Tanto Jack como Kimberly eran estériles.
Una ironía de la vida.
Dos hermanos estériles.
Decidió que tenía que hablar con Anne acerca de Greg. Así podría poner sobre aviso a Olivia.
Pero era un asunto delicado. Jack lo sabía. No se veía así mismo preguntándole a Anne si se había acostado con Greg. Se preguntó si la cocinera le habría comentado algo a Olivia. Era algo probable. O no...La vida sexual de una mujer era un tema delicado.
Jack lo sabía.
Vio a Lily pasar cerca de él. Iba corriendo. Parecía que llevaba mucha prisa. Jack esbozó una ténue sonrisa. A Lily, probablemente, le había llegado la hora de enamorarse.
Antes o después, la joven encontraría el amor. Tenía derecho a hacer su vida. A ser feliz. Lo merecía después de todo lo que había sufrido a lo largo de su vida.
Pero el amor era una apuesta arriesgada. Lily podía correr muchos riesgos. Pensó en la señora Wallace. Ella y su marido se casaron por interés. Pero el amor llegó a sus vidas poco a poco. Fueron un matrimonio relativamente feliz. La señora Wallace tuvo dos hijas. Tuvieron que abrirle el vientre para sacarle a Abby cuando ésta nació. Milagrosamente, la mujer sobrevivió.
Abby seguía siendo una joven terca. Los hombres no querían como esposa a una mujer como ella. Y tampoco querían casarse con una mujer enferma. Como lo estaba Tracy.
Es una pena que ni ella ni Tracy se casen ni tengan hijos, pensó Jack.
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