lunes, 11 de febrero de 2013

SUSPENSIÓN DE INCREDULIDAD

Hola a todos.
La entrada de hoy tiene mucho que ver con la Literatura.
Se trata de la suspensión de incredulidad.
¿Qué significa?
La suspensión de incredulidad consiste en que el lector de una obra deja a un lado su sentido crítico mientras la está leyendo. Tiene que obviar los disparates que está leyendo que sabe que no han podido pasar. Y sólo así puede disfrutar de la obra. Lo cuento porque me ha pasado en muchas ocasiones.
Sobre todo, cuando estoy leyendo una novela romántica histórica.
Me gusta ser realista a la hora de escribir. Más o menos, tengo una ligera idea de cómo funcionaba el mundo en aquella época.
Si tú eras un aristócrata, tenías que casarte con un aristócrata.
En cambio, se leen historias en las que esas cosas no pasan.
Institutrices, criadas, modistas...Todas ellas dan un gran salto de clase vía matrimonio. ¿Eso pasaba en aquella época?
Posiblemente eso sí llegó a pasar. Pero pocos casos han transcendido hasta nuestros días. Recuerdo una novela de Rita Morrigan llamada Dulce camino espinoso. La considero un poco como una crítica hacia todas las institutrices, criadas y modistas que se convierten en ladies sin tener una sola gota de sangre azul.
La madre del protagonista es una mujer que pasa de pertenecer a una clase social baja a casarse con un aristócrata.
A partir de ese momento, reniega de su antiguo origen. Cuando su hijo se enamora de Sara, intenta impedir su unión. Considera que Sara no pertenece a su misma clase social. Robert, el protagonista, le recuerda a su madre su humilde origen.
Aún así, se ve que la condesa no fue feliz al lado de su marido que le hizo la vida imposible. Uno no puede evitar preguntarse si el esfuerzo ha valido la pena. También uno se pregunta al leer una novela con saltos de clase por la opinión de los demás.
Al pensar en la alta sociedad de épocas pasadas, se agradece el no vivir en ella. Si eras mujer, podías darte por muerta por cualquier tontería. Enseñar un poco el tobillo a la hora de bailar el vals podía significar tu ruina social.
En cambio, todo cambiaba si eras hombre. Podías acostarte con todo el mundo. Se hacía la vista gorda.
Si tú, una humilde criada, te casas con un conde, la gente no iba a hacer la vista gorda. Al contrario...
Van a sacarte hasta el hígado con tus críticas. Por cómo te comportas en una cena. Por cómo bailas el vals. Por cómo hablas.
No esperes ser aceptada. ¡Ni locos te van a aceptar! Van a intentar hundirte.
Sólo puedes hacer una cosa. Jugar a su mismo juego. Defenderte cuando te atacan. Sacar garras y pelear.
A todos nos gusta leer historias románticas porque tienen un final feliz. El amor triunfa por encima de todos los convencionalismos sociales. Pero es muy difícil imaginar que ese triunfo ocurriera en la vida real.
¿Es cierto que el amor puede con todo? Quiero pensar que sí.
Sin embargo, me siento pesimista en este aspecto en los últimos días. Muchas historias de amor terminan bien sobre el papel. O en una película o en una telenovela...Pero...No ocurre lo mismo en la vida real. Los juramentos de amor ya no cuentan.
Y eso es muy triste. ¿Triunfó también el amor en otras épocas entre personas de distintas clases sociales? Quiero pensar que sí.
Aunque la realidad nos muestre otra cara. La endogamía era lo que más se llevaba a cabo. Las uniones entre miembros de distintas familias para preservar la pureza de la sangre. Una soberana tontería...Pero eran otros tiempos. No sé si eran mejores o peores. Pero, desde luego, no eran buenos tiempos para el amor. Ni tampoco eran buenos tiempos para ser mujer. En fin...Pero ése es otro tema. Ya nos ocuparemos de él más adelante. Pensemos en si el amor puede triunfar sobre todas las cosas.
¡Hasta mañana!
 Portada de Dulce Camino Espinoso, de Rita Morrigan. Romántica y con cierta crítica...

12 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con tu opinión... Pero es lo que hay jajaja

    Y como en la vida real no suele suceder estas cosas de cuentos de hadas, con finales felices, por eso a las lectoras nos gusta leer cosas así, aunque no sean verosímil, pues para desgracias y malas vivencias y desamores, ya está la vida misma... Así que, que más das si una lee historias preciosas que acaban bien, aunque sean una falsa y algo casi imposible? La cuestión es leer y hacernos vivir cosas intensas k nos hagan feliz, ya que no es lo que solemos encontrar en nuestras propias vidas... Pero bueno, jejeej Eso solo mi opinión!

