-Quiero que dejes tranquila a Olivia-le ordenó Marty a Jack.
Los dos estaban vigilando el ganado cuando Jack se sobresaltó al escuchar el tono duro y frío de su compañero.
-No eres quién para decirme lo que debo o no debo de hacer-le replicó Jack.
Marty apretó con fuerza los nudillos hasta que se le pusieron blancos. ¿Acaso Jack quería destrozar su matrimonio por un maldito capricho y destrozar, de paso, a dos buenas muchachas? Porque Olivia y Danielle eran buenas.
-No voy a permitir que le hagas daño ni a Danielle ni a Olivia-afirmó Marty-Deja tranquila a la hija de Sean. Y céntrate en tu mujer, que vas a acabar abandonándola de seguir así.
-Es mi vida y haré con ella lo que quiera-le advirtió Jack.
-No vas a hacer nada con tu vida porque soy capaz de matarte si me entero de que le has hecho daño a Danielle.
-¡No serás capaz!
Jack vio un ramalazo de furia en los ojos de Marty. Y supo que sí sería capaz de hacer lo que le estaba diciendo.
Matarle.
-¿Por qué te preocupa tanto Danielle?-quiso saber.
Marty se alejó de él.
-¡No lo entiendes!-le espetó-¡No puedes mirarme a los ojos y entender lo que pasa, maldito cabrón!
Jack miró a Marty a los ojos. No pudo creer lo que estaba viendo.
Ámbar...
Los ojos de Marty eran de color ámbar.
No había nadie en todo Streetman con semejante color de ojos. La única persona que tenía los ojos de aquel color era Danielle.
-No lo sabía-alcanzó a decir Jack.
Marty escupió a los pies de aquel hombre. Ni siquiera Danielle sabía la verdad acerca de la relación que le unía a ella.
-No quiero que le hagas daño-le advirtió-Sería capaz de matarte. Lo sabes bien, Mackenzie.
Marty se dejó caer en el suelo. Jack tomó asiento frente a él.
-Danielle dice que no es gringa-comenzó a hablar Marty-Pero lleva sangre gringa porque lleva mi sangre, Mackenzie. Hace muchos años, conocí a la madre de Danielle. Yo estaba trabajando en una hacienda en Oaxaca, de donde era oriunda la abuela de Danielle. Yo estaba casado, pero me enamoré de aquella joven mexicana de buena familia. Y ella se enamoró de mí. Fue una locura. Lo sé. Cuando supo que iba a tener un hijo, no quiso decirme nada porque no quería destrozar a mi familia. Ni siquiera me lo contó cuando mi esposa me escribió desde Streetman porque uno de nuestros hijos estaba enfermo. La casualidad ha hecho que me encontrara con Danielle al cabo de unos años. Al mirarla a los ojos, supe que era mi hija, Mackenzie.
Marty hablaba con tono cansado. A fin de cuentas, era otro Sean O' Hara. Otro marido infiel y traidor tanto a su legítima esposa como a su amante.
Marty se sintió cansado. Miró a Jack.
-No quiero que Danielle sufra-le advirtió-Mi esposa supo que era mi hija nada más mirarla a los ojos. Me odió durante el resto de su vida al conocer mi traición y no la culpo. Estuve con otra mujer que no era la mía. No le hice falsas promesas. Pero estuve a punto de hacérselas y eso habría aumentado mi pecado. Puedes decirme lo que quieras. Me lo merezco. Te pido que no le digas nada a Danielle. Ella no lo sabe y prefiero que no lo sepa.
-¿Por qué no quieres que se entere, viejo?-quiso saber Jack.
-Porque no quiero que mi hija me odie. Me odio ya a mí mismo por los dos.
Los ojos de Marty se llenaron de lágrimas al pensar en Danielle. Jack, mientras, guardó silencio.
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