viernes, 12 de septiembre de 2014

EN LA ISLA

Hola a todos.
He podido darle a esta historia un pequeño empujón.
¡Vamos a ver lo que pasa!

                                Estaba anocheciendo.
                                Las manos de Meredith temblaron cuando se terminó de arreglar la ropa.
-¿Qué hemos hecho?-le preguntó con voz asustada a Gabriel-¡En el nombre de Dios! ¿Qué hemos hecho?
                                Ya no sangraba. Gabriel se abrochó los botones de la camisa. Se acercó a Meredith para darle un beso en los labios.
-Nos hemos amado-respondió él.
                               Se sentía feliz. Se sentía eufórico. Ahora, sabía que sus sentimientos hacia Meredith eran correspondidos. Ella también le amaba.
                               Pero la joven se sentía mal. Tenía la sensación de que había traicionado a Phoebe.
                               Gabriel la acompañó a casa. Su deseo era entrar dentro y hablar con el padre de Meredith.
-¡No lo hagas!-le imploró la joven.
                               Su cabeza era un torbellino de pensamientos. Miles de emociones se apoderaron de ella. No sabía lo que quería hacer. Sentía que no podría volver a mirar nunca más a Phoebe a la cara. Su hermana mayor estaba enamorada de Gabriel. ¿Cómo no había pensado en Phoebe?
-Nunca le he dado falsas esperanzas a Phoebe-se sinceró Gabriel-Lo lamento si tu hermana ha pensado todo lo contrario. Y no vuelvas a pedirme que finja estar enamorado de Phoebe. No podría hacerlo. Ayudaré a tu hermana a huir de ese matrimonio indeseable. Pero no me pidas que le mienta. Meredith, te amo y tú también me amas.
-Gabriel...-murmuró la aludida-No...
                          No quería hablar de amor en aquellos momentos.
                           No sabía lo que quería hacer. Miró a Gabriel. Enamorarse de él estaba mal. Haberse entregado a él sin reservas era todavía peor.
                           Y vivir sin él sería como una muerte en vida.
                            Se despidieron con un dulce beso cuando entraron en el jardín de la casa de Meredith. Nadie les vio.
-Dame tiempo para pensar en un plan para ayudar a Phoebe-le pidió cuando se separaron-Todo saldrá bien, mi adorada Meredith.
-¡Esto es una locura!-exclamó la joven-Tú y yo...
-Nos amamos. Ha sido así desde siempre.
-No...
-Así es.
-Siempre pensé que acabarías casándote con Phoebe. Ella te ama desde hace mucho tiempo.
-Y yo no hacía otra cosa más que pensar en ti, Meredith. Tu recuerdo me dio fuerzas para aguantar durante el tiempo que estuve combatiendo. Sólo quería regresar a casa para verte de nuevo.
-Gabriel, sigo pensando que esto es una locura.
-No es ninguna locura. Todo saldrá bien. Ten fe.
-No me pidas que tenga fe. Phoebe va a sufrir demasiado. No se lo merece.

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