martes, 4 de junio de 2013

EL ÚLTIMO GRITO EN LITERATURA

Hola a todos.
La entrada de hoy no estaba planificada. Pero, tras ver algunas noticias acerca de la Feria del Libro, no he podido resistir la tentación de hacerla.
Se habla mucho de las tendencias en Literatura.
¿Os acordáis de hace unos años? Se pusieron de moda las novelas románticas que tenían a corsarios de protagonistas. Y ahí tenemos Amable y tirano, La amante cautiva, la saga Amor de Valerie Sherwood, etc.
Eran novelas cuyos protagonistas eran corsarios que, en realidad, eran aristócratas y tenían fama de ser duros y posesivos y bellísimas damas con dinero y carácter. La saga Amor de Valerie Sherwood está protagonizada por Mary Sue (aquí llamada Imogene), el corsario Van Ryker (Gary Stu), la hija de ella (otra Mary Sue, pero llamada Georgiana. Por cierto, el padre no es el corsario, sino otro Gary Stu) y el amado de la hija, un tercer Gary Stu, pero llamado Brent, para diferenciarlo de los otros.
No viene al caso, pero tenía que decirlo.
Fabio, un famoso modelo que sirvió para ilustrar las portadas más atroces de nuestras novelas románticas favoritas, también escribió (o eso cuenta él) una novela de piratas romántica llamada simplemente Pirata. 
Cuando nos cansamos de imaginar que surcábamos los Siete Mares al lado de un apuesto pirata o corsario, nos pasamos a otros dos subgéneros de la novela romántica: el chic-lit y la Regencia.
Con el chic-lit, encontrábamos a mujeres que podían parecerse a nosotras (o no) y que te contaban en un tono que, a menudo, tenía algo de jocoso, sus historias en su trabajo, con las amigas, con la familia, con sus novios, etc.
El chic-lit tienes sus admiradores, pero también tiene sus detractores que consideran a este género como sexista, ya que, en algunos casos, la protagonista se obsesiona con casarse ante el temor de quedarse soltera (¡qué tragedia!), calma su ansiedad yendo de compras a las mejores tiendas o tiene un trabajo como los que se describe en los siguientes títulos:
-La camarera. 
-La peluquera. 
-Diarios de una niñera. 
Marian Keyes es una de las mejores autoras de chic-lit porque ella aborda temas más bien dramáticos desde un punto de vista más bien serio y realista.
En la Regencia, podemos encontrar tres tipos de historia:
-Libertino con título y dinero del que se enamora joven de origen humilde y virgen.
-Libertino con título y dinero del que se enamora la institutriz de la hija/hermana/prima/sobrina/protegida, que es una joven de veintitantos años y virgen.
-Libertino con título y dinero del que se enamora una joven que también tiene dinero (menos que él) y su padre o tío o hermano tiene un título (casi siempre, inferior al que tiene el protagonista).
Casi al mismo tiempo, la Kenyon puso de moda a los vampiros sementales gracias a sus Dark Hunters y las librerías se llenaron de novelas protagonizadas por vampiros de miles de años que recorren vestidos con chupas de cueros las calles de una gran ciudad (casi siempre estadounidense) sólo para enamorarse de una cazavampiros, una humana, una licántropa u otra vampiro. Casi siempre, se enamora de una mortal.
Casi siempre, sus historias de amor están condenadas al fracaso porque no pueden estar juntos debido a la condición de él de vampiro. Sin embargo, ¡oh sorpresa!, a tres páginas del final, él consigue ser mortal y se casa con ella. Siempre me he preguntado el porqué los Dark Hunters que se han acostado con millones de mujeres a lo largo de sus miles de años de vida no han tenido hijos, pero, llega la mujer en cuestión y ¡zas! Se vuelve mortal y tiene hijos con ella.
¿Por qué Acheron tuvo una hija con Artemisa?
En fin, me estoy yendo por las ramas.
Luego, Stephanie Meyer logró la gloria gracias a su saga Crepúsculo y todas las librerías se llenaron de historias de vampiros enamorados de humanas. Todos ellos eran unos adolescentes y sus historias de amor eran más bien light.
Y llegamos a nuestros días. ¿Qué ha pasado? Gracias a una buenísima campaña de promoción, la trilogía de 50 sombras de Grey se ha convertido en todo un fenómeno de masas, con peli a la vista. Se han vendido millones de los libros de la trilogía y tienen muchos fans.
