Hoy, me gustaría compartir con vosotros el inicio de Segundas oportunidades.
Segundas oportunidades cuenta la historia de Jonathan Lennon, el hijo de Mary Wynthrop, la hermana de Sarah, protagonista de Cruel destino.
Ya os di a conocer a Jonathan no hace mucho.
Y hoy quiero mostraros el inicio de su historia.
¡Empecemos!
CHEDWORTH, EN LA CAMPIÑA INGLESA, 1845
Jonathan Lennon regresó a Lennon Cottage, la casa familiar solariega, donde había nacido y donde había crecido.
Regresaba del cementerio montado a lomos de su caballo Trueno.
Había pasado la mañana en el cementerio. Tal y como hacía desde hacía ya tres años, cuando su esposa Abby murió.
Su madre, Eliza Lennon, le esperaba sentada en el sillón del salón haciendo calceta. Le sonrió a su hijo nada más entrar en el salón.
-Se pasa el día haciendo calceta, madre-le sonrió a su vez Jonathan.
-Es lo único que hago-afirmó Eliza-Tu padre te está esperando en el despacho.
Jonathan era el único hijo de Adam y Eliza Lennon. La mujer todavía recordaba cómo su hijo vino al mundo. Había llegado a pensar que no viviría más allá de unas horas. Le vio salir del salón en dirección al despacho. Eliza suspiró con gesto cansado.
-¿Cómo pudiste, Mary?-se preguntó en voz baja-¿Por qué lo hiciste?
Pero había cosas de las que era mejor no hablar. Jonathan sabía la verdad acerca de su origen. Adam y ella se la habían contado tiempo atrás, cuando tuvo edad para entender.
Jonathan no odiaba a Mary. De algún modo, entendía el sufrimiento que aquella pobre mujer había pasado.
Quería conocerla. Quería averiguar quién le había hecho aquella atrocidad. Y quería hacerle justicia.
-¿Quería verme, padre?-le preguntó Jonathan a Adam nada más llegar.
-Siéntate-respondió el hombre-Me gustaría comentarte una cosa.
-¿Algo va mal?
-Me temo que eres tú el que está mal.
Adam se puso de pie. Miró con preocupación a su hijo. Desde que murió Abby, Jonathan había cambiado mucho. Y eso era algo que angustiaba a sus padres.
-Tu madre y yo estamos muy preocupados por ti-dijo Adam-Han pasado ya tres años desde que murió Abby. Y vemos que aún no lo has superado.
-Nunca lo superaré, padre-admitió Jonathan-Abby era toda mi vida. Al imaginar mi futuro, me veía a su lado. Teniendo hijos con ella. Envejeciendo juntos.
-Pero la vida continua, hijo. Y no es bueno que vivas sumido en el dolor.
Adam entendía por lo que estaba pasando su hijo. En realidad, no podía entenderlo.
Quién sí podía hablar era Eliza. Antes de casarse con Adam, había estado casada en primeras nupcias con un primo de él. La muerte de su primer marido le afectó mucho, ya que estaban muy enamorados. Adam se preguntaba si Eliza lo amaba de la misma manera en la que había amado a su primo. Se dijo era estúpido sentir celos de una persona que ya no estaba. Veía a Jonathan más delgado. Profundas sombras oscuras surcaban sus ojos.
-A pesar de tu corta vida, has sufrido demasiado-se lamentó Adam.
-Ya no soy joven, padre-le recordó Jonathan-Tengo veintisiete años.
-Eres aún joven. El modo en el que fuiste concebido. La manera en la que viniste al mundo. La muerte de tu mujer...
Jonathan sintió un nudo en la garganta. Adam y Eliza Lennon no eran sus verdaderos padres. Hacía años, cuando era un adolescente, supo por boca de éstos que su verdadera madre se llamaba Mary Wynthrop. Y él había sido concebido a raíz de la violación que ésta sufrió a manos de alguien cuya identidad Mary guardaba por miedo a posibles represalias.
También supo las circunstancias que motivaron su llegada prematura a este mundo. Jonathan intentaba entender el porqué de ciertas cosas.
-Quiero conocer a mi verdadera madre-afirmó-Tengo que hablar con ella. Quiero saber quién fue el hijo de perra que le destrozó la vida.
-Ese hombre sería tu verdadero padre-aseveró Adam.
-¡Después de eso, sólo sentiría asco por él! Mi verdadera madre, por lo que sé, tenía un padre. ¿Por qué no le hizo justicia?
-Después de lo que sabes, ¿aún sigues deseando encontrarla? ¿De verdad quieres conocerla?
-Quiero conocerla. Y desearía no sentir este dolor que siento por dentro. Perder a Abby ha sido lo peor que me ha pasado en la vida, padre. No podré volver a enamorarme nunca más. Todo se ha terminado para mí.
