En esta semana, entramos en la recta final de En la isla.
Quedan siete trozos para que conozcamos finalmente lo que va a pasar. ¿Podrá Phoebe escapar de un matrimonio no deseado? ¿Y qué ocurrirá entre Meredith y Gabriel?
¡Vamos a descubrirlo!
El fragmento de hoy es bastante corto. Pero es muy intenso.
Hacía mucho tiempo que Phoebe no salía a pasear ella sola.
En los últimos tiempos, solía acompañarla en sus paseos su doncella. La última vez que salió sola fue cuando acudió al encuentro con Gabriel en el antiguo fuerte. Y regresó a casa con el corazón destrozado.
El recuerdo de Gabriel hería a Phoebe.
Sus pasos la llevaron hasta el antiguo fuerte.
El corazón de Phoebe empezó a latir de manera acelerada.
Gabriel, pensó.
Gabriel se encontraba allí, ante el antiguo fuerte.
Podía reconocer en cualquier parte su cabello de color castaño, aunque, a veces, parecía que era de color miel. Los dos tenían una edad similar, pero eran inexpertos en las lides amorosas. Podían haber sido muy felices juntos. Su piel suave...Era alto. Era también esbelto, pero estaba bien formado. Era imposible no mirarle. Era imposible no perderse en las profundidades de aquellos ojos de color azul dorado. Sí...Dorado...
Phoebe pensó en acercarse a él. Necesitaba hablar con Gabriel. Quería preguntarle si era cierto lo que le había confesado. Quería saber si había otra mujer en su vida. Entonces, vio a una figura que se estaba acercando a él.
-¡Gabriel!-le llamó.
Phoebe se escondió detrás de un árbol. Reconoció a la joven que se estaba acercando a Gabriel.
Una joven de cabello largo y rubio...De figura esbelta...Phoebe podía adivinar, incluso, el color de sus ojos, que serían de color azul.
¡No!, pensó con horror.
Asomó la cabeza detrás del árbol.
-¿Te he hecho esperar?-le preguntó la joven a Gabriel.
-En realidad, acabo de llegar-respondió él.
-Tenía que verte.
Dicho esto, los labios de ambos se encontraron en un beso cargado de pasión.
Phoebe contempló cómo el rostro de Gabriel cambiaba cuando aquella joven se acercó a él. Cómo su mirada se tornaba radiante. Una mirada cargada de amor...
Había tanto amor en el rostro de Gabriel cuando ella llegó que a Phoebe le dolió mirarle. Porque era la confirmación de que Gabriel nunca había estado enamorado de ella. No podía seguir negándose a admitirlo. Lo había visto con sus propios ojos.
-¿Has recibido ya la contestación?-le preguntó ella.
-De eso te quiero hablar-respondió Gabriel.
Phoebe no quería seguir escuchando. Procuró alejarse de allí sin ser vista. Las lágrimas rodaban sin control por sus mejillas. Gabriel estaba enamorado de Meredith.
Gabriel amaba a Meredith.
Se secó las lágrimas de un manotazo. No había sido culpa suya hacerse ilusiones.
Tampoco había sido culpa de Gabriel, quien había intentado desengañarla. Ni tampoco había sido culpa de Meredith, quien lo único que hacía era protegerla. ¡Cuando debía de ser al revés!
Ver a Gabriel abrazando a Meredith. Besando a Meredith.
Le había hecho ver las cosas de otra manera.
Si solo quedan siete partes para finalizar, tengo que empezar por el principio :)
ResponderEliminarBesos
Hola Trinity.
EliminarEmpecé a subir esta historia hace año y medio, pero tuve un grandísimo parón. Hace poco que la retomé y quiero terminarla, si no esta semana, sí la que viene.
Un fuerte abrazo.
Y espero que disfrutes de este relato.
Uy pobre Phobe me da penita y ahora que va hacer. Te mando un beso y te me cuidas mucho
ResponderEliminarNo hay nada peor que el amor cuando no es correspondido.
EliminarUn fuerte abrazo, Citu.
Cuídate mucho.
ay los celos como nos hacen llorar jejeje
ResponderEliminarHola espero que estes bien nosotros andamos de vuelta tras un paroncillo.
Besotessssssssssssss
Hola Orthos.
EliminarLos celos son una de las sensaciones más dolorosas que se viven a lo largo de la vida.
Un fuerte abrazo.
Y me alegro de que estéis de vuelta.