lunes, 23 de septiembre de 2013

DE LA AMISTAD AL AMOR

Hola a todos.
Debido a un error en blogger, se me borró el fragmento que constituía el desenlace de mi relato De la amistad al amor. 
Esto me ha dado rabia, como debéis de suponer. Si entráis en mi blog y veis que está cambiado es porque me he visto obligada a cambiarlo.
Y aquí tenéis el desenlace de De la amistad al amor. 
Espero que blogger me permita conservarlo.
Muchas gracias a todos por leer. Y también por comentar.

                      Hester y Marcus abandonaron la casa de los Murray sin ser vistos. Salieron por la puerta principal. Nadie se percató de que se habían ido. Los dos apenas cruzaron palabra de camino a la casa de los Birmingham. Hester se dio cuenta de que estaba temblando. Marcus se dijo así mismo que lo que estaba pasando le parecía una locura. La Luna llena brillaba en lo alto de un cielo cubierto de estrellas brillantes. Marcus miró a Hester. Pensó que ella era la más bonita de todas las estrellas de la noche.
-Lo que pueda pasar esta noche podría cambiar nuestra relación-susurró la muchacha.
                   Casi ni miraba a Marcus a la cara. Y él se mantenía a una distancia prudencial de ella.
                  Entraron en la casa de los Birmingham por la puerta de la cocina. Los pocos criados que la familia tenía se habían retirado un rato antes a dormir a las camas que tenían en el sótano.
-No hagas ruido-le pidió Hester a Marcus.
                Subieron a la habitación de la chica por la escalera de la cocina.
-Hablaremos aquí más tranquilos-le dijo Hester a su amigo-Me dirás lo que quieras. Y yo...
                  Guardó silencio mientras abría la puerta de su habitación. Le temblaba la mano al coger el pomo.
                  Nunca supo cómo pasó todo. Nunca supo en qué momento Marcus la despojó de su vestido de fiesta y de la ropa interior. Ni cómo se desnudó. Todo ocurrió demasiado deprisa, en opinión de Hester.
                  La mirada de Marcus era ardiente. Llegó hasta lo más profundo del corazón de Hester. Se estremeció cuando la mano del joven acarició su desnuda espalda.
-Eres muy hermosa-le susurró.
                  La recostó con cuidado en la cama. La besó con fuerza. Y Hester correspondió a su beso con la misma fuerza. Empezaron a acariciarse con las manos de manera mutua.
-No tengas miedo-le pidió Marcus.
                  Hester tenía una ligera idea de lo que ocurría entre un hombre y una mujer en la intimidad. Se lo había oído en una ocasión a su madre mencionárselo a Meg. La explicación que le había dado la señora Birmingham a su hija mayor era que la primera vez solía ser muy dolorosa para la mujer. Podía sangrar, incluso. Después de eso, Meg no sentiría nada en la cama con un hombre. La joven se quedó atónita. Hester se asustó al oír aquéllo.



                       Pero estoy con Marcus, pensó la chica. Y él no me hará daño.
                       El joven empezó a besarla en el cuello. Llenó de besos los hombros de Hester. Sus labios descendieron hasta llegar a sus pechos. La muchacha se sintió rara cuando notó la excitación de Marcus apretando contra sus muslos. Era la primera vez que el joven veía los pechos de una mujer. Y los pechos de Hester le parecieron preciosos. Los llenó de besos. Los lamió con ansia.
                   Las manos curiosas de Hester se dedicaron a recorrer el cuerpo esbelto y bien formado de Marcus.
-Es muy apuesto-pensó la chica.
                  Las manos de Hester querían conocer mejor el cuerpo de Marcus. No se cansaba de acariciarlo.
                   Dieron la vuelta en la cama y Hester chupó las tetillas de Marcus. Su lengua recorrió el vientre del joven.
                   Oyó gemir a Marcus con fuerza. Estaba muy excitado, lo mismo que Hester. De golpe, el cuerpo de Marcus invadió el cuerpo de Hester con fuerza. Ella sintió dolor, al ser la primera vez que estaba así con un chico.
-¿Te he hecho daño?-le preguntó Marcus. 
-No mucho...-respondió Hester-No...
                     La joven abrió mucho sus piernas para facilitar el acceso de Marcus a su interior. De algún modo, sabía cómo tenía que obrar.
                     Habían cambiado. Ya no eran dos personas racionales. Se comportaban de otra manera. Parecían dos animales en celo.
                     Hester sentía cómo Marcus se movía dentro de ella. Los gritos de ambos se escuchaban en toda la casa. Las uñas de Hester se clavaron en la espalda de Marcus. Lo deseaba. Y quería demostrárselo. No tenía ninguna experiencia en aquellas lides, pero no le importaba. Deseaba a Marcus. Y se lo estaba demostrando. Llegaron a lo más alto casi al mismo tiempo y los dos se sintieron colmados y saciados durante unos instantes felices.
                       Quedaron exhaustos sobre la cama. La cabeza de Marcus reposaba sobre el hombro de Hester. Ella le besó en la frente. Él la besó en la boca.
                     Las respiraciones de ambos se fueron acompasando poco a poco. No escucharon los pasos que iban subiendo lentamente la escalera. No sintieron cómo la puerta de la habitación de Hester se abría.
-¡Oh, Dios mío!-oyeron gritar a una voz de mujer-¡Hester! ¿Qué está pasando aquí?
                    La aludida sintió cómo se le paralizaba el corazón. Marcus trató de cubrirla con su cuerpo. La silueta de una pareja de mediana edad estaba en el umbral de la puerta de la habitación de Hester. La luz de la Luna que se colaba por la ventana de la habitación les iluminaba. Marcus y Hester reconocieron a la pareja que estaba con ellos. Que los había visto.
                    Eran el señor y la señora Birmingham.
                    Los padres de Hester...
-Nos han visto-pensó la muchacha, con terror-¿Qué va a pasar ahora?

 

Por si acaso blogger vuelve a jugármela (no me fío nada de él), subiré cuando pueda el final.
Espero que os haya gustado la reescritura de la quinta parte de esta historia.
No descarto añadir un pequeño epílogo en cuanto pueda también.
¡Hasta pronto!

2 comentarios:

  1. Estas historias de amor siempre son una inspiración para aquellos que lo buscan y desean que dure hasta el infinito.
    Me gustó el final Laura.
    unos besotessssssssssssssss

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