Hola a todos.
Hoy, me gustaría compartir con vosotros un nuevo fragmento de mi relato Segundas oportunidades.
Ajena a los planes casamenteros de sus tíos, la vida de Margaret transcurre con total tranquilidad, hasta que Edith la avisa.
Margaret y Edith estaban en el jardín dando cuenta cada una de un vaso de zumo de limonada. Hacía una tarde espléndida, muy rara en la isla de Sanda.
-Debemos disfrutar del día de hoy, en el que hace poco frío-comentó Margaret.
-¿Acaso piensas salir a dar un paseo?-inquirió Edith.
Margaret se encogió de hombros y bebió un sorbo de su vaso de limonada.
-Podrías acompañarme-le propuso a su prima-Te conviene salir de casa. Te vas a convertir en una solitaria, como lo soy yo.
Edith pensó en la carta que su padre le había enviado a su primo Adam invitando al hijo de éste a que pasara una temporada en su casa. Pensó que si él y Margaret se conocían podría surgir el amor entre ambos. A lo mejor, eso era lo que su prima necesitaba. Enamorarse y casarse.
-¿Conoces a Jonathan Lennon?-la interrogó.
-He oído hablar de él-contestó Margaret-Pero no le conozco. Es el hijo de un primo de tu padre. Supongo que tú le conocerás mejor que nadie.
-Lo he visto un par de veces cuando era muy pequeña. Apenas tengo un vago recuerdo de él. Pero es un buen chico.
-¿Por qué me preguntas acerca de ese joven? Sospecho que hay algo más que simple curiosidad.
Edwin le había pedido a su hija que guardara silencio porque quería mantener a Margaret al margen de sus planes casamenteros, pero Edith era incapaz de guardar un secreto porque era bastante cotilla. Le cogió las manos a Margaret y se las oprimió con cariño. Casi podía verla saliendo de la Iglesia del brazo de Jonathan Lennon el día de su boda.
-Papá ha decidido que te va a emparejar con el hijo de su primo Adam-contestó Edith.
-¿Qué estás diciendo?-se escandalizó Margaret-¿Cómo puede mi tío Edwin buscarme marido sin consultar antes conmigo? ¿Se ha vuelto loco?
-Sólo piensa en tu bien, Maggie.
-¡No se trata de mi bien, Edie! No me pienso casar con alguien a quien no ame.
-No digas eso, por favor. Aún no conoces al primo Jonathan. A lo mejor, quién sabe. Te enamoras de él y él se enamora de ti. Tienes muchas virtudes.
Margaret soltó las manos que sujetaba su prima. Era obvio que su tío Edwin había perdido por completo la cabeza. Y, por lo visto, Edith parecía apoyarle.
-Se trata de mi vida-le recordó a su prima.
-Se trata de que no quiere que te quedes sola-afirmó Edith-Quiere que te cases y que seas feliz.
Los ojos de Margaret estaban abiertos como platos al pensar en lo que su tío pretendía hacer. Edith se preguntó el porqué su prima no quería casarse. Era una mujer muy hermosa, con unos bonitos ojos de color violeta.
Se puso de pie y empezó a caminar por el jardín. Edith también se puso de pie y se cogió de su brazo porque la veía muy confundida.
-Mi hermana no es feliz en su matrimonio-le confesó Margaret a su prima-A ella la obligaron a casarse.
Luego, pensó en sí misma. En lo que era su vida.
Tenía ya veinticinco años. Muchas jóvenes amigas suyas se habían casado. Tenían hijos. Y Margaret no era ciega. Sabía que la miraban con pena y que pensaban que se había convertido en una vieja solterona. Aquellas miradas la herían profundamente.
-¿Nunca has pensado en casarte?-le preguntó Edith-¿Nunca te has enamorado? ¿No sabes lo que es ser cortejada?
-No tenía dote alguna-respondió Margaret-Nadie venía a mi casa a cortejarme. Ni siquiera los viudos...
-Entonces...No sabes lo que es dar un beso. ¿Verdad?
-Jamás...Ningún hombre me ha besado.
-Entiendo. Si...Si te soy sincera, a mí tampoco. Quiero decir, que a mí tampoco me ha besado nunca un caballero. Digo. Espero que no te haya importunado mi pregunta.
-No pasa nada.
Las mejillas de Edith estaban encendidas. Siempre había sido muy curiosa. Pero lo último que quería era ofender a Margaret, a la que quería como si fuera una hermana. Su prima, al adivinar lo que estaba pensando, le dedicó una sonrisa de complicidad. Le gustaba estar al lado de Edith. Era como una hermana pequeña para ella. Se casará antes que yo, pensó Margaret.
-Cuando llegue el momento, me enamoraré y pasará lo que tenga que pasar-decidió la joven-Si así lo quiere tu padre, conoceré a ese joven. Seré cortés con él. Pero no puedo prometer nada más. Nadie manda en el corazón de las personas. Es una lección que quiero que aprendas. No puedes forzar a otra persona a que te ame.
-No he estado nunca enamorada-admitió Edith-No puedo entender lo que dices. Pero no lo olvidaré. Descuida.
Margaret le dio un cariñoso abrazo a su prima. Y también le dio un beso en la mejilla.
-Siento curiosidad por conocer a ese tal Jonathan Lennon-tuvo que admitir.
-Mi padre dice que es un joven muy serio-le contó Edith-¡A lo mejor, él y tú tenéis muchas cosas en común!
Me gusta el personaje de Margareth, parece muy fuerte. Te mando un beso y te me
ResponderEliminarcuidas.
Todavía no puedo decir nada porque esta historia irá avanzando poco a poco, pero habrá grandes sorpresas.
EliminarUn fuerte abrazo, Citu.
Cuídate mucho.
Esa charla que sostuvieron Margaret y Edith suena muy interesante. quien será Jonathan Lennon?
ResponderEliminarUn beso