sábado, 11 de octubre de 2014

EN LA ISLA

Hola a todos.
¡Por fin! Después de un trozo que subí hace año y medio. Después de un larguísimo periodo de tiempo que estuve sin subir nada. Después de que me animara a terminarla.
¡Aquí llega el último fragmento de En la isla!
El lunes, si puedo, me gustaría subir un fragmento a modo de epílogo en el que conoceremos lo que la vida le depara a Meredith.
¡Vamos a ver qué ocurre hoy!

                                   Sir Henry escuchó durante más de una hora la confesión que le hizo Gabriel. Se quedó atónito al descubrir que el joven nunca había estado enamorado de Phoebe. Era el rumor que circulaba por todo Old Grimsby. Incluso, la propia lady Honora había advertido que su hija mayor sentía una gran inclinación hacia su joven vecino. Le había comentado a su esposo que Phoebe podía estar enamorada de Gabriel, pero decidieron obviar aquel detalle cuando el joven se marchó a luchar al continente.
                                  Gabriel se sintió mejor cuando terminó de hablar.
-Si no está enamorado de Phoebe, ¿por qué la ha ayudado a huir?-quiso saber sir Henry.
-El cariño que profeso hacia Phoebe es el mismo cariño que podría profesarle a mi hermana-contestó Gabriel-Ella jamás habría sido feliz al lado de lord Kirkcaldy. Por eso, la ayudé a huir.
-¿Dónde está mi hija?
-Ella no va a regresar. No quiere casarse con el vizconde.
-Sólo quiero saber si está bien.
                                 Gabriel le aseguró a sir Henry que Phoebe se encontraba perfectamente. Pero decidió no contarle dónde estaba.
-Se encuentra en un sitio a salvo-contó-Está con buenas personas.
                                 Y era cierto. Podía confiar en lady Annette. Gabriel le dijo a sir Henry que Phoebe se pondría en contacto con su madre y con él más adelante. Pero no que no quería casarse con lord Kirkcaldy. Había cometido una locura al aceptar aquella boda que se le había impuesto. Y Gabriel tan sólo quería casarse con Meredith.
-Amo a Meredith desde hace mucho tiempo, señor-le confesó a sir Henry-Por eso, estoy aquí. Quiero casarme con ella. Le pido su mano en matrimonio porque quiero hacer las cosas bien.
                             Aún así, fue sincero con el barón. Si él no le concedía la mano de Meredith, se fugaría con ella y se casarían en Gretna Green.
                             Sir Henry vio sinceridad en los ojos de Gabriel. Y fue consciente del inmenso amor que le profesaba a Meredith.



                                Meredith fue convocada al despacho de su padre.
                                La joven se encontraba en el salón con su madre y con su prima Lily cosiendo.
                                El mayordomo entró en el salón. Había recibido la orden de sir Henry de buscar a Meredith. El barón estaba impresionado. Por lo que Gabriel le había contado, quien había organizado la huida de Phoebe había sido Meredith. Jamás lo habría imaginado.
-Lady Meredith, su padre quiere verla en su despacho-le informó el mayordomo.
-Dios mío...-susurró Lily, poniéndose pálida de golpe.
-¿Qué ocurre, querida?-le preguntó lady Honora.
-No pasa nada, madre-respondió Meredith.
                              Dejó a un lado la costura. Se levantó del sofá en el que se encontraba sentada. Y se dirigió al despacho de su padre. Se llevó la sorpresa de su vida cuando encontró a Gabriel en el despacho.
-Este joven caballero ha venido aquí con la intención de pedir tu mano en matrimonio-le expuso sir Henry a Meredith-Ya entiendo los motivos por los cuales tu hermana se escapó de casa. Cometí un terrible error con ella. Me pesará toda la vida. No quiero que hagas lo mismo. Quiero que te cases con el hombre que quieras.
-Padre...-murmuró Meredith, poniéndose roja de golpe.
-¿Estás enamorada de mister Bane, Merry?
-Yo...
-Sé sincera conmigo.
                               Meredith no pudo mentirle a su padre. Estaba enamorada de mister Bane desde que le alcanzaba la memoria. Casi no se atrevía a mirarle a la cara. Pero, cuando, finalmente, sus ojos se encontraron, se lo dijeron todo.
                               Sir Henry se sintió conmovido.
-Entonces, cásate con él-sentenció-Y sé feliz, hija mía.
-Phoebe regresará a casa, padre-le aseguró Meredith-Pero madre y tú tenéis que entender que jamás habría sido feliz al lado de un hombre como lord Kirkcaldy. Fue un error prometerla en matrimonio con ese hombre en contra de su voluntad.
-Eres una buena hermana. Tu cariño y tu lealtad hacia Phoebe son dignos de admiración.
-Haría cualquier cosa por ella.
-Ahora, debes pensar en ti. En tu futuro...
-Mi futuro está al lado de Gabriel, padre.
-Merry...-dijo éste con adoración-Mi adorada Merry...Amor mío...
                              Cuando salieron del despacho, ya estaban prometidos.
                              Gabriel se sintió el hombre más feliz del mundo.
                              Se celebraría una pequeña fiesta de compromiso para anunciar a todos los habitantes de Old Grimsby que se iban a casar. Las amonestaciones debían de publicarse lo antes posible. La noticia debía de salir en menos de un mes en The Times. ¡Y había que empezar ya con los preparativos de la boda!
                               Lily empezó a chillar histérica, pero contenta, cuando Meredith le comunicó que iba a casarse con Gabriel.
                               Lily no se lo creía.
                              Lady Honora esbozó una sonrisa de felicidad. Veía a su hija menor tan feliz y tan enamorada que era imposible no alegrarse por ella.
                              Gabriel se quedó a cenar con los Leighton.
                               Pero no llegó a abandonar la vivienda.
-Nos vamos a casar de todos modos-le dijo Meredith con picardía.
                                Entre risas, lo llevó hasta su habitación. Aquella noche, Meredith tomó la iniciativa.
                                Fue ella quien desnudó a Gabriel y lo acostó en su cama.
                                Unidos en el lecho, se amaron con intensidad. Se besaron muchas veces. Se acariciaron el uno al otro con las manos y con los labios. Se abrazaron con fuerza para sentir que eran un solo ser.
                                Para estar juntos.

¡Y el lunes, espero, un epílogo para Phoebe!

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