sábado, 16 de febrero de 2013

MICRORRELATO DE SAN VALENTÍN CON ALGO DE RETRASO

Hola a todos.
Si os creíais que no iba a escribir nada por San Valentín, estabais equivocados. He escrito un pequeño relato de época, como de costumbre. Lo que pasa es que la inspiración, esa víbora, no me ha venido hasta hoy. ¡Agh!
No es muy bueno, lo confieso. Aún así, espero que os guste.

TODAS LAS FLORES DEL MUNDO

                    En Cardiff a 14 de febrero del año de Nuestro Señor 1802

                     Mi querida Mary:

                    Te sorprenderá recibir esta carta. 
                    Hoy, me he puesto a escribir. He abierto las compuertas de mi corazón. Y me he dado cuenta de que soy todo tuyo. Tú eres la que tiene mi corazón. Le doy gracias a Dios por todos estos días que estamos pasando juntos. Le doy las gracias por muchas cosas. Pero, sobre todo, le doy las gracias porque tú estás en mi vida. 
                    Mary...
                   ¿Por dónde empezar?
                    Yo era un bala perdida antes de conocerte. Hubo alguna mujer antes de tu llegada. Pasaba las noches despierto y de juerga. No tenía ninguna perspectiva de futuro. En mi horizonte, no había nada. Miento. Sí había una cosa. Un gran vacío...No sabía qué hacer para llenarlo. 
                   Y, entonces, apareciste tú en mi vida. Y todo cambió. 
                   Cuando llegue esta carta a tus manos, vendrá acompañada por un gran ramo de flores. Pero tú eres la flor más hermosa del mundo. Te parecerán que mis palabras suenan huecas. Pero no es verdad. Gracias a ti, soy otro hombre, amada mía. 
                  Cuando te fui conociendo mejor, me propuse cambiar. Tú no ibas a ser una más en mi lista de conquista. Con los besos inocentes que me dabas, me fui enmendando poco a poco. Retomé el interés en los estudios. Los había dejado de lado. Sólo me interesaba beber y jugar partidas de naipes. Por cierto...
Siempre perdía. Creo que eso ya lo sabías, Mary.
                   ¿Qué fue lo que viste en mí, amor mío?
                  Ni yo mismo lo sé.
                 Me diste la mejor noche que puedo recordar. Una noche en la que nos dimos muchos besos. En la que nos acariciamos de manera mutua. Te entregaste a mí de manera ciega y total. En la estrecha cama de mi habitación...
                 Te escribo para decirte que tu entrega no fue en vano, Mary. Porque yo soy un hombre de palabra. Porque nos vamos a casar en cuanto consiga la licencia. He hablado con un párroco. Está dispuesto a oficiar la boda cuando tú quieras.
                ¿Qué me respondes, Mary? ¿Estás dispuesta a aceptar a este pecador como esposo?
               Espero ansioso tu respuesta. Ya no soy un pecador. Tú me has llevado al buen camino. Por ti, estoy estudiando. Por ti, quiero terminar la carrera de Derecho. Por ti, quiero trabajar. Por ti, quiero ser mejor persona.
                Te amor, Mary.
               No me dejes sin tu amor, que me perdería.


                           En Cardiff, a 15 de febrero de 1802

                    Amado mío...

                  ¿Crees que te iba a dejar yo?
                 ¿Has pensado que iba a abandonarte? ¡Qué poco me conoces!
               Soy yo, Mary. La misma Mary que te ama tal y como eres. La misma joven que te conoce mejor que nadie. Te valoro como lo que eres. Un joven bueno y honesto...Un muchacho que ha estado mal aconsejado. Pero que es sensato y sabio. Por todo eso, te quiero.
                No olvido aquella noche.
                No olvido cada uno de los besos que me diste. No olvido cada una de las caricias que me brindaste.
                 Quiero que nos casemos. Creo en tus palabras.
                 Huiremos lejos de aquí. Mis padres, ya lo saben, te ven con malos ojos.
                He intentado hablar con ellos. Hacerles ver que no eres malo.
                Pero no me hacen caso. Se me seca la garganta de intentar hacerles ver que se equivocan contigo. Es inútil.
                   No me rindo, amado mío. Dime dónde y cuándo nos vemos. Dime en qué Iglesia nos casaremos. No me importa lo que pase después. Sólo sé una cosa.
               Y esa cosa es que te amo. Te amo con la misma intensidad con la que tú me amas a mí. ¿No la notas? ¿No la percibes? Tú eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Quiero volver a estar entre tus brazos. Lo deseo con toda mi alma.
                 Huyamos. ¿Adónde? No lo sé. Ni me importa.
                Vámonos. Ahora...Vayámonos.
                Mi respuesta es sí. Quiero casarme contigo. Confío en ti.
               Quiero ser tu esposa. Quiero ser la madre de tus hijos. Quiero ser tu amiga.
              Quiero ser muchas cosas. ¡Lo quiero ser todo a la vez!
               Quiero ser tu compañera. Quiero ser tu confidente. Quiero ser tu mejor amiga.
              Quiero apoyarme en ti. Y quiero que tú, a tu vez, te apoyes en mí. Tu cambio es auténtico.
              Ya no eres el mismo joven arrogante que conocí. Sospecho que tu arrogancia fue sólo una especie de fachada. Querías esconder tus sentimientos de los demás. Pero el amor apareció en tu vida. No pudiste resistirte a él. Dime dónde nos vemos. E iré a tu encuentro.


                     En la noche del 16 de abril, en la habitación minúscula de una modesta posada, una joven pareja pasaba su noche de bodas. Se habían escapado para casarse. Se dieron muchos besos a lo largo de aquella noche. Se acariciaron mutuamente. Y se hicieron numerosos juramentos de amor eterno. Tenían todo el tiempo del mundo para ellos. El futuro se les aparecía ante sus ojos. Y era esperanzador. Y hermoso...

FIN

                     
                                          

4 comentarios:

  1. Precioso!!!!!Me ha encantado esa entrega y ese amor!!!!Qué bonito!!!!

    Felicidades ha sido un magnífico regalo de los enamorados!!

    Un beso!!

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    1. Hola Rae.
      ¡Me alegro de que te haya gustado!
      Un fuerte abrazo.

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  2. Qué bonito relato, y nunca se llega tarde cuando es con tan buenos deseos y con tan bellas letras, muchas gracias por compartirlo con nosotros, eres un amor.

    Besos.

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    1. La verdad era que no tenía pensado escribir nada. Pero mi inspiración ha dicho que no. De modo que me ha salido este pequeño relato. No es muy bueno, pero tenía ganas de compartirlo con vosotros.
      Un fuerte abrazo, Aglaia.

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