Hola a todos.
Aquí os traigo un nuevo añadido a mi relato Viaje de ida.
Vamos a ver lo que ocurre entre Cressida y su familia.
-¿Cómo es que te vas a casar?-se asombró Abigail-¿Quién te ha pedido matrimonio?
Era la hora de la merienda. Cressida, Hero y Abigail estaban en el comedor de su casa dando cuenta de una taza de chocolate cada una.
Cressida aprovechó la ocasión para armarse de valor. Hero ya estaba al tanto de su relación con Daniel. Le tocaba el turno de contárselo todo a su madre.
Abigail no terminaba de creerse lo que estaba escuchando. Su hija Cressida había estado viéndose a escondidas con un joven. En concreto, se había estado viendo a escondidas con el recién llegado a la isla. ¡Con un forastero!
De pronto, Cressida anunciaba que se iba a casar con él. Seguirían viviendo en la isla. Pero iban a casarse.
-¿Te has vuelto loca?-le espetó Abigail a su hija.
Cressida esperaba la reacción de su madre. Sin embargo, estaba convencida de que acabaría cediendo. Le aseguró que Daniel iría a verles a lo largo de aquella semana.
-Es todo un caballero-afirmó Cressida.
Hero, por su parte, guardaba silencio. Ya le había dado su bendición a Cressida. Quería pensar que aquel joven sería capaz de hacerla feliz. Cressida era una buena chica.
Podía pecar de ser un poco ingenua. Pero no había maldad alguna en ella.
Abigail rompió a llorar. Cressida estaba hablando en serio. Pensaba en casarse con aquel forastero. ¿Y qué podía hacer ella? Lo único que podía hacer era lamentarse de lo que estaba pasando.
-Daniel es el único que puede hacerme feliz-insistió Cressida.
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