¡Vamos a verlo!
Sarah estaba furiosa consigo misma.
Le cogió la mano a Katherine. Su hermana parecía estar como ida.
En cambio, Sarah estaba pensando en Darko. Aquel hombre ocupaba todos sus pensamientos.
¿Era así el amor?, se preguntó Sarah. ¿Acaso estaba obsesionada con él? Katherine tenía a Stephen. Mary tenía al conde. Y ella tenía a Darko.
-Me duele mucho-se quejó Katherine.
-Se te pasará-le aseguró Sarah.
-Stephen...
Katherine estaba pensando en Stephen. Aún dolorida, seguía pensando en él. Sarah sintió pena por su hermana menor. Katherine pensaba en el hijo que no iba a tener. En la promesa que no podía cumplir. Sarah se preguntó si a ella podría pasarle lo mismo con Darko.
-Estoy aquí-le dijo a su hermana menor.
Katherine suspiró. Le dolía mucho el bajo vientre. Sarah le acarició su cabello suelto.
Darko se había criado en los bajos fondos de Llangefni. Nadie se había preocupado nunca por él. Le habían abandonado nada más nacer. Pero eso a Sarah no le había importado nada en absoluto cuando le conoció. Lo quería sólo a él.
Darko se había ganado la vida desde que era un niño. Hizo todo lo que pudo para salir adelante. Tuvo que robar. Mendigar. Nunca pensó en ganarse la vida de forma honrada. En alguna que otra ocasión, llegó a saquear tumbas. Se acostaba con damas de la alta sociedad por dinero. Posteriormente, las chantajeaba. No le digo nada a tu marido si tú me das cierta cantidad de dinero. Ellas, naturalmente, accedían.
Pensó en esto mientras miraba la figura de Katherine, que yacía acostada en su cama. Al volver a casa, Katherine sintió un fuerte dolor en el bajo vientre. -¿Qué te pasa?-le preguntó Mary.
-Me duele mucho-respondió Katherine.
Entre Mary y Sarah llevaron a Katherine en volandas hasta su habitación. Sus padres contemplaron la escena. No les escucharon preguntarles qué estaba pasando. Su principal preocupación era atender a Katherine. La metieron deprisa en su habitación. La despojaron de sus calzones. Y vieron que estaban manchados de sangre. Mary y Sarah se quedaron mudas.
-¿Qué ocurre?-quiso saber Katherine.
Estaba muy asustada.
-Te ha bajado la regla-le informó Sarah a su hermana.
Katherine rompió a llorar al darse cuenta del significado de aquellas palabras. Al haberle bajado la regla, no podía estar esperando un hijo de Stephen. La pena más absoluta se apoderó de ella.
-No podré irme con él-se lamentó.
Mary entró en la habitación de Katherine sin hacer ruido. Vio a Sarah sentada en una silla.
-Le he escrito una nota a Stephen Winter-le explicó Mary-Me ha dado mucho apuro tener que contarle lo que le ha pasado a mi hermana. Pero creo que merecía saberlo.
-Has hecho bien-asintió Sarah.
Mary se sentó en la cama junto a Katherine. La joven había pasado un buen rato llorando. No quería bajar a cenar y tampoco quería ver a nadie. Sus hermanas la ayudaron a quitarse el vestido y le soltaron el moño. En su fuero interno, Sarah y Mary se alegraban de no tener que separarse de Katherine. Estaban obrando de manera egoísta, pero les horrorizaba la idea de estar lejos de ella si Katherine, finalmente, se hubiera ido con Stephen Winter.
-¿Qué va a pasar ahora?-le preguntó Sarah a Mary.
-A lo mejor, siguen viéndose-respondió la joven.
-¿Y qué va a pasar con nosotras?
-Yo acabaré casándome con el conde. Llegado el momento, tendrás que hablarle a padre de ese hombre del que estás enamorada. Cathy y yo te apoyaremos. Pero no creo que a padre le agrade la idea de saber que quieres casarte con un criminal.
Eso no me importa, pensó Sarah.
Estaba segura de que ella haría cambiar a Darko. Él estaba enamorado de ella. Lo podía ver en sus ojos, a pesar de que lo estaba negando siempre. Él cambiaría porque el amor que sentía por ella le haría cambiar.
-Si nuestro padre nos quiere a las tres, querrá vernos felices-afirmó Sarah.
Katherine se removió en la cama. Parecía que estaba diciendo algo en sueños.
-Lo siento-susurró-Lo siento.
Katherine sentía su vientre vacío. Hasta hacía unas horas, albergaba la ilusión de llevar en sus entrañas un hijo de Stephen. Pero no había sido así. Le empezaba a atormentar la idea de no poder ser madre. De tener las entrañas secas. Una lágrima resbaló por su mejilla.
Sarah le acarició el cabello que se esparcía por la almohada.
-Cathy deseaba tener un hijo de ese hombre-le contó a Mary-La idea me parece una locura.
-No es una locura-terció Mary-Uno de los mayores sueños de una mujer es tener un hijo con el hombre al que ama. Ver su rostro y el suyo mezclado en la carita de su pequeño. Adivinar a quién se parece. Entiendo a Cathy. Los hijos tienen que ser fruto del amor. No tienen que ser fruto del deber. De un deseo pasajero... Ni siquiera de un crimen abyecto...Los niños han de ser concebidos por amor. Y han de ser concebidos por amor. Me pongo en la piel de nuestra hermana.
-¿Te gustaría tener un hijo con el conde, Mary?
La aludida se puso tensa. Recordaba lo que significaba casarse con el conde de Maredudd. Verse obligada a compartir la cama con él.
Y eso era algo que la horrorizaba.
-Supongo que sí...-mintió-El deber de una condesa es engendrar y dar a luz a un heredero. Y conozco bien cuál será mi deber cuando me case con lord Robert.
Mary se preguntó si debía de hablar con su hermana de lo que le había ocurrido cinco años antes. Se preguntó si Sarah la rechazaría si se lo confesaba.
Tomó aire.
-Sarah, me gustaría contarte una cosa-atacó-Pero me da miedo hacerlo.
-A mí me lo puedes contar todo-le aseguró su hermana.
-Vas a pensar lo peor de mí. Tiene que ver con algo que me ocurrió hace algún tiempo. Me asusta que salga a la luz. Pero acabará saliendo una vez que me haya casado con el conde. Si es que él quiere seguir casado conmigo. Puede pedir la nulidad de darse cuenta de que yo no soy virgen.
Los ojos de Sarah se abrieron como platos.
-¿Qué estás diciendo, Mary?-inquirió.
-¡Por favor, Sarah!-le imploró la joven-¡No pienses mal de mí! ¡Yo no quería! ¡Te lo juro por Dios! ¡No quería! Me defendí. Hice cuanto pude por defenderme.
Mary se interrumpió y rompió a llorar amargamente.
Ohhhh vuelta al ataque ¡genial!
ResponderEliminarEste capi me deja casi sin respiración. Cati me ha roto el corazón y bueno mari....veremos por donde sale.
Besos preciosa
Catalina ha encontrado el amor y no le asusta el escándalo con tal de alcanzar la dicha al lado de Stephen. Y sí, sueña con tener un hijo de él, a pesar de todo. Y María, la pobre, lo ha pasado mal en el pasado y nunca se ha atrevido a confesárselo a nadie.
ResponderEliminarLas Musas, después de una larga y prolongada ausencia, me han hecho una visita. Ignoro el tiempo que se quedarán.
¡Qué alegría me das cuando veo que has vivido el capítulo con intensidad! Me motiva a seguir escribiendo.
Un millón de abrazos, Anna.