Adam guardó silencio. De la misma manera que Eliza se había enamorado de él, Jonathan también podía volver a enamorarse. Una idea empezó a abrirse paso en su cerebro. Se preguntó si Jonathan estaría de acuerdo. Su hijo no quería salir a la calle. Desde la muerte de Abby, se negaba a visitar a los vecinos. Se negaba a ver a la gente. Vivía encerrado en sí mismo. Y eso no era bueno. Eliza se lo había dicho en muchas ocasiones.
-Este sitio te trae recuerdos muy dolorosos-opinó Adam-Todo lo que te recuerda a Abby está aquí. No tengo queja alguna de ella. Fue muy buena nuera.
-¿Qué me está sugiriendo, padre?-inquirió Jonathan.
-Deberías de hacer un viaje. Salir de aquí sería una buena idea. Te alejarías de todo. De tus preocupaciones...De tus desvelos...
Jonathan frunció el ceño al escuchar las palabras de su padre. ¿Hacer un viaje? No se veía así mismo abandonando Chedworth.
Había pasado toda su vida allí. ¿Adónde iba a ir?
-¿En qué está pensando, padre?-quiso saber.
-Deja que yo me ocupe de todo-contestó Adam-Acabarás dándome las gracias.
Jonathan se preguntó que estaba planeando su padre.
-No se le ocurra pensar en emparejarme con alguien-le advirtió-Me recuerda mucho a mi bisabuela. Estaba obsesionada con hacer de casamentera con todo el mundo.
-Era una excelente casamentera-le aseguró Adam-Debo de agradecerle que me hiciera casarme con tu madre. Y, descuida, que no te pienso buscar pareja.
Al menos, no se lo iba a decir directamente a Jonathan.
Adam pensó en su abuela. Ésta sabía quién era la mejor pareja para quien ella conocía. De aquel modo, había logrado unir la vida de su nieto con Eliza Turner. Y también fue la sabiduría de su abuela la que le salvó la vida a Jonathan. Con poco más de un kilo que había pesado, la vida de su hijo había estado a punto de extinguirse.
Restos de infusión de ruda hecha en la cocina. Mary yacía inconsciente en el suelo de su habitación. Había sangre por todas partes. Eire, la doncella de Eliza, chillaba.
Había algo en el suelo. Una especie bulto sanguilonento...
Eire lo tenía cogido. Adam y Eliza vieron que aquel bulto estaba unido a Mary mediante un hilo. Eire lo estrechaba contra su cuerpo. Eliza vomitó al ver la escena. Se preguntó qué había hecho Mary. ¿Por qué lo había hecho? No lo entendía.
De vuelta al presente, Adam se dijo así mismo que tenía que hacer algo por Jonathan. Su hijo, con la ayuda de Dios, había crecido hasta convertirse en un joven educado e inteligente. Gozaba de una salud de hierro. Poseía un carácter afable y sociable. Hasta la muerte de Abby, Jonathan había sido un joven alegre y extrovertido. De vivir su bisabuela, ésta habría decidido que debía de volver a enamorarse.
Adam pensó en su abuela. Ésta sabía quién era la mejor pareja para quien ella conocía. De aquel modo, había logrado unir la vida de su nieto con Eliza Turner. Y también fue la sabiduría de su abuela la que le salvó la vida a Jonathan. Con poco más de un kilo que había pesado, la vida de su hijo había estado a punto de extinguirse.
Restos de infusión de ruda hecha en la cocina. Mary yacía inconsciente en el suelo de su habitación. Había sangre por todas partes. Eire, la doncella de Eliza, chillaba.
Había algo en el suelo. Una especie bulto sanguilonento...
Eire lo tenía cogido. Adam y Eliza vieron que aquel bulto estaba unido a Mary mediante un hilo. Eire lo estrechaba contra su cuerpo. Eliza vomitó al ver la escena. Se preguntó qué había hecho Mary. ¿Por qué lo había hecho? No lo entendía.
De vuelta al presente, Adam se dijo así mismo que tenía que hacer algo por Jonathan. Su hijo, con la ayuda de Dios, había crecido hasta convertirse en un joven educado e inteligente. Gozaba de una salud de hierro. Poseía un carácter afable y sociable. Hasta la muerte de Abby, Jonathan había sido un joven alegre y extrovertido. De vivir su bisabuela, ésta habría decidido que debía de volver a enamorarse.
Un muy, muy buen adelanto. Un saludo
ResponderEliminarAún tardaré un poco en subir el resto.
EliminarPero me alegro de que te haya gustado el inicio.
Un fuerte abrazo.
Uy me quede con ganas de más
ResponderEliminarEn unas semanas, subiré más trozos, Citu.
EliminarUn fuerte abrazo.
Muy interesante. Estaré pendiente lo que sigue.
ResponderEliminarSaludes
Hola Yessy.
EliminarTe invito a que sigas leyendo.
Un fuerte abrazo.