domingo, 5 de enero de 2014

SEGUNDAS OPORTUNIDADES

Hola a todos.
El fragmento de hoy de Segundas oportunidades es bastante especial por dos motivos.
El primero de todos es que está dedicado a una gran amiga, nuestra querida Citu.
Deseo de corazón que este capítulo te anime porque, eso espero, te va a gustar mucho. Y espero que os guste mucho a todos.
Va a pasar algo muy importante entre Margaret y Jonathan.
¡Vamos a verlo!
Y Citu, amiga, los malos momentos siempre se van. Pasan, como las nubes de verano. Aunque te cueste trabajo, sigue adelante. Melodías prohibidas es una historia preciosa, con unos personajes muy bien construidos y creíbles. ¡Sigue así!

                             Esto es una locura, pensó Margaret. Estaba dando un paseo con Jonathan los dos solos.
                             ¿Por qué se le ocurría hacerle caso a Edith?, se reprochó así misma.
-Llama la atención el no ver árboles aquí-comentó Jonathan.
-Antes, creo que había árboles-contó Margaret-Aunque yo nunca los he visto. Quien se lo puede contar todo es Edith. Yo...Cuando vengo aquí es cuando visito a mis tíos. Aunque...Bueno...
-¿Le preocupa el haber salido conmigo a dar un paseo?
-No es eso. Usted me parece un caballero. Pero Sanda es una isla pequeña en la que vive poca gente. La gente nos ve. Y habla de nosotros.
                               En un primer momento, habían salido Margaret, Edith y Jonathan a dar el paseo. Cuando se alejaron lo suficiente de la casa de los Hollins, Edith dijo que había recibido una nota de su amiga Eve. Por lo visto, le habían regalado un sombrero nuevo y quería enseñárselo. Alegó que iba a tardar muy poco en ir a verla. De aquel modo, dejó a Margaret a solas con Jonathan.
-¿Me tiene miedo?-le preguntó el joven a Margaret.
                            La joven se puso rígida. Pocas eran las veces que había estado en la compañía de un hombre. Pero siempre se había encontrado acompañada por alguien. Jonathan Lennon no era como los otros hombres que había conocido. Había algo en él que le hacía diferente y especial.
-¡Por supuesto que no!-respondió Margaret, riéndose-Yo no le tengo nunca miedo a nada. Se lo puedo asegurar.
                            Jonathan la miró con intensidad. Hacía mucho tiempo que no se encontraba a solas con una mujer. Sólo había estado en una situación así cuando estaba con Abby.
-Me recuerda mucho a Abby-le comentó-Mi esposa se reía como usted. Y decía no tenerle miedo ni a nada ni a nadie.
                            Oír el nombre de aquella mujer indignó a Margaret. Jonathan lo percibió al notar que se había puesto rígida. Pensó que había hecho mal en mencionar a Abby. Pero todo en Margaret le recordaba mucho a su mujer. Y eso no debía de ser así. Estar cerca de Margaret despertaba en Jonathan sensaciones que creía olvidadas desde que murió Abby. Como la sensación de tener mariposas revoloteando en su estómago.
                           Margaret empezó a hablar. Le contó una leyenda que había oído acerca de San Ninian. Se decía que el Santo se encontraba enterrado en algún rincón de la isla de Sanda. Un árbol se encargaba de indicar el lugar donde los restos de San Ninian descansaban.
-¿Dónde está ese árbol?-quiso saber Jonathan-No he visto todavía ningún árbol.
                        Margaret se encogió de hombros. Según la leyenda, nadie podía pisar la tumba de San Ninian. Todo aquel que la había pisado había muerto en el acto. La leyenda había llamado la atención de la joven desde que la escuchó. Jonathan y Margaret se detuvieron. Jonathan pensó que Margaret era realmente hermosa. Su corazón comenzó a latir muy deprisa.



-Me parece extraño que nunca antes haya sido cortejada-opinó Jonathan-Es usted muy hermosa.
-¡No me lo creo!-sonrió Margaret, poniéndose nerviosa de pronto.
-Es cierto.
-No estoy acostumbrada a recibir elogios de ningún caballero.
-Entonces, esos hombres son idiotas. Sé que hace poco que la conozco. Pero la he tratado mucho. Veo que es usted una mujer, no sólo guapa. También es inteligente. Es madura y reflexiva. Eso me gusta.
-Señor Lennon...Por favor...
                       Jonathan cogió las manos de Margaret y se las besó.
                       Ella escuchó los latidos acelerados de su corazón latiendo al mismo tiempo que los latidos acelerados del corazón de Jonathan. Podía percibir el calor que desprendía el cuerpo bien formado del joven. Se sentía tentada a acercarse aún más a él.
                     Trató de apartar aquellos pensamientos de su mente. Era la primera vez que le pasaba. Pero Jonathan no era como los otros hombres que había conocido. Era distinto.
                      Sus piernas temblaron con tanta violencia que pensó que iba a desmayarse. Jonathan le cogió suavemente los brazos. Podía notar cómo Margaret temblaba. El recuerdo de Abby pasó por su mente. Lo apartó como pudo. En aquellos momentos, se encontraba a solas con Margaret.
-Margaret...-susurró.
                       No dijo nada más.
                       En aquel momento, posó sus labios sobre los labios de la joven.
                       La besó con suavidad.



