lunes, 13 de enero de 2014

SEGUNDAS OPORTUNIDADES

Hola a todos.
Tras haber hecho un pequeño descanso durante el fin de semana, hoy retomo Segundas oportunidades. 
Jonathan sigue adelante con el cortejo a Margaret y parece que las dudas se están disipando.

                           Jonathan aceptó salir a dar un paseo con Margaret por la isla.
                           Se alegró de poder pasar un rato con ella.
-¿Hay cruces celtas en Chedworth?-le preguntó la joven.
                           Jonathan no recordaba haber visto nunca una cruz celta en Chedworth. Pero sí recordaba las ruinas romanas donde se le declaró a Abby. Tenía la sensación de que habían pasado siglos desde aquella tarde.
-Aquí hay varias cruces celtas-aseguró Margaret-Es imposible perderse paseando por aquí.
-Será una isla pequeña-opinó Jonathan-Pero tiene algo que la hace mágica.
                           Al decir esto, Jonathan tenía la mirada clavada en Margaret. La joven llevaba recogido su cabello de color castaño en un moño holgado que amenazaba con soltársele. Incluso, su vestido de color azul oscuro le sentaba bien.
-La magia hace que las personas cambien-afirmó Margaret.
-¿Por qué dices eso?-inquirió Jonathan.
-Aparece de pronto. Hace que te cuestiones todo lo que creías. A mí me ha pasado. Yo nunca...Jamás pensé que llegaría este día.
                        Le cogió la mano a Jonathan.
                        Una corriente eléctrica sacudió el cuerpo del joven.



                         Las dudas parecieron esfumarse de su mente.
                          Puede que la ame, pensó Jonathan.
                         Margaret le sonrió con dulzura. Jonathan olvidó lo ocurrido la noche antes en la biblioteca con Edith.
                         En realidad, no había pasado nada, recordó Jonathan.
-Me alegro mucho de que estés aquí-afirmó Margaret-Le escribiré a Lucy. Quiero que sepa que soy feliz.
-¿Por qué eres feliz?-inquirió Jonathan.
-No lo sé. Pero me siento feliz.
                       Se detuvieron.
                        Margaret experimentaba una dicha que nunca antes había sentido. La cercanía de Jonathan la ponía nerviosa. Pero, al mismo tiempo, anhelaba estar cerca de él. Sospechaba que al joven le pasaba algo parecido. Deseaba con todas sus fuerzas ser valiente y borrar el recuerdo de Abby de su mente. Le parecía absurdo sentir celos de una mujer que ya no estaba. De un fantasma...
                        Se fundieron en un fuerte abrazo.
                       Jonathan se sintió feliz al estar así con Margaret. La imagen de estar en una cama con ella con las piernas entrelazadas pasó por su mente.
                        Aquella imagen le turbó. Los dos estaban alejados de donde estaban las casas. Pero Jonathan, suspirando hondo, se apartó de Margaret.
-Será mejor que regresemos-le sugirió con voz ronca-Se está haciendo tarde. Hemos salido solos. Y no quiero que la gente hable mal de ti.
                      Amar no era sólo el deseo de acostarse con una persona, pensó.
                       El deseo era una cosa. El amor no sólo se basaba en el respeto. Era también respeto mutuo. Era amistad. Era confianza.

4 comentarios:

  1. Uy continúa que deseo saber que pasara con Jonathan y Margaret. Te mando un beso y te deseo una genial semana

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  2. Una bonita definicion del amor, que una cosa es el deseo ejej
    unos besotessssssssssssssssss

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  3. Me gustan tus protagonistas. Son tan románticos.
    Saludes

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