martes, 6 de agosto de 2013

CRUEL DESTINO

Hola a todos.
Como vais a ver, la cosa empieza ya a complicarse.
Robert quiere hacer oficial su compromiso con Mary. Es a partir de ese momento cuando la historia empieza a dar un giro totalmente inesperado. Y...¡No puedo decir más!

               Mary pensó que iba a desmayarse.
-¿Cómo ha dicho?
               Lord Robert contempló a su prometida. Mary llevaba el cabello recogido en un elegante moño. Lucía un vestido de color blanco y verde. Y, en contraste, estaba la palidez de su cara. Le cogió la mano con cariño. Él había ido a visitarla para hablar de la boda. Ya era hora de hacer oficial su compromiso.
-Se trata de anunciar nuestro compromiso-le explicó-Haríamos una fiesta.
-¿Y tiene que ser en una fiesta?-inquirió Mary.
-Se hará la fiesta, milord-anunció mister Wynthrop-No entiendo el porqué Mary se ha puesto tan nerviosa.
-Porque no está acostumbrada a las fiestas, padre-intervino Sarah-La asustan un poco. Pero está muy contenta.
               Estaban todos reunidos en el salón.
              Mary agradeció el poder estar sentada. Le temblaba todo el cuerpo con violencia. Robert se llevó su mano a los labios.
              Mary se había puesto rígida cuando él la besó suavemente en los labios a modo de saludo, aprovechando un descuido de sus padres.
              De pronto, los peores temores de la joven se estaban haciendo realidad. No se trataba de un coqueteo. Ya no era tan sólo un cortejo. No...Se trataba de un compromiso. Acabaría casada con el conde de Maredudd.
-¿Le ocurre algo?-le preguntó Robert-Disculpe si he sido un impertinente. No ha sido mi intención molestarla, miss Mary. Pensé que le haría ilusión.
-Milord...-balbuceó la joven-Yo...Bueno...
-Mary está sorprendida-intervino Sarah-No pensaba que las cosas pudieran ir tan deprisa. Pero así está siendo. Le aseguro que mi hermana está muy contenta, milord. Y le hace mucha ilusión comprometerse con usted. Ser su esposa a la larga. La conozco bien.
           Sarah se puso de pie. Se acercó a Mary. Le dio un breve abrazo.
          A la joven le estaba costando trabajo recuperar su respiración habitual. Tenía la sensación de que todo le daba vueltas. Katherine la miraba con preocupación.



             Mary respiró hondo. Sabía que aquel día tenía que llegar. Pero le parecía que era demasiado pronto. Sus heridas seguían estando demasiado abiertas.
-¿Cuándo sería la boda?-quiso saber.
             Robert prefirió centrarse en la fiesta de compromiso.
             La fiesta en cuestión se celebraría en la casa donde él se estaba hospedando.
             Tendría lugar en cuestión de unos días.
             El anuncio de la boda se haría a la prensa al día siguiente.
            Mary cerró los ojos. Pensó que estaba soñando. En cuanto abra los ojos de nuevo, se dijo así misma, estaré en mi habitación. Lo habré soñado todo. Abrió los ojos lentamente. Pero no estaba soñando. Robert seguía estando en el salón. Hablando de la boda.
            Sarah vio por el rabillo del ojo a Erika.
            Rara vez se fijaba en ella. Le parecía una joven discreta y callada.
            Llevaba su cabello de color castaño recogido en un holgado moño. Sus ojos de color azul carecían por completo de expresión. Darko nunca se fijaría en ella, pensó. Sin embargo, una idea pasó por su cabeza. ¿Y si Darko se había fijado en Erika? Era un hombre.
           Erika poseía unos pechos generosos. Era hermosa y deseable para cualquiera. Su piel poseía la tonalidad de un melocotón. Su tez era despejada. No sonreía casi nunca. Pero podía rezumar sensualidad. Y Darko no era ciego. Él nunca me traicionaría, pensó Sarah. Se echó en cara así misma el creer que Darko podría traicionarla con Erika.
-Entonces, todo arreglado-anunció Robert.
            El baile de compromiso se celebraría en la casa donde él se estaba hospedando. Hablaría con los dueños y les contaría lo que quería. Estaba convencido de que no habría ningún problema.
           Le estaban esperando para tomar el té. Prefería tomarlo con sus anfitriones. Entonces, podría hablar con ellos con más calma acerca de la fiesta.
            Besó a Katherine en las manos. Besó también a Sarah en las manos.
-Muy pronto, vamos a ser familia-le sonrió la joven.
            Robert no se atrevía a mirarla. Sarah podía adivinar lo que estaba pensando.
-Es lo que más deseo en el mundo-afirmó el conde.
            Se dirigió a Mary. Le dio un beso suave en los labios. Ella se puso rígida. Pero trató de disimularlo.
-Vamos a ser muy felices-le prometió a la joven-Se lo juro. La haré feliz. La honraré. La respetaré.
            Dicho esto, se marchó. Mary parecía no salir del estado de estupor en el que se encontraba tras el anunció de Robert. Le parecía que era imposible detener aquel disparate. Y no sabía qué hacer.

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