Hola a todos.
Hoy, me gustaría ahondar en las diferencias sociales existentes entre los protagonistas de una novela.
Si os fijáis bien, en la inmensa mayoría de los casos, ella está uno o varios escalafones sociales por debajo de él.
Vamos a verlo.
Aquí podemos repetir el binomio: pueblo pequeño-Londres.
El pueblo pequeño es donde puede vivir la protagonista, ya que, recordemos, en esta inmensa mayoría de novelas, ella pertenece a un escalafón social inferior al del protagonista.
El protagonista la conoce cuando, ¡milagro!, se va de Londres para escapar de algún marido que quiere matarlo porque se ha cepillado a su señora o porque alguna amante (y aquí tenemos dos modelos: la viuda bella con experiencia y la actriz bella y con experiencia) quiere casarse con él y él no quiere porque no está hecho para el matrimonio.
Puede ser una campesina, una criada o la hija del médico del pueblo. No puede ser la hija de los vecinos cuyas tierras lindan con las suyas. Ella, por supuesto, es virgen y sin experiencia. Casta y pura hasta extremos insospechados...Y nuestro héroe, que ha pasado por mil camas, se enamora locamente de ella y querrá casarse con ella.
Si la conoce en Londres, es porque tiene que hacerse cargo de algún pariente menor de edad y contrata a una institutriz que, de inmediato, se enamora de ella siendo correspondido. O es una modista que trabaja en Londres. O una prostituta virgen que conoce en Londres. (Ha ocurrido. Ella es prostituta y él es su primer cliente. La perla secreta es el mejor ejemplo, sin ir más lejos). O entra a trabajar bajo su servicio como su criada.
Si pertenece a su mismo estatus social, ella pertenece a un rango bajo de la nobleza y está en la ruina. No puede ser una joven que pertenezca a la aristocracia, aunque su familia tenga un título un poco más bajo que el de él, pero que tenga dinero.
No...Tiene que estar en la ruina y su familia está intentando casarla con el ser más detestable del mundo. Algo así como invocar al Príncipe Azul y que él aparezca con su caballo blanco y su brillante armadura.
Mary Balogh ha escrito novelas en las que sus heroínas son institutrices que se casan con aristócratas. Pero también ha escrito novelas protagonizadas por chicas que gozan de un estatus similar al del galán de turno y tienen tanto dinero como él. Y tenemos un buen ejemplo en su genial novela Ligeramente escandaloso.
Su protagonista, Freyja, no es ninguna Mary Sue. Es una joven con mucho carácter (y sigue conservando ese carácter a lo largo de la novela, ¡gracias a Dios!). No posee una espectacular belleza física, pero su mayor atractivo radica en su manera de ser y de sentir.
Freyja es una joven con dinero y perteneciente a la aristocracia, ya que su hermano es el duque de Bewcastle. Joshua es el marqués de Hallmere, un hombre tan acaudalado como lord Bewcastle.
Entiendo que lo interesante de los escalafones sociales distintos es ver cómo intenta triunfar su amor por encima de todas las cosas. Y no digo nada que no sepamos. Sí, al final, el amor triunfa.
Pero llama mucho la atención que ella, casi siempre ella, sea una chica trabajadora. Institutriz, criada, campesina. O que esté en la ruina. Como si la aparición del hombre de su vida le vaya a solucionar todos sus problemas económicos. A veces, mi lado cínico me ha sorprendido haciéndome una pregunta cuando estoy leyendo una novela de estas características. ¿Estás con ese duque/marqués/conde/vizconde porque lo amas realmente o porque es el tío más rico y poderoso de todo el país y, al casarte con él, tú serás rica y poderosa?
Pocas son las novelas en las que sea el protagonista un humilde campesino o sirviente.
Pero, si tiene un pasado humilde en el que se ha visto obligado a trabajar para salir adelante, ya sea como boxeador (Zachary, de Donde empiezan los sueños o Simon, el protagonista de Secretos de una noche de verano. El primero fue boxeador y el segundo fue carnicero); no pasa nada. Cuando empiece la novela serán ricos y ellas acudirán a él buscando un marido rico o alguien que las ayude económicamente, aunque sea trabajando para él como institutriz.
Casi nunca es al revés.
Os pido perdón por el cinismo que desprende esta entrada.
Pero confieso que el tópico de que ella sea más pobre que él es uno de los que más me enerva.
Mañana, haré una entrada más alegre.
El blog va cogiendo de nuevo vida poco a poco. ¡Y ojala sea así!
Portada de Deja que el amor te encuentre. La protagonista, Amanda, es la hija de un duque con mucho dinero. La joven busca marido desesperadamente, pero sus planes chocan al conocer a un criador de caballos del que se enamora. Él ocupa un escalafón inferior al de ella y se gana la vida honradamente. No es ningún aristócrata de incógnito huyendo de hermanos/maridos/amantes furiosos. Para mí, lo mejor que ha escrito Johanna Lindsey en años. Un soplo de aire fresco.
Me ha gustado mucho tu reflexión y me ha dado que pensar!!!!
ResponderEliminarBesos!!
Es según lo que quieras escribir en las historias recuerda que cuando haces una historia de amor debes tener un punto que haga que ese amor sea imposible, las autoras de romance histórico van por el camino fácil y se van por los diferentes estatus sociales
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