La modista fue a tomarle medidas a Sarah a la tarde siguiente. La joven quería comprarse ropa nueve y no iba a esperar a llegar a Dublín. La modista le prometió que confeccionaría para ellas vestidos que iban a la moda.
-¿De cintura alta?-inquirió Sarah.
-Así es-contestó la modista-Y de escote bajo. Es lo que se lleva ahora.
-¡Gracias!
-Pero tape un poco-sugirió la señora Allen.
La mujer no estaba de acuerdo con aquella moda de vestir como las damas de la Antigüedad y enseñar carne.
La modista miró a Brigitte.
-¿No piensa comprar ropa nueva?-inquirió.
-¿Para qué?-contestó Brigitte.
-¡Niña!-la regañó su madre.
La modista observó a Brigitte.
La joven era guapa, pero no poseía la espectacular belleza de Sarah. Si quería, podía atraer la atención de cualquier hombre. Su moño no era tan a la moda como lo era el de Sarah. Pero su porte era mucho más elegante que el de su hermana. Llevaba puesto un vestido de color azul a la moda, aunque más recatado.
-Ese vestido hace juego con el color de sus ojos, señorita-observó la modista-Debería de comprar tela azul. Yo le confeccionaría unos vestidos preciosos.
Brigitte no supo qué responder. A decir verdad, la moda le importaba bien poco. Vestía como quería su madre cuando lo que de verdad quería era desaparecer del mapa.
-Aún es joven-insistió la modista-Puede casarse. Puede tener hijos.
Brigitte iba camino de convertirse en una solterona amargada. Y ella no era nada de eso.
En su fuero interno, lo sabía. Pero parecía que se había resignado a su suerte.
En cambio, Sarah estaba encantada con su vida. Miraba y volvía a mirar las telas que le enseñó la modista.
-¡No sé por cuál decantarme!-comentó.
Revolvía entre las telas y pedía consejo a su madre. La señora Allen creyó que las telas que le gustaban a su hija eran todas demasiado llamativas, muy impropias de una señorita.
-Tendrías que buscar telas más claras-le aconsejó.
-Mamá, tengo diecinueve años-le recordó Sarah-Y estoy a punto de hacer mi segunda temporada.
-Aún eres muy joven y deberías de seguir vistiendo como hasta ahora. Aunque no me hagas caso.
-Ya no soy una debutante.
-Eso es lo que más me preocupa.
La modista tomó medidas de Sarah. El pecho...La cintura...Lo apuntó en un cuaderno de notas. La señora Allen le contó lo que quería. Vestidos de día... Vestidos de noche...Enaguas...Medias...Calzones...Ropa interior...
Sarah no paraba de parlotear. El año anterior, había conocido a mucha gente. Y toda ella le había parecido interesante. Había asistido a muchos bailes. Y su libreta de baile siempre estaba llena. Escuchándola, Brigitte sintió celos. Imaginaba escenas románticas en un balcón. Escenas que ella nunca viviría.
-Me extraña que este año haya temporada social-comentó-¡Con los problemas que hay en Inglaterra!
-Eso no nos afecta-le recordó Sarah.
-Pasemos con usted-dijo la modista mirando a Brigitte.
La joven se preguntó a qué se refería.
-Tenemos que equiparla bien-dijo la modista-Como hemos hecho con su hermana.
En un primer momento, Brigitte se negó. Le recordó que la que iba a pasar su segunda temporada era Sarah. Pero la señora Allen quiso que su hija mayor también fuera equipada.
-Necesitas ropa nueva-le dijo.
Y le comentó a la modista lo que quería para Brigitte.
-Vestidos de día...-dijo.
Ella no quería formar parte de aquel asunto. Sólo quería permanecer encerrada en su habitación de por vida. Jamás sería tan ingeniosa y aguda como lo era Sarah. ¿Por qué no la dejaban en paz? Quería estar sola.
-Este año, no me vas a dejar sola-le dijo Sarah-¿Verdad que no?
Al final, Brigitte tuvo que ceder. Nunca se había rebelado contra su familia y no iba a empezar a hacerlo ahora. Le dijo a Sarah que la acompañaría a todas partes si ése era su deseo.
-Vosotras dos os casaréis este año-anunció la señora Allen-Quiero que me hagáis abuela pronto.
-¿Y no puedes dejar que siga con mis planes?-exigió Brigitte.
-Tus planes son descabellados, hija mía, y me opongo rotundamente a ellos.
La bella sarah es de caracter imperioso ¡me encanta!
ResponderEliminarEspero seguir leyendo.
Un besote
Bueno, ahora ya sabes a quién se parece Olivia.
ResponderEliminarTe invito a que sigas la historia.