mirada de Stephen.
-Muy pronto, estaremos juntos para siempre-le prometió el joven-Intentaré que no te falte de nada a mi lado. ¡Te juro que vivirás como una Reina!
-Lo único que quiero es estar contigo-afirmó Katherine.
-No nos separaremos nunca más.
            Stephen cogió las manos de Katherine.
-Espero que así sea-asintió la joven-Porque...Tengo miedo. Tengo mucho miedo.
-Vamos a luchar por nuestro amor, Cathy-le aseguró Stephen-Y vamos a salir victoriosos.
             Katherine suspiró. Tenía mucha fe en Stephen. En el amor que se profesaban mutuamente.
             Él miró sus muñecas. Apenas le quedaban ya señales de cuando intentó cortarse las venas. La herida había sido poco profunda. Apenas casi un arañazo. Stephen le besó las muñecas.
             Lo único que le pedía a la vida era poder estar siempre con Katherine. Antes o después, su familia tendría que aceptarle tal y como era. Su sueño era la Música.
             Pero tenía otro sueño. Un sueño llamado Katherine Wynthrop...
             Apretó con fuerza la mano de la joven. Su amada Katherine...



-De momento, mis hermanas nos apoyan-le recordó la joven-Quieren que seamos felices.
-Tienes a las mejores hermanas del mundo-afirmó Stephen-Yo tengo un hermano mayor. He terminado aborreciéndole.
-Entonces, deseo no verle en la vida.
            Stephen besó a Katherine en la mejilla.
-Tus deseos son órdenes para mí-afirmó.
            Quería complacerla en todo momento. Pero también quería demostrarle la sinceridad de su amor. Las palabras podían ser huecas y falsas. El viento se las llevaba consigo. Pero los actos permanecían siempre en la memoria grabados. Eso era lo que Stephen buscaba.
             La puerta de la Iglesia estaba abierta. Algunas mujeres habían entrado. Miraban un tanto escandalizadas a la pareja que estaba sentada en el banco. Katherine se acercó aún más a Stephen.
             Un escalofrío placentero recorrió la columna vertebral del joven.
             Abrazó con cariño a Katherine y ella apoyó la cabeza sobre su hombro. Stephen la besó en la frente.
-Por eso, me gusta pedirte cosas-bromeó Katherine.
             Alzó la vista y se fundieron en un beso apasionado. Poco les importó la gente que podía estar viéndoles. Las miradas escandalizadas de las mujeres que entraban en la Iglesia. Nada les importaba.
            Stephen ahondó más en aquel beso. Y Katherine correspondió abriendo la boca para facilitar el acceso a su lengua. Rodeó el cuello de su amado con los brazos. Y se apretó contra él. Sólo querían permanecer siempre juntos.

2 comentarios:

  1. Woooooooooooo!!!! aun estando de vacaciones no me quería perder esto.
    Increible vuelta de las hermanas.
    Sigue así
    Besazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola Anna!
      ¡Qué sorpresa más agradable!
      ¡Qué alegría que te siga gustando!
      Espero subir más de seguido, pero quiero tomarme las cosas con calma. Aún queda historia para rato. No pienso dejarla a medias esta vez.
      Muchas gracias por tus palabras.
      Un fuerte abrazo.

      Eliminar