                     Fue Margaret quien se apartó de él. Era la primera vez que alguien la besaba. El recuerdo de cómo Lucy fue obligada a casarse pasó por su mente. Ella no quería obligar a Jonathan a nada. La respiración de Jonathan era acelerada. Hacía mucho tiempo que no besaba a una mujer. Sólo había besado a Abby.
-Le ruego que me perdone-se excusó Jonathan-No ha sido mi intención ofenderla.
                   Las mejillas de Margaret estaban encendidas.
-Quiero volver a casa-pidió en voz muy baja.
                   Esto no ha debido de pasar, pensó. Pero había pasado y no sabía qué hacer. Por un lado, su corazón parecía dar saltos de alegría. Por el otro lado, tenía la sensación de que no podría volver a mirar nunca más a Jonathan Lennon a la cara. Se acercó más a Jonathan y, entonces, todo cambió.
                     El joven la atrajo suavemente hacia sí y la besó de nuevo. Estaba vez, se trató de un beso más profundo y cálido que el que se habían dado antes. Para sorpresa de ambos, Margaret correspondió a aquel beso y rodeó con sus brazos el cuello de Jonathan, apretándose contra él. Se besaron nuevamente, intentando conocerse a través del contacto de sus lenguas. De sus salivas entremezcladas...Del sabor de sus labios...
                       El sonido de un ligero carraspeo les hizo separarse.
-¿Interrumpo algo?-inquirió una voz joven y femenina.
                        Margaret estaba toda roja cuando se apartó rápidamente de Jonathan.
-No interrumpes nada, Edie-contestó casi sin mirarla a la cara.
                        Por suerte, se trataba de su prima.
                        Los ojos azules de Edith brillaron de manera pícara al mirar a la pareja. Por lo visto, había hecho acto de presencia en el mejor momento. Sonrió para sus adentros y su adorable rostro se iluminó.
-Seguiré dando un paseo-anunció Jonathan, también muy rojo-Es una isla pequeña. No creo que me vaya a perder. Y, no. No hay árboles.
                    Se alejó a toda prisa de Margaret y de Edith sin apenas despedirse de ambas.
-¿He visto lo que creo que he visto?-interrogó la chica a su prima.
-¡Ni una palabra de esto ni a tía Phoebe ni a tío Edwin!-le ordenó Margaret.
-No les diré nada. Pero, cuando se enteren de que el primo Jonathan te está cortejando, se van a llevar una gran alegría.
-Tu primo no me está cortejando.
                     Edith se echó a reír. Lo que había visto indicaba que Jonathan estaba interesado en Margaret. Sin embargo, la joven parecía tener dudas al respecto. Edith pensó que ella debía de hacer algo al respecto para poder ayudarles.
-Sigue enamorado de su mujer-se lamentó Margaret.
-Es normal que siga sintiendo algo por Abby-admitió Edith-Pero eso no significa que no sienta nada por ti. ¡Por el amor de Dios, Meg! ¿Me vas a negar lo que acabo de ver?
-Ha sido un momento de debilidad por parte de él. Y también por parte mía...No va a volver a pasar. Te lo prometo.
                     Edith bufó de un modo nada propio de una dama. Ni siquiera era propio de ella bufar.
-Eres la mujer más cabezota que jamás he conocido-se quejó la muchacha.
                    Empezaron a caminar. Margaret se mantuvo callada durante todo el trayecto. Edith tomó la decisión de que debía de hablar a solas con Jonathan. Se encargaría de darle consejos sobre el modo en que debía de cortejar a su prima. Ya se veía así misma haciendo de dama de honor en la boda de Margaret y de Jonathan.

3 comentarios:

  1. Que hermoso capítulo para dedicar a Citu, esta chica es especial y bueno, solo que tiene que seguir caminando, aunque a veces sean caminos cuesta arriba. Un besazo.

    ResponderEliminar
  2. Jonathan y Margaret hacen buena pareja. Me encantan, espero lleguen a enamorarse mutuamente.
    Deseo lo mejor ara Citu. Que buen detalle de parte tuya, para reanimar con una buena amistad.
    Saludes

    ResponderEliminar
  3. Uy muchas gracias te mando un abrazo y me dejaste sin palabras. Tqm El capitulo me encanto está genial y esperemos que pronto Jonathan y Margaret se queden juntos. Te mando un abrazo y buena semana .

    ResponderEliminar