    Ya todo el mundo sabes k los príncipes azules solo existen en los cuentos >.<

    Bs! y gracias por hacernos pensar en cosas así!

    Muak!

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    1. Tienes razón, Dulce.
      La vida nos enseña que los cuentos de hadas son...Eso...Cuentos de hadas. El éxito de las novelas románticas radica en que queremos leer historias en las que, por muy mal que lo pasen los protagonistas, tengamos la certeza de que el amor va a triunfar.
      En la vida real, Dulce, no he encontrado a mi Príncipe Azul. Sólo he encontrado ranas, je, je. Aún...
      Me alegra saber que mi entrada ha hecho pensar.
      Un fuerte abrazo.

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  2. interesante post amiga mía.
    Momentos para reflexionar sobre esas cuestiones ilogicas en tantos casos.
    Besos guapa

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    1. Siempre es bueno leer una bonita historia de amor. Pero, luego, hay que reflexionar sobre ella. Leer nos invita a reflexionar.
      Te agradezco tus palabras, querida Anna.
      Un fuerte abrazo.

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  3. Estoy de acuerdo contigo en que a veces las novelas narran hecho que no fueron reales, pero creo que es lo que nos gusta. Leer una novela que nos haga soñar con épocas pasadas y con acciones que quizás pudieron suceder.

    UN beso!!!

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    1. Quizás sí, Rae.
      Quizás sí existieron personas que desafiaron los convencionalismos. Que lucharon por estar juntos y por amarse. Que triunfaron y fueron felices. Por desgracia, llegan a nuestros oídos las historias más trágicas (acuérdate de Camila O' Gorman o de Felicitas Guerrero) y no las historias con final feliz. Ignoro el porqué.
      Un fuerte abrazo, Rae.

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  4. Muy interesante, Lilian, y estoy de acuerdo contigo. Al documentarme para mi novela, "descubrí" muchos hechos de los que no sabía nada, usos y costumbres que me desconcertaron, pero comprendo que eran lo "normal" en aquella época. Como dice Raquel, eso sí, las historias nos encantan y el poder transportarnos a aquel tiempo es un placer, siempre reflexionando, claro.

    Besos.

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    1. Gracias por tus palabras, Aglaia.
      Cuando uno escribe novela histórica tiene que documentarse mucho para tener una buena base sobre la que escribir esa historia. Tiene que ser lo más creíble posible.
      Cerrar los ojos y creer que se está viajando en el tiempo es siempre un placer. Pero hay que usar también la lógica.
      Un fuerte abrazo, Aglaia.

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  5. Estoy a punto de empezar a leer esta novela de mi amiga Rita.
    Concuerdo contigo en que a menudo las novelas románticas históricas no se ajustan demasiado a la realidad y pese a estar ambientadas en el pasado muestran una acción quizás demasiado contemporánea. ¡Pero eso mismo lo vemos cada dia de mano de la gran y archipublicada Kleypas! Se sabe que encuentros sexuales hubo en la historia, sea cual fuere la época, desde que el mundo es mundo y sin embargo dudo mucho que con la mentalidad de una dama victoriana- tan temerosas de Dios y con una moralidad tan arraigada- se arremangaran las enaguas con tanta facilidad. Y sin embargo esas historias nos gustan y están en el top de las más vendidas.
    Un saludo.

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    1. No sé porqué, a pesar de todo lo que leemos en los libros de Historia, en los documentales, en las novelas de autoras que vivieron ese periodo, en las películas basadas en esas novelas y en Internet, nuestro subconsciente nos traiciona y nos hace colocar en situaciones que serían lógicas hoy en día, pero inverosímiles en otros tiempo, a los personajes.
      Sí, tienes razón. Romances apasionados los ha habido desde siempre, pero dudo mucho que una joven de buena familia de la Regencia o del periodo victoriano se fuera a la cama alegremente y sin conocer con el primer libertino que apareciera en su camino.
      Por algún extraño motivo, a pesar de todo, esas novelas son las que triunfan. ¿Por qué? Creo que por nuestro subconsciente. Nos delata.
      Un saludo, Elizabeth. Y gracias por tu visita.

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  6. Después de una ausencia en los blogs, me estoy poniendo al día con entradas, pido disculpas pero empecé a trabajar nuevamente.
    Me suele suceder que me cuesta "abstraerme", cuando leo, vivo buscándoles los "pero" a las novelas. Tanto por argumento, como por disparates, o incoherencias. Suelo tener que recordarme que son ficción.
    Besos

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    1. A mí también me pasa lo mismo. Y también tengo que recordarme a mí misma que es sólo una novela. No tiene porqué reflejar un hecho real.
      Me alegro de volver a verte por aquí, Luciana. Y me alegro de que estés trabajando.
      Un fuerte abrazo.

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