viernes, 4 de septiembre de 2015

DESMITIFICANDO EL MITO

Hola a todos.
No sabemos el porqué nos atraen tanto los libertinos en novela romántica histórica o los macarras en novela romántica actual.
Se nos ha vendido desde siempre (ya en época de Rafael Pérez y de Corín Tellado) que esa clase de hombres no eran tan malos como los pintaban. Sólo estaban esperando a recibir la llegada del verdadero amor.
Se nos decía que no eran malos del todo. Pronto, encontrarían a la mujer adecuada.
Sentarían la cabeza.
No volverían a irse de juerga nunca más. No volverían a mirar a otra mujer.
Serían buenos con sus esposas. Leed cualquier novela romántica protagonizada por un libertino o por un macarra. ¿Cómo terminan?
Se casan.
Se convierten en esposos fieles. Tienen, casi siempre, hijos en el epílogo. Fundan una familia feliz junto con la protagonista de turno. Y pensamos que eso podría pasarnos a nosotras.
Esperamos a que un elemento así llegue a nuestras vidas.
Son personas que emanan salvajismo por doquier. Exudan sensualidad por todos los poros. Y tú piensas que necesita una mujer que le comprenda. Aunque empiece a tratarte mal, tú no te rindes. Piensas que él es el hombre adecuado para ti.
Tienes que ser paciente, te dices a ti misma. El pobrecillo ha sufrido mucho a lo largo de su vida.
Tiene algo en su interior que no le deja vivir. Por eso mismo, le excusas cuando te insulta. Le perdonas cuando te es infiel. Le perdonas cuando te da una bofetada. Está ocurriendo ahora mismo. ¿Cuántas mujeres muertas a manos de sus parejas llevamos en lo que va de año?
No digo que no haya que leer novela romántica protagonizada por libertinos. ¡Por Dios! ¡Hasta le he dado un final feliz a mi sir Kyle Saint Leger, un libertino que ha tenido enfermedades venéreas varias!
Porque quiero empezar a creer en los finales felices. Pero una cosa es un final feliz en una novela y otra cosa muy distinta es tener criterio suficiente como para pensar que eso no va a ocurrir en la vida real.
"Antes, era un ser egoísta y depravado. Pero soy un dulce corderito. He cambiado gracias a ti."
Suena romántico en la teoría. ¿Puede ocurrir en la realidad?
Es posible. Pero también es posible que ese tío te diga lo que tú estás deseando oír. Luego, viene el desengaño. El quitarte la venda de los ojos.
Los tíos así, como los libertinos y los macarras, no cambian nunca.
Ésa es la realidad. Podemos fantasear todo lo que queramos. Pero la realidad es la que es.
Aunque sea dura.

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