miércoles, 7 de marzo de 2012

HISTORIA DE DOS HERMANAS 7

Un carruaje se detuvo delante de la Iglesia de Saint Canice. Los Allen descendieron de su interior.
Se metieron dentro del Recinto Sagrado. Sarah hizo un mohín de desdén al ver a Luke Kirkcaldy en su interior. Estuvo a punto de salir corriendo cuando vio que su familia iba directamente hacia él. Se iban a sentar juntos.
-La señorita Sarah está muy hermosa esta mañana-la aduló Luke.
Sarah no lo miró y tampoco le respondió. Tomaron asiento en el mismo banco. Por fortuna, Luke se sentó al lado de la señora Allen. En el otro extremo del banco. Al lado de Sarah se sentó Brigitte.
-Esto es una encerrona-le siseó a su hermana-Lo habéis planeado vosotros.
Brigitte le juró a su hermana que ella no sabía que iban a sentarse al lado de Luke. Le costó trabajo retener a su hermana porque Sarah estaba dispuesta a irse.
-Por favor-le rogó-No discutamos aquí.
-Está bien-cedió Sarah.
Las dos iban vestidas de negro. Un chal cubría sus cabezas. Empezó la misa cuando Sarah se agachó a recoger su misal, que se le había caído. Lo abrió y trató de prestar atención a lo que estaba diciendo el sacerdote. Luke no paraba de mirarla y ella estaba empezando a ponerse nerviosa.
-¿Por qué no me deja tranquila?-se preguntó en voz baja.
En silencio, Brigitte pedía por el viaje que emprendería su familia a Dublín en breve.
Le pedía perdón a Dios por sentir celos de su hermana. Le pedía perdón a Dios por desear ser tan hermosa como lo era Sarah. Le pedía perdón a Sarah por sus celos. Por presionarla.
Cuando llegó la hora de comulgar, Brigitte se levantó y fue a ponerse en la cola. Sarah la siguió. Le temblaban las manos de tal manera que el rosario se le cayó varias veces al suelo. Sabía que habría broncar nada más llegar a casa. Se negó a darle la paz a Luke. Sarah estaba a punto de desmayarse cuando el sacerdote le dio la comunión.
-Siéntate-le dijo su hermana.
Y la hizo sentarse en el primer banco.
Cuando regresó junto a sus padres, éstos le preguntaron por Sarah. Brigitte le contestó que se había mareado y que estaba sentada en el primer banco.
-¡Qué rara que está!-murmuró la señora Allen.
-Espero que la mujer más bella de la ciudad se encuentre bien-dijo Luke.

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