Dedico esta entrada a los ordenadores debido a una peripecie que he vivido estos últimos días por culpa de mi ordenador.
Tuve un problema con él. No entraré en muchos detalles. Basta con decir que tiene que ver con una mañana de sábado soleada, una persiana sucia, un cubo con agua que dejé encima de mi silla (que no es giratoria, pero eso es otra historia), un empujó accidental, el agua sale del cubo como si se salpicara un vaso y varias gotas caen en la torre del ordenador.
Me asusto. Mis conocimientos acerca de la reparación de ordenadores mojados son nulos. Me dicen que lo desconecte y lo deje secarse durante todo el fin de semana. Así lo hago. Llega el lunes. Llamo al técnico, a Víctor. Me dice que lo lleve a que lo vea por si acaso no está seco del todo. Así lo hago. Llevo la torre a que Víctor la vea. Me dice que lo deje secarse hasta la tarde. Me cambia una pila que se ha ido y el ventilador de dentro lo limpia porque se ha ensuciado.
Paso a recogerlo por la tarde. Me deja que pruebe el ordenador a ver si funciona. Pero, a los cinco minutos, la torre se apaga y no vuelve a encenderse. Lo dejo allí hasta ayer martes. Víctor me cuenta que el ventilador funciona a 90ºC cuando debería de funcionar a 38 o a 39ºC y que, por eso, se apaga la torre.
Recojo el ordenador y regreso a mi casa a montarlo. Pero empieza a hacer un ruido muy raro la torre y uno de los enchufes no quiere entrar.
Llamo de nuevo a Víctor (la informática, definitivamente, no es lo mío), le cuento lo que pasa. El pobre pasa a ver el ordenador ayer por la noche. El enchufe que no quería entrar tiene un puerto USB por lo que se puede meter por otro sitio. El ruido que hacía la torre eran los cables que se rozaban. Víctor lo arregla con un poco de fiso.
Y hoy, por fin, puedo hacer esta entrada contando un poco todo lo ocurrido a lo largo de estos últimos días.
Este gato sabe más de Informática que una servidora.
Por eso, quiero dedicar esta entrada a unos ordenadores que no creo que nos den tantos problemas de cables y de torres.
Si yo hablara de ordenadores portátiles, la imagen que se nos viene a la cabeza es ésta:
Un ordenador pequeño y ligero que se puede llevar a todas partes, que nos permite trabajar en cualquier sitio, ya sea sentados en el banco de un parque, en la playa, en el campo, en la montaña, en un bar o en la biblioteca.
Pensamos que algo moderno, de hace unos diez años más o menos.
Sin embargo, la historia de los ordenadores portátiles es mucho más vieja. El primero en ser considerado como tal fue el Epson HX-20. Salió a la venta en el año 1981. ¡Hace treinta y un años! Era un lujo al alcance de muy pocos. Empresarios, militares y científicos eran los que más lo usaban porque les permitía seguir con sus proyectos en cualquier sitio que fueran.
Os presento uno de los primeros ordenadores portátiles de la historia, el Osborne 1, posterior al ordenador de Epson, toda una pieza de coleccionista.
No eran tan ligeros ni tan fáciles de transportar como los portátiles de ahora. Carecía de ratón y funcionaba metiendo órdenes a través de los comandos, como los demás ordenadores de sobremesa. Pensad que el primer portátil pesaba 10 kilos y medio.
Su procesador Z80 sólo tenía ocho bits y trabajaba a 4 MHz y sólo tenía 64 kb de memoria RAM. En la actualidad, se piensa que la perfecta memoria RAM es aquélla que posee 4 Gbytes.
Su monitor CTR era monocromático y medía 4,4 pulgadas. Si os fijáis bien, el monitor de pantalla es muy pequeño y apenas se ve. Nada que ver con las enormes pantallas planas de los portátiles actuales. En un portátil primitivo sólo cabían 52 caracteres en cada líneas de texto. Y olvidaos por completo de la conexión a Internet. No existía.
Windows 95 dio el espaldarazo definitivo a la venta de portátiles en todo el mundo.
A lo largo de toda la década del 2000, los portátiles adquieren el aspecto que tienen en la actualidad.
Los podeís encontrar de todos los colores. Y cada vez son más y más ligeros, fáciles de llevar a cualquier sitio si sientes que no puedes trabajar en tu casa y necesitas aire fresco, pero sin dejar de teclear.
En la actualidad, los portátiles han dejado de ser un lujo al alcance de unos pocos. Cada vez son más las personas que tienen un portátil. Los cuales van a seguir evolucionando a lo largo de los años. ¡Todavía tienen que darnos muchas sorpresas!
Y aquí acabo esta entrada tan bizarra sobre portátiles y torres mojadas.
Espero que hayáis encontrado esta entrada interesante, aunque soy consciente de que es un poco chorra.
¡Hasta la próxima!
Hola!!!
ResponderEliminarAhora los ordenadores tienen mucha mas tecnologia que los primeros, en ese aspecto la informatica ha avanzado a pasos agigantados.
Yo mi primer portatil lo tuve tarde jejej
Me ha gustado saber cositas.
besossssssssssss
Te confieso que los ordenadores y yo no hacemos buena pareja; es más, la tecnología y yo nos llevamos fatal, lo que es una pena porque reconozco su utilidad y me gustaría ser un poco más hábil, pero lo vamos llevando.
ResponderEliminarMe alegra que tu problema se haya solucionado.
Besos.
Hola guapa, estoy con Anna. La tecnología avanza con pasos de gigante. La verdad es que mi primer ordenador fue con torre...etc, ahora disfruto de un portátil y he de decir que es mucho más cómodo porque lo llevas donde quieres.
ResponderEliminarUna entrada muy interesante y para nada chorra.
Un fuerte beso!!!
Hola Anna.
ResponderEliminar¿Te puedes creer que este año he tenido mi primer portátil por fin?
Más vale tarde que nunca y, por fin, ¡tengo un portátil ultraligero! Espero que me dure muchos años.
Un abrazo muy fuerte, Anna.
Hola Aglaia.
ResponderEliminarTe confieso que a mí me pasa lo mismo. Se me rompe la tele y no sé qué hacer. Y lo mismo me pasa con el frigo, el lavavajillas, la plancha, etc. Tengo la suerte de que mi padrino arregla electrodomésticos. La pena es que él tampoco sabe gran cosa de Informática.
He aprendido la lección. El agua, cuanto más lejos del ordenador, mejor.
Muchas gracias, Aglaia. Un abrazo
Hola, Rae.
ResponderEliminarTodavía tengo mi ordenador de sobremesa. Aún funciona y puedo trabajar en él. El portátil me sirve para cuando voy a la biblioteca, porque allí sólo te dejan ponerte con los ordenadores por las mañanas y nunca por las tardes.
Gracias por pensar que esta entrada no es chorra.
Un abrazo enorme, Rae.