Todos los años, en cuanto agosto está a punto de finalizar, algo raro pasa.
Se quedan ellos y también ellas pegados a la pantalla del televisor durante cerca de dos horas. Ven cómo veinte tíos divividos en dos equipo y en pantalón corto vestidos de distintos colores persiguen un balón sobre un césped. El campo está lleno o está casi vacío, dependiendo de quién vaya a jugar en el césped. No es lo mismo un equipo de Primera que de Segunda B, dice alguien. Animan a uno de los dos equipo y se pintan las caras y lucen camisetas o bufandas con los colores de su equipo.
En la casa, los que están pegados al televisor desarrollan un comportamiento irracional. Se quejan cuando el balón se estrella contra un poste de la portería. Gritan al que dispara el balón. Gritan al árbitro. Gritan a los jugadores del equipo contrario. Se tiran de los pelos cuando el balón se estrella contra la red de la portería de su equipo porque significa que les han marcado un gol y van perdiendo. A partir de ahí, insultos, gritos, amenazas al árbitro por no haber pitado un penalti o un fuera de juego. Pero, cuando su equipo marca gol, se desata una auténtica locura.
¡GOOOOOOLLL!
El grito se oye en toda la ciudad o en todo el pueblo. Salta por encima del sofá. Parece que está poseído.
No se preocupen. No es grave. Es sólo que ha empezado la liga.
Nuestros sujetos a estudiar tienen una esperanza que varía dependiendo de en qué división juega su equipo.
-Ganar la Liga (esto sólo pasa en Primera División).
-Ascender (esto sólo pasa en Segunda División, en Segunda B, en Tercera, en Preferente, en Regional o en División de honor).
-No descender (esto ocurre en todas las divisiones).
-Mantenerse (esto ocurre también en todas las divisiones).
-Jugar la Champions (esto creo que sólo ocurre en Primera División).
La Liga de Fútbol empezó a jugarse en nuestro país en el año 1928, durante la dictadura de Primo de Rivera. Desde entonces, con la excepción de los tres años que duró la Guerra Civil, se ha jugado la Liga. Siempre ha habido dos partidos (ida y vuelta) del Madrid y del Barça.
A pesar del tiempo transcurrido, de los equipos que han aparecido nuevos, de los equipos que han desaparecido y de los equipos que han llegado hasta nuestros días, la Liga sigue despertando las mismas pasiones incontroladas de siempre. Es algo que no pasa nunca de moda.
Los ídolos cambian. Donde antes estaban Kubala y Di Steffano ahora están Messi y Cristiano Ronaldo. Los entrenadores cambian. Cruift (creo que se escribe así, no lo sé) ya no está, pero estuvo hasta poco Pep Guardiola.
Hemos visto a equipos subir, mantenerse y descender, como le ha pasado al Cartagena. Otros han subido y se mantienen, como el Rayo Vallecano. Otros han descendido y han protagonizado un ascenso fulgurante, como el Depor.
Es la misma historia que siempre se repite de agosto a mayo. La alegría del triunfo...El dolor de la derrota...
La resignación ante un empate...Donde antes se tiraban de los pelos ante la radio de marca Marconi, ahora se tiran de los pelos ante un televisor de plasma, que está empezando a quedarse un poco obsoleto.
Los tiempos camiban. Pero la pasión hacia el equipo de nuestros amores y el odio hacia los rivales no cambia.
Los que odien el fútbol no se preocupen. Esto sólo dura unos meses. Acabará cuando el capitán del equipo que gane la Liga levante la copa y los demás lo celebren con gritos. Si sienten que no pueden escapar del fútbol, piensen en otra cosa y hagan caso omiso cuando oigan gritos, insultos, amenazas y palabrotas al televisor. Y tomen aire cuando escuchen la palabra mágica:
¡GOOOOOOLLLLL!
No es el Barça ni tampoco es el Madrid. Es el Elche C. F, fue fundado en 1923. Esta foto fue tomada durante la Liga 1928-1929. En la actualidad, creo que está en Tercera División.
Valla, interesante entrada.
ResponderEliminarYo soy de las que gritan goooolllll cuando mi Sevilla F.C marca. Si, soy sevillista hasta la medula.
Un beso amiga
¡Suerte al Sevilla en esta liga!
ResponderEliminarLa verdad es que no soy hincha de ningún equipo de fútbol. Todos me parecen muy buenos. Bueno...Confieso que siento simpatía hacia el Barça durante la etapa de Pep Guardiola, pero más bien la sentía porque mi padre es del Madrid y odia al Barça, así que yo aprovechaba para chincharle. Y también está el Murcia (aguantando como puede el pobre en Segunda División) y el Cartagena (que ha caído a Segunda División B) a los que admiro por ser de mi tierra.
Un abrazo muy fuerte, Anna.