Hola a todos.
En el fragmento de hoy de En la isla, veremos la reacción que supone la huida de Phoebe para sus padres.
-¡Se ha marchado!-chilló histérica la doncella que Lily, Phoebe y Meredith compartían.
Todo esto ocurrió la mañana siguiente de la fuga de Phoebe.
Meredith había pasado toda la noche sentada en la cama, incapaz de conciliar el sueño. Se había quitado el vestido oscuro que llevó puesto cuando acompañó a Phoebe al embarcadero. Se había puesto el camisón.
Sin embargo, no pudo dormir en toda la noche. Pensaba que sus padres podían despertarse de un momento a otro. Que irían a la habitación de Phoebe.
Ya había amanecido. Los gritos de la doncella sobresaltaron a Meredith.
Lily entró en aquel momento en su habitación. Tampoco ella había podido dormir en toda la noche. Sus ojos revelaban un enorme cansancio. Pero estaba cansada por todo. Le disgustaba tener que mentirle a sus tíos, a los que tan agradecida estaba. Pero estaba Phoebe. Y estaba también la advertencia que le había hecho Meredith.
Miró con miedo a su prima.
-Tía Honora acaba de enterarse-le informó-La doncella ha ido a su cuarto a contárselo. Está destrozada.
Meredith se puso de pie. Estaba muy pálida.
-Madre es una mujer razonable-opinó-Acabará entrando en razón.
-Sigo pensando que Phoebe ha cometido un terrible error fugándose-replicó Lily.
-Yo sigo pensando que el error lo habría cometido mi hermana de haberse casado con lord Kirkcaldy. Habría sido muy desgraciada.
Lady Honora sufrió un desvanecimiento nada más enterarse de que su hija mayor se había fugado. Cuando volvió en sí, ya había anochecido. Sir Henry pasó todo el día en estado casi catatónico. El médico fue avisado por un criado, que le comunicó que tanto su señor como su señora se encontraban indispuestos. El médico pasó casi todo el día en la mansión de los Leighton.
Usó un frasquito de sales aromáticas que pasó por debajo de la nariz de lady Honora para hacerla volver en sí. Sin embargo, la mujer no reaccionó hasta el anochecer. Cuando su hija Meredith se encontraba a solas con ella en la habitación.
-¿Es verdad que Phoebe se ha marchado?-le preguntó a su hija menor-Dime la verdad.
-Phoebe se ha ido, madre-respondió Meredith-Lo lamento.
Lady Honora rompió a llorar.
-¿Y dónde puede estar?-volvió a preguntar. No miró a Meredith-¿Adónde ha podido ir? Alguien ha tenido que ayudarla a huir. O ha huido sola.
Al enterarse de la fuga de su prometida, lord Kirkcaldy se presentó en la mansión de los Leighton. Para entonces, sir Henry parecía haber recuperado un poco el juicio. El vizconde se encerró con él en la biblioteca.
-¿Dónde está Phoebe?-rugió lord Kirkcaldy. Estaba realmente furioso-¿Cómo es eso de que se ha fugado? ¿Quién era su amante? ¿Me estaba engañando?
-Hasta donde yo sé, mi hija no tenía ningún amante-contestó sir Henry, intentando estar tranquilo-No se veía a escondidas con nadie.
-Entonces, ¿por qué diablos se ha fugado? ¿Con quién se ha ido?
Lord Kirkcaldy estaba fuera de sí. Empezó a destrozar todo el mobiliario de la biblioteca de de sir Henry. El barón, aterrado, ordenó a dos criados que echaran al vizconde de allí. Los criados lograron reducir a lord Kirkcaldy. Lo echaron a patadas de allí.
Desde la calle, el vizconde no se contuvo.
Profirió toda clase de gritos y de insultos contra Phoebe. Y anunció que su compromiso estaba definitivamente roto.
A raíz de esto, los nervios de lady Honora se vieron alterados. La mujer era incapaz de dejar de llorar. El médico tuvo que administrarle láudano. De aquel modo, lady Honora pudo conciliar el sueño. También le administró láudano a sir Henry. El hombre estaba aterrorizado. No se trataba sólo de la ira que sentía por la fuga de Phoebe. Había visto el comportamiento del hombre que había podido llegar a ser su yerno. Y le había disgustado enormemente.
Lily y Meredith se turnaron con las criadas para acudir a sir Henry y a lady Honora.
Por suerte, la baronesa no sufrió ningún acceso de fiebre cerebral. Aquel era el mayor temor de Meredith. A pesar de su apariencia frágil, lady Honora era más fuerte de lo que la gente pensaba.
En aquel aspecto, Meredith había salido a su madre.
Por segunda noche consecutiva, ni Meredith ni Lily pudieron conciliar el sueño. A la mañana siguiente, las dos bajaron al comedor a desayunar solas.
En sus respectivas habitaciones, sir Henry y lady Honora dormían. Pero era un sueño provocado por el láudano. Antes o después, se despertarían. Y debían de hacer frente al hecho de que Phoebe se había fugado.
Meredith y Lily aceptaron tomar cada una una taza de café. Meredith bebió un sorbo de su taza de café.
Necesitaba despejar su mente.
Sin embargo, Lily tenía muchas preguntas en la cabeza. Sabía que Gabriel Bane había ayudado a Phoebe a huir. Lo había escuchado.
-Gabriel es el amante de Phoebe-atacó Lily-Por eso, la ha ayudado a huir.
-Gabriel no es el amante de Phoebe-replicó Meredith, poniéndose rígida-La ha ayudado a huir porque yo se lo he pedido. No hay nada entre ellos. Son buenos amigos. Te lo puedo asegurar.
-Merry, conozco de sobra a Phoebe. Siempre ha estado enamorada de Gabriel. Sólo Dios sabe porqué aceptó casarse con el vizconde. Pero yo te lo puedo decir.
-¿Qué me puedes decir?
-Phoebe pensaba que Gabriel no regresaría del continente. O que regresaría del continente tan espantado por la guerra que no se fijaría en ella. Por eso, decidió casarse con lord Kirkcaldy. Pero se equivocó.
Lily parecía estar muy segura de lo que estaba afirmando. Meredith respiró hondo. Se vio obligada a sacarla de su error. A contarle la verdad.
-Eres tú la que está equivocada-replicó Meredith.
-¿Qué quieres decir?-inquirió Lily.
-Gabriel no es el amante de Phoebe. Es mi amante.
Uy Meredith si que es decidida, veamos que pasa. Te mando un abrazo
ResponderEliminarHola Citu.
EliminarMeredith es una joven con las ideas muy claras y su carácter, aunque tranquilo, es bastante fuerte. Eso es lo que más me gusta de ella.
Un fuerte abrazo, Citu.