MIS SUEÑOS Y DESVARÍOS

Escribir siempre ha sido mi pasión. Eso es algo que tengo que confesar. Por lo menos, mientras escribía, no pensaba en todo lo que me pasaba. Cosas tristes que no valen la pena contar. Debo decir que la escritura me sostuvo en los peores momentos. Cuando más cansada estaba. Cuando más desesperada me encontraba.
Recuerdo estar en el comedor de la casa de mi abuelo con quince y dieciséis años por la tarde. Rellenaba libretas contando una historia larga y romántica que no parecía tener fin. De alguna manera, intentaba no pensar en nada.
Imaginaba historias de amor cargadas de romanticismo. Me iba a una época lejana donde sentía que nadie podía hacerme daño y donde me sentía protegida.
Mis padres me veían escribir y me dejaban. De alguna manera, ellos sabían que yo era feliz escribiendo. Más tarde, tuve mi primer ordenador. Empecé a ir a clases de Informática. ¿Os podéis creer que pensaba que los ordenadores venían con libros de instrucciones? ¡Es que no tenía ni idea de Informática! Tuve amigos de verdad en aquellas clases y ellos también me apoyaron a que siguiera escribiendo.
Han pasado ya muchos años. Mis libretas están guardadas y llenas.
Sigo enamorada de la Historia y del romance. No sé porqué me ha dado por recordar hoy viejos tiempos. Supongo que el pasado es algo que forma parte de nosotros. Nuestras vivencias pasadas forjan nuestro actual presente.
Ya no soy una chiquilla. Soy una mujer adulta. Tengo toda la vida por delante. Quiero hacer realidad mi sueño de ver mi primera novela publicada, aunque sé que eso me va a llevar bastante tiempo.
Sigo soñando con aquella época romántica y lejana en el tiempo. Sonrío cada vez que pienso en auténticas damas bailando un vals con apuestos caballeros. Antes, sí. Me habría gustado vivir en aquella época. Pero, para ser sincera, creo que hoy no sé si podría vivir allí. ¡No sabría caminar con el miriñaque sin tropezar y caerme!
Tiene su encanto. Poder leer un libro a la luz de una vela. O poder dar un paseo en un carruaje. Lo de la vela es bueno. Por si acaso, vuelve a subir la factura de la luz. Casi resulta algo arriesgado ponerse a ordenador. Porque el contador no para de correr. Y lo del carruaje...Bueno, resulta que yo no tengo coche y no creo que tenga jamás porque me mareo cada vez que me tengo que subir a uno para hacer, aunque sea un trayecto corto. Y...Bueno...¡Es muy desagradable viajar conmigo mareada! No digo más.
Me enfrento en estos momentos a nuevos retos. No he logrado cumplir todos mis propósitos para este año 2012. En cambio, he conseguido un propósito muy importante. Saber que lo que estoy haciendo no es en vano. No sé lo que me espera el año 2013. Bueno...Si es que llegamos vivos al 2013. Y no nos cae el famoso meteorito el próximo 21 de diciembre.
¿Y qué es lo que me espera el próximo año? Para ser sincera, no tengo ni idea. Pero es bueno ir descubriéndolos poco a poco. Como he hecho este año. ¿Y qué quería para este año? Perder algunos kilos, por ejemplo. No lo he conseguido. Tener novio. Tampoco lo he conseguido.
Mi vida parece que no ha cambiado nada en estos días. Sigo con lo mismo de siempre. Salir un rato. Limpiar mi casa. Y escribir. Pero sí puedo deciros que hay algo que ha cambiado en mí. Y es que no tengo miedo. He perdido el miedo que sentía a que alguien me leyera.
Y tengo este blog.
Un blog que todavía no acabo de dominar. Pero eso es culpa de blogger. Por cierto.
Sin embargo, sé que tengo que aprender a usar blogger antes o después. Tomo nota acerca de lo que debe ser mejor. No centrarme en contar tantas historias a la vez. Cuenta una y síguela. Es uno de los mejores consejos que me han dado.
He aprendido a no agobiarme. La inspiración es muy caprichosa.
Me doy cuenta de que llega en los momentos más inoportunos. Después, ya no quiere irse. Tengo que aprovechar bien esos momentos. Aunque sea a costa de dejar algunas cosas a medias. Las ideas, cuando son buenas, no se van del todo. Regresan.
Me siento con fuerzas para sacar cualquier proyecto adelante. Ya no le tengo miedo a los retos. No he perdido del todo el miedo al fracaso. Pero sé que vale la pena intentarlo. Nadie se convierte en "best-seller" a la primera. Eso ocurre en contadas ocasiones.
No pasa siempre.
Eso ya hay que tenerlo claro desde el principio. Yo ya lo tengo asumido.
Quiero hacer realidad mi sueño. Costará trabajo. Lo sé. Pero sé que lo conseguiré. No sé si tendré éxito. O si me pegaré la leche del siglo. Vale la pena descubrirlo. Y verlo.
Ya estoy acabando la entrada. Me alegro de haberme desahogado con vosotros. Así, os tenéis una idea de cómo soy.
Tímida...Retraída...Ésa soy yo.
Os diré otra cosa. Sigo disfrutando escribiendo. Ya sea en el blog. O ya sea en un archivo de Word.
No descarto seguir escribiendo en libretas.
Ya ha llegado el otoño. Por fin, las temperaturas han bajado. Incluso, ha llovido. Lo cual, en la Región de Murcia, siempre es bueno. Por desgracia...Las lluvias, en algunos casos, ha traído desgracias. No sólo hablo de cultivos destrozados. O de casas inundadas...Hablo de desgracias humanas. Han muerto animales. Pero también han muerto personas y otras han resultado heridas. Eso es muy doloroso.
En invierno, hace más frío. La factura de la luz sube un disparate porque hay que tener enchufada la estufa. O el calefactor.
Apetece tomar cosas calientes. Se siente a gustito debajo de una mantita, aunque lleves la bata de casa puesta. El invierno me ayuda a inspirarme más.
No sé lo que pasará mañana. Lo que importa es el hoy.
Un poco como le pasa a la protagonista de "En el suelo". El cuento que publiqué ayer en el blog.
Nuestros antepasados no tenían el concepto del futuro. Porque estaban demasiado ocupados viviendo el presente. En el fondo, deberíamos ser un poco como ellos.
Vivir el hoy. Lo que está pasando ahora mismo. En estos momentos...
Y eso es lo que voy a hacer. Vivir el momento. Y seguir luchando por alcanzar mis metas.
Y, mientras, cerraré los ojos. Seguiré soñando. E imaginando con otros tiempos románticos y lejanos.