domingo, 21 de septiembre de 2014

EN LA ISLA

Hola a todos.
He podido avanzar un poquito en mi relato En la isla. 
Es muy poquito, pero me alegro de haberlo hecho.

                               El estar en el salón en compañía de sus padres, de su prima Lily y de su hermana Phoebe estaba a punto de volver loca a Meredith. Lo sabe, pensó cuando miró a Phoebe. Ya había pasado una semana.
                                Por suerte, aquella misma mañana, la regla le había bajado y Meredith respiró aliviada al darse cuenta de que no estaba esperando un hijo de Gabriel.
                                 Aquella misma mañana, Phoebe había recibido un mensaje de Gabriel. Meredith la había contemplado mientras se preparaba para encontrarse con él. Phoebe estaba muy nerviosa. Incluso, había esbozado una sonrisa.
                                 Meredith se sentó en una silla de la habitación de Phoebe. La joven sentía que el moño que le estaba haciendo la doncella que compartía con su hermana menor y con su prima no le favorecía. Que debía de ponerse algo de maquillaje en el rostro. Que el vestido que llevaba puesto era feísimo.
-Trata de calmarte-le sugirió Meredith.
-¡Pero Gabriel quiere verme!-trinó Phoebe, emocionada.
-¿Y tú qué piensas?
-Puede que se haya dado cuenta de la verdad. ¡Que yo lo amo! ¡Y él también me ama, Merry! ¡Me pedirá que me vaya con él!
-¿Lo crees en serio?
-¡Sí!
                                 Meredith sintió cómo una lágrima resbalaba por su mejilla. Sentía asco de sí misma. He traicionado a Phoebe, pensó. No podía mirarla a la cara.
-¡No llores, tonta!-le pidió Phoebe.
                               Le dio un abrazo y Meredith rompió a llorar. No podía parar de llorar. El sentimiento de culpa la estaba matando.
                              Gabriel estaba esperando a Phoebe en el antiguo fuerte. Pensaba en ayudarla. Su mayor deseo era ayudarla a escapar de un matrimonio que ella no quería. Pero no estaba enamorado de ella. Y se lo debía de decir. La vio llegar y Phoebe le sonrió.
                              El corazón de la joven latía a gran velocidad. Pensó que Gabriel estaba más apuesto que nunca.
-¡Mi querido Gabriel!-exclamó cuando llegó a su altura.
                            Y, sin decir más nada, rodeó con sus brazos el cuello de él y le besó de lleno en los labios.
                            Gabriel se apartó de ella. Al mirarla a los ojos, vio que Meredith tenía razón. Phoebe estaba locamente enamorada de él.
-Tu hermana me ha contado que piensas casarte-empezó a hablar-Mejor dicho. Tus padres ya han proyectado tu matrimonio. Y tú no quieres casarte con ese hombre.
-¿Es que mi matrimonio te molesta?-inquirió Phoebe con coquetería.
-Lo que me molesta es que vayas a casarte con un hombre al que no amas.
-¿Acaso estás celoso?
-Phoebe, no estoy celoso. Estoy preocupado por ti. Te conozco desde que me alcanza la memoria. Y me apena que vayas a destrozar tu vida. Eres como una hermana para mí. Y mi deber es ayudarte. Te quiero mucho.
-¿Qué me estás intentando decir?
                            Gabriel le cogió las manos. Se las besó con cariño.
                            Ha llegado el momento, pensó.
                            Los ojos de Phoebe le miraban con horror. Una espantosa sospecha se apoderó del corazón de la joven.
-Lo que quiero decirte es que no estoy enamorado de ti-contestó Gabriel.



                              La afirmación tardó en llegar al dolorido cerebro de Phoebe. Tardó en entender lo que Gabriel le había dicho.

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