Ya sabéis un poco de qué va: Anastasia Steel (o Ana) es una joven de veintipocos años que todavía es virgen, que no tiene muchas luces (según sus detractores) y que se enamora del guapísimo y riquísimo Christian Grey, un empresario dominante y posesivo al que le va el sadomasoquismo y que arrastra consigo numerosos traumas.
A partir de ahí, se han llenado todas las librerías de historias que tienen como protagonistas a clones de Anastasia y Christian. Es decir, tenemos a jóvenes con más o menos luces que Anastasia y a empresarios forrados, con numerosos traumas y fanáticos del sadomasoquismo.
No sé lo que pasará cuando Anastasia, Christian y sus clones pasen a la Historia. No me imagino cuál será la nueva moda literaria.
Porque se trata de eso: de modas.
Una novela de un determinado género tiene éxito. Aprovechando el tirón que tiene, se escriben novelas que calcan su argumento a la perfección. Y se venden como rosquillas. Pero es algo temporal, hasta que pasa la moda.
En algunos casos, no se trata de una moda pasajera.
Forastera y Un lugar en el tiempo abrieron el camino para muchas historias de viajes en el tiempo. Para las que, como yo, todavía no hemos encontrado a nuestro Príncipe Azul (soy realista, pero también tengo mi vena romántica), nos hemos preguntado si ese hombre existe, pero en otro siglo, ya sea pasado o futuro.
Forastera causó furor por su temática. Una joven de la década de 1940, Claire, felizmente casada y que no era virgen, viaja en el tiempo hasta el siglo XVIII para enamorarse de un joven escocés que es virgen. Eso rompió con el binomio de hombre duro y experimentado-joven con carácter, pero delicada y virgen.
Todavía hoy se siguen publicando novelas de viajes en el tiempo.
Otro tipo de novelas que no se pasan de moda son las de land-escape. Sí, ahora están muy de moda gracias a novelas como Conquistadora. Sus protagonistas son chicas de un país europeo del siglo XIX que viajan a una colonia de su país donde vivirán experiencias muy duras, madurarán, serán testigos de acontecimientos históricos y, por supuesto, se enamorarán. Pero este tipo de novelas ya existían hace muchos años.
Tenemos el ejemplo de El velo pintado. Su protagonista es una joven inglesa que se casa con un médico para no quedarse soltera. Los dos viven en China, cuando ésta era todavía colonia inglesa. La protagonista, Kitty, se enamora de un millonario cantamañanas. Y también tenemos Y vinieron las lluvias, ambientada en La India de la década de 1930.
Yo soy muy rara literariamente hablando. No sigo las modas. Lo he intentado y no lo consigo. Me he dado cuenta de que no me gustan seguir las modas. No va conmigo. No me gusta hacer algo que se está haciendo a gran escala. Intento ser original a la hora de escribir. No sé si eso será bueno o si será malo.
Pienso que hay que escribir lo que uno quiere. Y que no hay que dejarse llevar por la moda del momento.
Al menos, ésa es mi opinión al respecto.
Ahora, quiero conocer la vuestra. ¿Qué pensáis acerca de las modas literarias?

 Cartel de la adaptación al cine de la novela Vinieron las lluvias, de 1939. Esta novela está considerada como una de las primeras de land-escape. 

2 comentarios:

  1. Muy buena tu entrada, me ha gustado mucho como has descritos todos esos tipos de novelas, los originales y todo lo que ha seguido después.
    Es verdad que cuando algo está de moda, parece que no exista nada más, en especial para las editoriales porque al fin de cuentas las editoriales son un negocio y quieren hacer dinero. Sin embargo, yo estoy de acuerdo contigo, hay que escribir lo que uno le gusta y no lo que está de moda.
    Besos

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    1. Hola Trinity.
      ¡Es lo lógico! Escribes lo que quieres. Lo que te sale de la mente. No escribes lo que dictan las modas. Al final, te atoras y no sabes cómo seguir. Es bueno ser fiel a uno mismo.
      Un fuerte abrazo.

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